Julio Cobos, a 14 años del voto no positivo: “el kirchnerismo no aprendió nada”
En el imaginario social se mantienen las imágenes de aquella noche clave, en la que el Vicepresidente de la Nación cerró con su decisión un foco de conflicto con el campo. Hoy el mendocino es diputado nacional y, al analizar aquellos momentos, no deja de compararlos con la actualidad.
A las 4.25 de la madrugada del 17 de julio de 2008, el Senado argentino concluía la votación del Proyecto de Ley de Retenciones y Creación del Fondo de Redistribución Social, anunciado un mes antes por Cristina Fernández de Kirchner, entonces Presidenta de la Nación. Por medio de una cadena nacional, ella había informado que enviaría al Congreso el proyecto con el fin de ratificar la Resolución 125/08, dictada por el ministro de Economía Martín Lousteau, formado con la recaudación impositiva que excediera el 35 % de las retenciones a la soja y sus derivados.
La votación a esa hora de la madrugada había dado un empate: 36 votos a favor y 36 en contra. Así, Julio Cleto Cobos, Vicepresidente de la Nación y Presidente del Senado, tuvo que desempatar. Miguel Ángel Pichetto, por entonces senador por el justicialismo, fue quien habló antes de él y le dijo: “este debate está agotado. Que se rompa pero que no se demore, señor Vicepresidente. Esperamos su voto”. Cobos tomó la palabra y pronunció una frase inolvidable: “que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo, es en contra”.
En consecuencia, el proyecto enviado por el Gobierno nacional quedó rechazado, al tiempo que se generaba una fisura entre la Presidenta y el Vicepresidente, extendida al conjunto de la sociedad argentina. “Yo no quería desempatar. Yo quería arreglar el problema”, recordaría el ex Vicepresidente en un programa de América TV cuando se cumplieron 10 años del episodio.
Entre marzo y julio de ese año, lo que parecía un problema sectorial, porque afectaba únicamente al campo, comenzó a ser social. Se realizaron numerosas manifestaciones, cortes de rutas y hubo varios hitos anteriores a la votación en el Senado que marcaron la dimensión y escalada que iba tomando el tema. Si bien Néstor Kirchner había subido las retenciones en su último mandato, Cristina planteaba otra cosa. Primero fue la propuesta de la resolución 125. Otro hito fue cuando ella denominó a las protestas del campo “los piquetes de la abundancia” y por último, cuando detuvieron al dirigente agropecuario entrerriano Alfredo de Ángeli, mientras realizaba un corte de ruta en Gualeguaychú en protesta por la resolución que querían implementar.
- ¿Cómo recuerda hoy, a 14 años, aquel momento cuando se votó la Resolución 125?
- Las retenciones para el campo y los impuestos a la exportación parecen ser una situación que se repite, por eso es inevitable volver a hablar del tema y de aquel día. Fue un momento difícil en mi vida política y en lo personal, porque creo que el conflicto se podría haber solucionado de otras maneras. Antes de lo había planteado así a la Presidenta. En lo personal recuerdo todas las expectativas puestas ahí, en mi decisión, que yo tenía muy clara porque veía lo que pasaba con la sociedad. Tuvo que suceder eso para solucionar el problema del campo, que creo que aprovechó bien la oportunidad porque la unión que obtuvieron luego de ese conflicto se mantuvo con el tiempo. No podemos decir lo mismo de quienes nos gobiernan y gobernaron después, me refiero al kirchnerismo, que no aprendió nada de esa situación. Se vuelve a generar un enfrentamiento contra el sector que más dólares genera, que más aporta a la inversión en el país y que son el motor de desarrollo. Argentina puede producir alimentos para 400 millones de personas en el mundo.
- ¿Qué emociones recuerda haber sentido en ese momento, durante su voto?
- Me sentí angustiado, nervioso, con una responsabilidad enorme sobre mis espaldas. Fue realmente una situación difícil porque tuve que negarme a lo que decía la Presidenta. Pero yo voté pensando: “mirá, voy a votar porque no me escuchaste, te di todas las alternativas y creo que a pesar de todo, esto es lo que más te conviene”. Eso pensaba porque así terminamos con un conflicto y de hecho fue así. Los economistas hoy dicen que el mejor momento económico de inversión, de clima para negocios, fue cuando se terminó el conflicto del campo. Hoy esto es un recuerdo de lo que no se debe hacer. Yo fui gobernador y he sabido hasta dónde uno puede llevar alguna medida cuando esta no cae bien. De hecho, muchos senadores que habían sido gobernadores presentaron opciones para el tema del campo. La Presidenta podrá tener sus convicciones, pero la gente también tiene las propias y ahí hay que evaluar.
- A nivel político, ¿cuáles fueron los costos de ese voto? ¿Pensó en renunciar?
- Al otro día renunció Alberto Fernández, quien se desempeñaba como jefe de Gabinete, y asumió Sergio Massa. Veníamos de la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez como Vicepresidente de Fernando de la Rúa que, de hecho, forzó un poco la caída de él, entonces no era opción renunciar porque veníamos de vivir esas experiencias.
- Antes de ese voto, ¿sentía que eran un equipo con Cristina Fernández de Kirchner?
- La verdad es que los primeros meses de gobierno tuvimos una buena relación. Con el conflicto con el campo yo intenté convencerla de varias formas posibles: mandándole notas por escrito, sugiriéndole otras alternativas, hasta que solicité que el tema se tratase en el Congreso. Ahí fue cuando hice público ese pedido y ella, días después, envió el proyecto. Pero, bueno, un equipo es así también. Cuando yo era gobernador, todos los lunes teníamos reunión de ministros y planteaba una idea fuerte y esperaba que me dijeran cuáles eran los lados flacos de lo que yo proponía. Pero claro, hay que animarse a decir las cosas, porque algunos prefieren estar callados y no pagar el costo de enfrentarse con el otro, aunque uno sepa que ese enfrentamiento puede conducir a una solución del problema.
- ¿Su voto es hoy histórico o anecdótico?
- Yo llevo grabado ese momento y ha quedado muy fuertemente marcado en la historia. Recuerdo todo, todo, todo. Esto pasó hace 14 años y seguimos hablando de esto y el conflicto se reedita porque puso en vilo a la sociedad. Yo dije que la historia me juzgaría y a la larga se va a desempolvando todo y se va viendo con mayor altura el escenario.
- ¿Cómo siguió su relación con la Presidenta?
- A la semana le pedí una reunión para aclarar la situación y la aclaramos. Bueno, yo le di mi punto de vista ella y entendió que la relación iba a ser institucional y ahí me dediqué a presidir el Senado. Decidí permanecer en el cargo porque entendía que tenía que cumplir con la función que me había dado la ciudadanía, ejerciendo mi responsabilidad.
- ¿La situación del campo de aquel momento es similar a la actual?
- Creo que hoy es más complicada, pero no por el nivel del conflictivo sino por los incrementos de costo de producción, la inflación, los problemas con el gasoil y el hecho de no contar con un único tipo de dólar. Es como si no hubiéramos aprendido nada.
- Su carrera política siguió luego en el Congreso como diputado hasta el día de hoy. ¿Vivió otros momentos de tensión con alguna otra ley, similar a la resolución 125?
- No, igual a eso, nada. Sí hubo alguna tensión, por ejemplo, con la Ley de Movilidad para jubilados en la gestión de Mauricio Macri.
- ¿Cuál es su opinión sobre el país hoy? Hace poco se expresó en Twitter sobre la inflación…
- En economía hay que aplicar una solo operación matemática: sumar y restar. Las ecuaciones difíciles que sean de los ingenieros. En 2005 la inflación fue de un dígito: 7%. No hubo milagros, ni precios cuidados; pero sí 3 puntos de superávit fiscal, un único tipo de dólar, balanza comercial positiva, reservas de libre disponibilidad y desarrollo regional. Ubicamos las cosas como era antes: sumamos y restamos y nos tiene que dar positivo y se acaba el tema.
- Da la sensación de que la historia política y económica en Argentina se repite, es circular…
- Sí, y volvemos a repetir y con las mismas herramientas. Hay que ver lo que funcionó, no funcionó y creemos que va a funcionar ahora. La situación es más complicada ahora porque tenemos realidades más globalizadas y debemos mirar al mundo porque estamos más conectados. Hay que ver qué se hizo en otros países que no son súper desarrollados pero son vecinos nuestros y que aún en pandemia han mantenido la inflación de un dígito.
- ¿Cuál es su opinión sobre la relación de Cristina con Alberto Fernández?
- No es buena, está quebrada esa relación y afecta a la gobernabilidad. Esa crisis política incrementa la crisis económica porque disputan un liderazgo fuerte que le dio origen a la presidencia al Alberto Fernández. Creo que él no ha sabido conducir y esto está afectando la gestión.
- ¿Es similar a lo que sucedió con usted y Cristina, después de su voto?
- No, no, no tiene nada que ver. Lo mío fue un tema puntual y después quedó trunca la relación, pero resolvió un conflicto, no agravó todo. Ahora el Presidente tuvo dos años para negociar con el Fondo Monetario Internacional y tuvo que recurrir a la oposición para que le diera la ley.
- ¿Cómo está la relación de la UCR con Juntos por el Cambio, de cara a 2023?
- La relación es muy buena porque hay una mesa de conducción y cada uno está potenciando sus candidatos para confluir en un único programa de gobierno que se dirimirá en las Primarias. En el radicalismo están Gerardo Morales y Facundo Manes, a quienes veo muy bien hoy. Lo que creo es que no hay que cometer errores del pasado y llegar con un acuerdo no sólo electoral, sino con un programa único para hacer una verdadera coalición de gobierno y no una coalición parlamentaria o electoral. Ojalá me equivoque, pero la situación va a ser muy difícil en 2023.