20 Julio 2022
A partir del 1 de septiembre, el Estado que gobierna a los católicos del mundo renovará su política de inversiones para alinearlas con la Doctrina Social de la Iglesia, eliminará las que tengan “carácter especulativo” y rechazará propuestas que sean contrarias a “la dignidad del ser humano o el bien común”.
El Vaticano, a instancias del impulso que dio el Papa Francisco, publicó ayer directrices que garanticen una política global de inversiones éticas, ecológicas, de bajo riesgo y que eviten las industrias armamentísticas o sectores sanitarios relacionados con el aborto, la anticoncepción o las células madre embrionarias.
Las prácticas de inversiones sin control derivaron recientemente en que el Vaticano, que es un Estado independiente, gobernado por el pontífice, cabeza de la Iglesia católica, fuera protagonista de un escándalo por fraude, malversación, abuso de poder, blanqueo, corrupción y extorsión con decenas de personas juzgadas, entre ellas un cardenal.
Las directrices ordenan a los departamentos del Vaticano que cierren sus cuentas de inversión o participaciones en bancos extranjeros, incluso en Italia, y las transfieran al Banco del Vaticano, que será supervisado por un departamento llamado Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA). Las inversiones se estiman en cerca de 2.050 millones de dólares.
El comunicado de política de inversiones (IPS), implica una revisión radical, tras años de escándalos financieros, y despoja a todos los departamentos de la sede cabeza de la Iglesia católica de la capacidad de invertir sus fondos de forma independiente.
Esta práctica permitió a la Secretaría de Estado del Vaticano invertir directamente en un edificio de Londres que está en el centro de un juicio por corrupción, una operación que supuso una pérdida de 140 millones de euros.
“El objetivo fundamental es disciplinar las inversiones y centralizarlas”, dijo un responsable de alto rango del Vaticano, hablando bajo condición de anonimato. “Es más organizado, más controlado, más transparente, definitivamente un paso adelante”, insistió.
La Secretaría de Estado, el departamento más importante del Vaticano, que es la que supervisa la diplomacia de la Iglesia católica y todos los demás departamentos, fue despojada del control de sus fondos en 2020.
“La decisión de invertir en un lugar y no en otro, en un sector productivo y no en otro, es siempre una elección moral y cultural”, dice uno de los principios del IPS, de 20 páginas.
El IPS da prioridad a las inversiones que “contribuyen a un mundo más justo y sostenible”, incluyendo activos cuyos emisores son respetuosos con el medio ambiente, favoreciendo las energías limpias y renovables, la biodiversidad y la recuperación de residuos.
Prohíbe las inversiones en fondos asociados, incluso indirectamente, a la pornografía, el juego, las industrias armamentísticas y de defensa, los centros sanitarios proabortistas y los laboratorios o empresas farmacéuticas que fabrican productos anticonceptivos o trabajan con células madre embrionarias.
El IPS desaprueba las inversiones especulativas en materias primas, petróleo, minería, energía nuclear y bebidas alcohólicas. (Reuters)
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