La gira de Soledad Silveyra y Verónica Llinás llega a Tucumán

La gira de Soledad Silveyra y Verónica Llinás llega a Tucumán

“Quien no está un poco loco está un poco muerto”, dijeron.

La gira de Soledad Silveyra y Verónica Llinás llega a Tucumán
29 Julio 2022

Su personaje afirma, ya al comienzo de la obra: “la familia es un mal innecesario”. “Con ese inicio, imaginate cómo sigue”, le contesta a LA GACETA Verónica Llinás, en un descanso de la gira que la lleva junto a Soledad Silveyra por todo el país, para presentar la premiada “Locas de remate”, y que hoy hace parada a las 20 en el teatro tucumano Mercedes Sosa (San Martín 479).

- ¿Desde dónde elaboraron el reencuentro forzado de estas dos hermanas tras 20 años alejadas?

- Dramatúrgicamente, desde la necesidad. Una de ellas se quedó sin casa y la otra sin mucama y no sabe (ni quiere) hacerse ni un huevo duro. El lente por el que se mira la historia es el humor, que todo lo extrema, agiganta la ridiculez de cierta situaciones. Ambas, cada una a su manera, se ríe de la otra y el público, se ríe de las dos.

- ¿Esta comedia retrata historias familiares más comunes de las que uno cree?

- Creo que parte del éxito de la obra es, justamente, que estas escenas que parecen tan exageradas son más comunes de lo que se cree. En mi familia (y en otras que conozco) hemos vivido escenas de una ridiculez digna de esta obra, objetos que vuelan , chistes de humor muy negro con temas delicados… Es que los amores familiares, por ausencia o presencia, son fundamentales en todas las personas y eso genera pasiones que a veces toman un camino un poco retorcido.

- ¿De qué permite hablar el humor?

- De todo, lo torna más digerible porque establece una distancia emocional del hecho, lo ve más como un mecanismo absurdo y eso alivia la intensidad de los sentimientos. En esta obra se habla de muchas cosas: de qué se hace con las diferencias, de los prejuicios, del amor, del dolor, de la muerte, de la competencia, del hecho casi impiadoso de no haber podido elegir a la familia y de terminar eligiéndola a pesar de todo.

- ¿Cómo trabajaron con el director Manuel González Gil, por dónde las llevó?

- Más bien se dejó llevar por nosotras. Manuel tiene una virtud muy importante que es que va para donde va el actor y en todo momento se preocupó por hacernos sentir cómodas. Pobre santo.

- Comenzaste en el under con Gambas al Ajillo, que desafiaron una forma de hacer las cosas. ¿Sentís que marcaste un camino, así como Soledad con su suyo?

- No sé si habremos abierto caminos, sin duda nos lo abrimos nosotras a nosotras mismas. En mi caso, decidí no hacer el camino ya abierto, el lógico, el que había que seguir para ser famoso y salir en televisión. Cuando con las Gambas al Ajillo decidimos hacer humor afeándonos en el escenario, riéndonos hasta de nuestra propia femineidad, no lo hacía nadie. Nuestros sketches serían políticamente incorrectos incluso ahora. Nos reíamos hasta del feminismo, lo que no quita que no esté profundamente de acuerdo con los avances en los derechos que conquistamos las mujeres.

- ¿El público lo es todo para el artista, qué implica haber vuelto a la presencialidad?

- Es la alegría de volver a vivir. Por eso el accidente en Mendoza nos golpeó tanto. Uno tiende a naturalizar las cosas que pasan. Que haya un montón de gente esperándonos para expresarnos su cariño y su gratitud termina siendo algo normal, en lo cual uno no piensa mucho, hace las fotitos y se va corriendo a comer. Lo que pasó me dio una perspectiva que no había visto antes: esa gente son los nuestros. Se generó, tanto en Solita como en mí, una sensación de responsabilidad para con ellos, un lazo de afecto impensado, los sentíamos como familiares. Por eso fue tan doloroso.

- Se apropian del despectivo “locas”, que tanto se usó contra las mujeres...

- Eso significa que ese apelativo ya no nos pesa, ya no nos importa. Y, por otro lado, quien no está un poco loco, está un poco muerto.

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