02 Agosto 2022
Juicio por el crimen del arquitecto. Foto MPF
El taekwondista Ángel Ismael Cativa, de 28 años, fue condenado hoy a 11 años de prisión por el crimen del arquitecto Julio Rubén Scida, en Yerba Buena, el 16 de octubre de 2021.
En sus alegatos finales, Carlos Sale, titular de la Unidad Fiscal de Homicidios II, señaló: “Quedó demostrado que los hechos ocurrieron tal como los describió la Fiscalía. La acusación será por el delito de homicidio con dolo eventual y la pretensión punitiva de 12 años de prisión”.
Luego de las palabras finales de la esposa de la víctima y el acusado, el tribunal pasó a deliberar y al mediodía dio a conocer la condena que finalmente es de 11 años de prisón.
El fiscal señaló que el acusado, campeón de artes marciales, pudo representarse que podía matar a la víctima, y de todos modos le arrojó a traición un golpe que fue contundente. El investigador destacó que una patada es un medio idóneo para causar la muerte si es aplicada por un especialista en artes marciales, como en este caso.
El homicidio ocurrió en la noche del 16 de octubre de 2021, cerca de las 23:30, en inmediaciones de calle Las Rosas y avenida Presidente Perón, en Yerba Buena.
Todo comenzó cuando Patricio Scida (hijo de la víctima) se encontraba cruzando la avenida Perón, y Caliva, circulando a gran velocidad en una motocicleta, cruzó con el semáforo en rojo.
El joven le reprochó al motociclista esa actitud. Entonces, Cativa detuvo la marcha del rodado y regresó, iniciándose una discusión con Scida, a quien sorpresivamente comenzó a golpear en reiteradas oportunidades. Esta situación fue observada por Scida padre, quien aguardaba a su hijo en una camioneta.
El arquitecto descendió del vehículo con la intención de interceder. Cuando se retiraba con su hijo, Cativa (profesional en artes marciales), aprovechando sus conocimientos y la diferencia de edad con Scida (que además se encontraba desprevenido e indefenso), lo atacó.
El agresor, ex campeón nacional de artes marciales (2007, 2008 y 2009) y Panamericano en 2007, representándose la posibilidad de causarle la muerte, le pegó una patada en la cabeza, haciendo que cayera pesadamente, en estado de inconsciencia, provocándole un traumatismo craneano grave, que le causó la muerte.
Durante el juicio, que comenzó el viernes pasado, declararon testigos presenciales que observaron el momento del ataque (entre ellos una automovilista y un guardia de seguridad), los empleados policiales que realizaron las primeras actuaciones en el lugar del hecho y el médico que practicó la autopsia al cuerpo de la víctima, entre otros.
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