Que el equipo dejó de “gustar” con su juego, que ya no tiene la misma eficiencia que había mostrado durante las primeras fechas del torneo o que de un tiempo a esta parte siempre le falta cinco para el peso, es tan cierto como que los planetas parecen haberse alineado en contra de San Martín.
El “bajón” del equipo que dirige Pablo De Muner se inició luego de la cátedra de fútbol que había brindado en Caballito; allá por la fecha 11. Aquel sábado al mediodía, vapuleó a domicilio a Ferro mostrando la mejor imagen futbolística de todo el campeonato.
Luego llegó el 0-4 contra Mitre, la eliminación de Copa Argentina a manos de Quilmes y la racha de cinco victorias y siete empates que cerraron el segundo tercio del torneo.
Pero durante ese lapso, en el que el equipo obtuvo el 61% de los puntos en juego (durante las primeras 12 fechas había conseguido el 66%), las lesiones se transformaron en la famosa piedra en el zapato.
De los últimos 12 partidos, De Muner sólo pudo repetir el equipo en una sola ocasión: entre las fechas 16 y 18 (en la 17 San Martín quedó libre), contra Tristán Suárez y Defensores de Belgrano.
Hernán Pellerano, Tino Costa, Nicolás Sansotre, Hernán Lopes y Valentín Larralde sufrieron lesiones musculares; Juan Orellana y Darío Sand se rompieron los ligamentos cruzados; llegaron las expulsiones de Diego Sosa y de Rodrigo Herrera y la baja de Tomás Escalante, quien decidió marcharse de Tucumán. Así, el entrenador tuvo que apelar a modificar nombres y esquemas intentando que el estructura no sólo no se resintiera; sino también que el equipo recuperara ese apetito voraz que había mostrado durante la primera parte del torneo.
“El plantel sufrió algunas lesiones duras como las de ‘Pety’ (Gonzalo Gutiérrez), Juan y Darío. Ese tipo de situaciones nos afecta a todos; acá hay un grupo muy unido y este tipo de cosas te terminan tocando”, explicó Pellerano.
El juego contra Atlanta no sólo significó un paso atrás en lo futbolístico para San Martín. El empate dejó un sabor amargo en La Ciudadela que, con el triunfo de Instituto, se transformó en algo difícil de digerir porque la combinación de resultados le hizo perder más terreno al “Santo” en la tabla de posiciones. Pero no fue lo único malo.
El viernes, Lucas Diarte tuvo que dejar el campo a raíz de una molestia y ayer se confirmó que padece un desgarro en su isquiotibial derecho. Por eso, el lateral será baja, casi con seguridad, para los próximos tres partidos.
“Acá, todos los integrantes de este plantel están capacitados para jugar y rendir. Una muestra de ello es que en lo que va del campeonato, ya jugó más del 80% del grupo. Los que entran lo hacen muy bien y eso habla muy bien”, graficó “Pelle”.
Que De Muner no haya podido repetir una formación no es un dato menor. Eso también puede ser una respuesta de por qué el equipo bajó su producción. Sin embargo, en Bolívar y Pellegrini piensan pelear hasta las últimas consecuencias. “Todo esto nos tiene que hacer más fuertes”, dijeron desde el seno del plantel. Que así sea, imploran los hinchas.
Práctica y viaje
Hoy por la tarde, en el complejo, el plantel realizará el último entrenamiento en nuestra provincia. Luego de la cena, los futbolistas se subirán al ómnibus que los llevarán hasta San Juan.
Pedirán por un cupo
La CD “santa” presentará los papeles ante la AFA para obtener el cupo de refuerzo por la lesión de Darío Sand. Sin embargo, por ahora, en La Ciudadela no suena ningún nombre para ese puesto.