Debe ser una de las sensaciones más lindas que hay para los que vivimos en lugares en los que no es habitual que suceda. Abrir la ventana y ver que un manto blanco cubre todo lo que hay afuera es impresionante, casi una bendición. Eso, de entrada, augura que será un buen día. Y ayer fue uno muy bueno para los turistas y para los oriundos de Tafí del Valle. Nevó. Y nevó bastante. Aunque el pronóstico lo había anunciado, los tafinistas -conocedores del tiempo- estaban descreían de la posibilidad. Y por eso hubo mucha sorpresa.
La “procesión” empezó en horas de la madrugada, cuando se anunció que las primeras nevadas habían caído en la zona de la Ovejería, Las Carreras y el Infiernillo. Sin importar la hora, cientos de personas empezaron a dirigirse hacia esos lugares para fotografiarse junto a los primeros copos de nieve. Y ese fue sólo el comienzo.
Con los primeros rayos de luz, todos empezaron a salir. Pese al frío (el termostato marcó -3 grados a primera hora de la mañana) desde temprano hubo un gran desfile de vehículos hacia diferentes puntos de los valles. De hecho, era muy fácil distinguir quién ya había ido hasta la nieve: todos los que volvían tenían en alguna parte de la carrocería un muñeco blanco.
Locura por la nieve
Gracias a la novedad, hubo un movimiento más grande que el del viernes. Ya había mucha gente, pero ayer, explotó; los vehículos estaban por todas partes, cada dos segundos arribaban nuevos colectivos y todos los restaurantes estaban llenos. Y eso sólo en la ciudad. Por el resto del valle ya circulaban miles de personas jugando en la nieve de las maneras más originales; al tradicional armado del muñeco y a la guerra de bolitas se le sumaron algunas pecualiares ideas: la más interesante -y repetida- fue la de usar la alfombra del auto como trineo.
Mientras estos primeros ya disfrutaban, cientos de autos empezaron a subir el cerro. Y hasta hubo algunos embotellamientos, por ejemplo en el kilómetro 62 de la ruta 307, que fue intervenida por Defensa Civil por la formación de hielo en la calzada. Estos últimos autos, los que fueron llegando cerca del mediodía, se perdieron las gruesas de capas de nieve, pero se quedaron para disfrutar hasta el último copo del día.
Pasadas las 13, cuando se liberó el acceso en ese punto, la ruta se convirtió en un gran paseo. Autos, uno detrás del otro, sobre todo en la zona de El Cristo, decoraban el paisaje. Sin parar, la gente llegaba y se iba; mientras algunos pequeños intentaban llevarse en los bolsillos un poco de nieve “de recuerdo”, familias enteras llegaban en caravana: de Tucumán, de Salta, de Santiago del Estero, de Catamarca... Es que, luego de haberse enterado, muchos cargaron sus autos y se fueron para Tafí.
La gran postal fue la montaña donde se ubica El Cristo. Ese fue el elegido punto de encuentro de los visitantes durante el mediodía y hasta la tarde, cuando se evaporó lo último que quedaba de la nevada nocturna.
Muchos recién llegados
“Nosotros veníamos siguiendo el pronóstico, porque aparecía que iba a nevar a la madrugada. Por suerte vinimos, porque esto está hermoso”, dijo Leo Williams, que había llegado, traído por la ilusión, en la noche del viernes. “A la mañana había muchísima más nieve; pero ahora está hermoso. El paisaje se ve diferente”, destacó su acompañante, Florencia Córdoba, mientras se dirigen nuevamente a su vehículo, luego de un rato de selfies.
Muchos de los visitantes que allí se reunieron eran de otras provincias. “Nos enteramos anoche, vimos las fotos, y decidimos venir. Dijimos ‘vamos, por los nietos, así pueden ver la nieve’”, relató Yone Laporta, que salió ayer a la mañana desde Rosario de la Frontera. Mientras los niños se tiraban municiones de hielo, ella se dedicó a apreciar el paisaje, que sólo pudo definir como majestuoso. “Es sorprendente. Las vistas son muy bonitas, y no sólo por la nieve, que es un espectáculo. Hemos pasado por pueblos muy lindos”, resaltó.
Desde lejos, los visitantes parecían pequeñas hormiguitas en la montaña, pero al acercarte había un mundo de emoción y diversión. Y los niños fueron los que mejor la pasaron. Jazmín (tres años) llegó de Tartagal con sus papás y su tío. “Nos vinimos sólo por la nieve. Vimos que se esperaba la nevada, y decidimos llegarnos. Es la primera vez que ella (Jazmín) ve la nieve”, relató sonriente su papá Luis Terán, mientras observaba a su hija colocarle la nariz (de zanahoria) a su recién creado muñeco de nieve. “Ella siempre veía nieve en la tele, y hoy le cumplimos el gustito, de que pueda armar su primer muñequito de nieve”, agrega su mamá Marcela Belagno.
Parejas, grupos de amigos, familias enteras... ¡hasta mascotas hubo en la nieve! Un acontecimiento así, merecía ser celebrado con los seres queridos. Miguel Vargas y Julieta Ledesma se admiraban por la nieve, pero no podían dejar de mirar a su perro-hijo, que causó sensación entre los presentes. “Charly, vení para acá”, se los escuchó decir en más de una ocasión, mientras su schnauzer correteaba sin problema en el hielo. “Ibamos a venir mas temprano, pero tuvimos un inconveniente. Queríamos ver la nieve temprano -dijo Julieta-; y aprovechamos para traer a Charly, que tiene cuatro años, y lo llevamos adónde sea. Es nuestro bebé”. “A él le ha encantado la nieve”, destacó Miguel.
A Charly le encantó la nieve, pero también a los miles de personas que eligieron los paisajes nevados de Tafí como su casa ayer. Y eso se sintió en el aire todo el día: el que ya vive ahí, el que llegó sólo por la nieve, el que ya estaba de vacaciones... todos disfrutaron y todos vivieron una jornada única, teñida de blanco.