El mundo atraviesa un escenario preocupante, después de la crisis sanitaria por la covid-19 y de los efectos colaterales en la economía internacional por la guerra desatada en Ucrania tras la invasión de las tropas rusas.
Este fue el mensaje que expresó el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) este miércoles, al advertir que cientos de millones de personas están en riesgo de sufrir hambre a niveles críticos por el alza de la pobreza extrema, la desigualdad y la inseguridad alimentaria por las perturbaciones en los sectores alimentario y energético.
"Los conflictos armados, la inestabilidad política, el impacto climático y los efectos secundarios de la pandemia de la covid-19 han debilitado las capacidades de sobrellevar perturbaciones y recuperarse de ellas", dijo el director general del CICR, Robert Mardini, en un comunicado.
Y alertó que "los efectos colaterales del conflicto armado en Ucrania han empeorado una situación de por sí crítica".
Según expertos, el conflicto en Ucrania ha contribuido a un aumento pronunciado en los precios del combustible, los fertilizantes y los alimentos a nivel mundial, impactando en particular en países importadores netos de alimentos u otros sumidos en crisis políticas o económicas y dependientes de la ayuda extranjera, sobre todo en África y Asia.
"La situación es urgente, y nuestro margen temporal se reduce cada vez más. A menos que emprendamos iniciativas concertadas y colaborativas, corremos el riesgo de que la crisis humanitaria se vuelva irreversible y el costo humano alcance niveles impensables", agregó Mardini.
Estas consecuencias se padecen con más intensidad en lugares que ya atraviesan crisis humanitarias y están devastados tras décadas de guerra o inestabilidad, entre ellos, países en los cuales el CICR mantiene algunas de sus operaciones de mayor escala, como Siria, Yemen, Malí, Etiopía, Somalia y Afganistán.
En concreto, el organismo remarcó que la población infantil se ve afectada de manera desproporcionada por las crisis alimentarias, y que es posible que en las próximas semanas aparezcan más imágenes de niños en estado de desnutrición.
En Somalia, por ejemplo, el número de niños menores de cinco años con malnutrición aguda grave y complicaciones médicas asociadas que se ha registrado en los centros de estabilización a cargo del CICR ha aumentado casi un 50% en comparación con el mismo período del año pasado, según la organización, dijo Mardini.
Los precios de los cereales en África se han disparado tras la caída de las exportaciones desde Ucrania, circunstancia que profundiza los efectos de los conflictos armados y del cambio climático.
En Yemen, tras años de guerra civil, más del 50% de la población (unas 16 millones de personas) se halla en una situación de inseguridad alimentaria aguda.
Por ello, el CICR hizo un llamado a la acción en conflictos armados para satisfacer las necesidades básicas de la población, financiamiento para atender a la crisis alimentaria y satisfacer todas las necesidades que requiere movilizar la ayuda humanitaria. "Mantenemos nuestro compromiso de responder a estas emergencias, pero los actores humanitarios no pueden atenderlas por sí solos", dijo Mardini.
"Todos los miembros de la comunidad internacional tenemos que redoblar nuestros esfuerzos colectivos mediante una acción adecuada a las particularidades de cada caso. Es una responsabilidad compartida. Hay muchas vidas y mucho sufrimiento en juego", subrayó.