Manzur: entre las relaciones con el superministro y con “su” gobernador

Manzur: entre las relaciones con el superministro y con “su” gobernador

Manzur: entre las relaciones con el superministro y con “su” gobernador

La crisis del Gobierno nacional no sólo derivó en una forzada  reestructuración del Ejecutivo sino también en la redistribución del poder. La irrupción de Sergio Massa como superministro mantiene en vilo a todos los actores políticos del oficialismo y de la oposición. La debacle vive un breve parate, por las expectativas. El escenario político volvió a moverse de manera sustancial y cambiará nuevamente. Todas las vertientes coinciden, en términos muy generales, en algunos puntos: Alberto Fernández quedó totalmente apartado del poder y se desdibujan sus pretensiones de ir por la reelección como pretendía; Cristina Fernández fue la impulsora de los cambios; Massa tratará de aprovechar esta “bala de plata” para ir por la Presidencia en 2023 y Manzur, con el apoyo fundamental de los gobernadores de la región y de la vicepresidenta, logró la permanencia en la Jefatura de Gabinete, aunque deberá compartir más que el rol de “prenda de unidad” con el tigrense.

En el camino quedaron los análisis y los planes relacionados con distintos actores que habían tomado protagonismo. El caso políticamente más resonante es el de Daniel Scioli, que dejó la Embajada en Brasil por el Ministerio de Producción por sólo cuarenta días. Cuentan que habría estado en conversaciones incipientes con Manzur para comenzar a recorrer el país con la mirada puesta en 2023. Fuentes del sciolismo dan cuenta de que el ex gobernador considera que sufrió un destrato y que su enojo fue indisimulable. Por eso, explican, rechazó otros ministerios que le habría ofrecido el Presidente para saldar el papelón, como Agricultura y Relaciones Exteriores, y decidió volver a Brasilia. En su entorno sostienen que la noche anterior a que se anuncie la incorporación de Massa, Alberto le habría manifestado que no habría más cambios en la gestión porque no quería hacerlos y que, sobre todo, no desplazaría a Silvina Batakis, quien fuera ministra de Scioli cuando gobernó Buenos Aires.

Las sensaciones en el oficialismo son de preocupación y zozobra. Tucumanos que cumplen funciones en distintas oficinas federales comentan que no saben muy bien cómo continuará todo y que hay una especie de pausa en la gestión. No hay dimensión aún de los alcances de las fusiones de áreas y tampoco hay certeza de si habrá o no más modificaciones que las anunciadas. Hay sectores que son más optimistas que otros: algunos funcionarios consideran que la gestión sólo ganará un poco de aire, pero que las complicaciones seguirán; otros sí esperan que la reacción favorable del mercado sea síntoma de que la economía comenzará a remontar.  

En las últimas semanas hubo muchas complicaciones en las provincias. El ajuste en el Estado anunciado por Batakis había puesto en alerta a los gobernadores. El botón de muestra es la obra pública: referentes del sector consignaron que está parada en el país momentáneamente y que administrativamente está todo en un impass. Sucede que los trabajos que no tienen fondos fiduciarios especiales y dependen del Presupuesto entraron en una especie de embudo y Economía, ergo Massa, deberá analizar políticamente cuáles se priorizarán. El asunto de la caja única generó molestia y se espera que afecte a los proyectos nuevos o aquellos que no cuentan con financiamiento. A todo esto se suma que el ministerio de Obras Públicas se fusionaría con el de Transporte. En Tucumán no estaría este inconveniente, en principio, por las gestiones del gobernador y del Jefe de Gabinete.  

La relación Massa-Manzur

Hay varias versiones en el oficialismo local respecto de cómo está el vínculo entre el tigrense y el tucumano. Algunos manzuristas con llegada al despacho de la Rosada mencionan que al gobernador en uso de licencia no le habría gustado nada que Massa sonara como jefe de Gabinete semanas atrás. Advierten que el coordinador de los ministros es muy difícil de descifrar, pero que en este asunto sí habría expresado sutilmente su malestar. Inclusive, hay quienes recuerdan que en los festejos del 9 de Julio, Manzur no estaba del todo contento con el protagonismo que tuvo el presidente de la Cámara Baja y que, inclusive, no tenía del todo confirmada su participación en las celebraciones hasta último momento. Al margen, creen que el bonaerense habría “operado” y que quería una Jefatura “ampliada” para manejar la llamada “lapicera” y los recursos del Presupuesto. En esa línea mencionan que Manzur y Massa tendrían un perfil similar: buenos contactos internacionales y con empresarios y sindicatos y ambiciones presidenciales. Avizoran el inicio de una puja silenciosa por el poder entre ambos y prometen que será muy dura. Caracterizan a ambos como las figuras con mayor peso político en la gestión después de los Fernández.

Los cercanos a Manzur destacan que sigue manteniendo una excelente relación con Alberto y que hablan a primera hora todas las mañanas. Además, Jaldo estuvo en cuanta reunión de respaldo se organizó.  

Otro grupo, más cercano al massismo, asegura que Massa jamás pretendió el puesto de Manzur. En este sector se ubica Gerónimo Vargas Aignasse, referente local del espacio y delegado regional del Enhosa, quien públicamente expresó que la fórmula Massa-Manzur o Manzur Massa sería una alternativa más que viable para los comicios del año que viene. A propósito del dirigente, hay quienes tanto en el jaldismo como en el manzurismo ya consideran que, dependiendo cómo sea el desempeño de Massa, podría reposicionarse para las provinciales.

Todos los sectores, con matices, interpretan que el enroque entre Jorge Neme y Juan Olmos es una “bandera blanca” entre Manzur y Massa. Advierten que todo está por verse.  

Dos asados en Tucumán

En estas tierras se sigue con especial atención la suerte de Manzur. La ratificación en el cargo fue una bocana de aire para la mayor parte del oficialismo. “Lo importante es que siga, como sea. Ahora veremos en qué términos es esa continuidad desde ahora”, advirtió un dirigente del riñón del Jefe de ministros.

El destino del gobernador Osvaldo Jaldo está atado al de Manzur. Como ya mencionamos en esta columna, aspiran a estar el mayor tiempo posible en sus puestos. Cuanto más tiempo permanezca el médico en Buenos Aires, más estará el contador en la Casa de Gobierno local y esto los posicionaría mejor para las ambiciones de ambos para el año que viene. Manzur podría aspirar a integrar una fórmula nacional y Jaldo, a ser el postulante para la sucesión, probablemente en dupla con el mismo Manzur como candidato a vice. Al respecto, hay una inquietud que ronda la Casa de Gobierno ¿Qué pasaría si las elecciones nacionales se adelantan? Cabe recordar que el justicialismo ya hizo el planteo judicial para que los comicios locales sean en junio, como en 2019. La idea que habría tenido el manzurismo sería resolver la cuestión tucumana y poder, eventualmente, ofrendar un triunfo a la Nación.      

En las primeras horas de Massa empoderado, Manzur estuvo en Tucumán y en compañía del ministro del Interior, Eduardo de Pedro. Recorrieron con Jaldo la Expo Interior en el Hipódromo y estuvieron en un acto en Burruyacu ¿Por qué vino con “Wado”? “Es un mensaje, de que se apoyan entre los dos y de que, a su vez, tienen el apoyo de Cristina. Se distanciaron del lío en Buenos Aires”, interpretó un manzurista.

En la primera locación, testigos que estuvieron en un asado frugal que se hizo en una carpa montada tras el escenario, consignaron que notaron que Manzur estaba disfónico, con un hilo de voz, pero muy tranquilo. Mientras, señalaron que Jaldo se veía aliviado. Intendentes y concejales de la Capital que concurrieron consignaron que la idea de Manzur-Jaldo es apoyar su estructura política para 2023 en las intendencias y comunas y que se notó en este evento.

En la comida, Jaldo destacó el trabajo del ministro del Interior, Miguel Acevedo, y Wado, el trabajo de Manzur y de Jorge Neme como articuladores entre la Nación y las provincias. Consideró que mientras en la Capital se estaban discutiendo temas macro, en el Noa lo que hace la dirigencia es sostener la unidad desde el peronismo, con el Norte de bastión. Manzur, contaron, habló poco.

Muchos de los presentes se enteraron en el Hipódromo de la novedad “Massa”. En el lugar también estaba el hasta entonces vicejefe de Gabinete. Había otras conversaciones simultáneas bajo el gazebo. Muchos creían que lo de Massa era sólo una operación del tigrense hasta que otros les mostraban en sus celulares las noticias de la confirmación. Hubo comisionados que mostraron molestia por el dinero que se le dio a la Capital por el 9 de Julio y otros que esbozaron preocupación por las internas comarcanas.

Al día siguiente, en Burruyacu, los Leal fueron anfitriones de otro asado, esta vez de uno muy abundante. Algunos de los presentes resaltaron, entre risas, que no habría entre los invitados más jaldistas que Jaldo. Subrayaron una frase que habría dicho Manzur y que habría quedando resonando. “Jaldo es mi gobernador, por lo tanto es el de ustedes y hay que ayudarlo”, afirman que dijo y que convocó nuevamente a la unidad. Aunque fue en presente y no en futuro, el mensaje fue recibido. Parte del manzurismo comienza a digerir que es altamente probable que Jaldo sea el candidato. “Es un mal necesario, pero es lo que hay que hacer”, reconocen.

En el jaldismo dan por sentado que están encaminados hacia el 2023 con buenos vientos y que la impronta que Jaldo imprimió al Ejecutivo en estos meses será fundamental en las urnas. Sostienen que la relación Jaldo-Manzur es inmejorable y que harán lo que sea necesario para mantenerla así.  

Hay otros manzuristas que, sin embargo, sostienen que no hay chances de que sea el elegido y que su líder buscará otras posibilidades dentro de su dirigencia más cercana.  

La estrategia de “salvataje” en la Nación y de correr a Alberto del poder se siguió minuto a minuto desde la provincia. Esta semana, considera la dirigencia, será clave para lo que viene tanto en la Rosada como en la Casa de Gobierno local.  

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