11 Julio 2022
La nota editorial de LA GACETA (04/07) nos sugiere, muy atinadamente, tratar de restringir en todo lo posible, el uso de bolsas plásticas, reemplazándolas por papel o tela reciclable y lavable. A pesar de que nosotros, argentinos, hemos adquirido -no sé por qué- ciertas costumbres de alto nivel burgués, podríamos desterrar algunas en beneficio propio, es decir, de la humanidad. Es fácil. Una manera es acostumbrarse a cargar siempre, junto con el pañuelo y el tapaboca, una bolsita de tela bien dobladita para alguna impensada compra. Así ahorraríamos al comerciante la obligación de envolverla en otra, que al llegar a la casa es inmediatamente tirada a la basura. Esta bolsita de tela podría también ser de plástico -más livianita y menos espacio- pero para usarla una y otra vez. Eleva nuestra dignidad y es muestra de muy buena educación. Yo comencé a hacer esto hace varios años. No me molesta. Más aún. Me causa risa ver cómo algún comerciante me mira respetuosamente sorprendido, al ver que soy respetuoso de la sana ecología, para bien de la humanidad. Creo que vivir sin hacer daño es también un mandato divino.
Darío Albornoz
[email protected]
Lo más popular
