No hay certezas ni confirmaciones de cambios en el gabinete; sólo rumores. Sin embargo, basta que únicamente aparezcan meros rumores para provocar algunas sonrisas; especialmente en los dos referentes del peronismo tucumano: Juan Manzur y Osvaldo Jaldo. Claro, algunos se lamentarán, pero veamos sólo a los hombres que ríen. Si es como se dice, el jefe de Gabinete seguirá manteniendo su sonrisa dibujada en el rostro, porque no lo alcanzaría el nuevo recambio en crisis. Firme en el poder. Últimamente venía mostrándose serio en sus apariciones públicas, tal vez preocupado por la realidad y la interna del poder central, aunque ayer debe haber mutado el gesto. Y todavía más que él debe haber festejado íntimamente el sentido de las versiones el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo. Porque si Sergio Massa no desplaza a Manzur del Gobierno nacional, el mandatario tucumano en uso de licencia no debería abandonar la Casa Rosada. Entonces, la crisis -en cuanto a sus consecuencias políticas por la interna del Frente de Todos- no afectaría la permanencia interina del tranqueño al frente del PE. Justamente, el día de los rumores encontró a Manzur y a Jaldo, juntos, en Buenos Aires. Ambos deben haber compartido -por sus propios intereses en juego-, sonrisas cómplices detrás de los rumores que ganaron espacio en los medios y en las redes. Capaz que hasta algún brindis se puede haber escapado entre algunos jaldistas bajo las luces de la Capital Federal. Sin embargo, los festejos pueden hacerse en las sombras y detrás de bambalinas, porque sólo hay rumores; versiones que trastocan en incertidumbre porque no se escuchó la palabra de Cristina Fernández al respecto. Ella siempre tiene la última. Su silencio es potente, tanto como para que lo que ayer por la tarde parecía una sentencia (Massa al Gabinete y continuidad de Manzur), a causa de su silencio, se convirtiera simplemente en un rumor. Dejará de serlo cuando ella dé finalmente el sí. O el no.