El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 7,4% en julio, la mayor alza desde el 10,4% registrado en abril de 2002, en medio de una severa crisis financiera que afectó el poder de compra de la población.
"Es el mayor registro mensual desde la salida de la convertibilidad (en 2002). El dato fue especialmente malo, considerando que no hubo ningún salto cambiario que alimentara la suba", comentó Isaías Marini, economista de Econviews.
"La aceleración respondió principalmente a la imposición de mayores restricciones para las importaciones, que obligaron a productores y comerciantes a fijar sus precios en función de la cotización de los dólares alternativos ante la imposibilidad de prever el costo de reposición de dichos bienes", añadió en declaraciones a Reuters.
El dato de julio es el más alto del año tras el 6,7% registrado en marzo. Un reciente sondeo del Banco Central de la República Argentina (BCRA) entre analistas reveló que se estima una inflación del 90,2% para este año.
"Lo más preocupante es que la variación mensual estuvo fuertemente influenciada por el componente núcleo, que mide la tendencia de fondo: fue 7,3%. Por ello, todos los rubros tuvieron importantes aumentos en el mes", afirmó la consultora C&T Asesores Económicos.
Las dudas sobre el futuro de la tercera economía de América Latina se acrecentaron el mes pasado tras la abrupta salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, que se reflejó en presiones cambiarias y tensiones políticas que golpearon a los mercados. La llegada de Sergio Massa a la cartera económica con el propósito de encauzar las cuentas del país trajo un poco de alivio a los mercados.