En vacaciones de invierno, juguemos en casa

En vacaciones de invierno, juguemos en casa

Pese a que los adultos deseamos descansar, vacacionar junto a niños pequeños no es tan fácil. Algunas sugerencias para sobrellevar la experiencia y varios juegos que podemos implementar en el hogar

Arrancaron las vacaciones; ¡qué alivio!, ¡qué suerte!, ¡qué desgracia!... Aunque los primeros días del receso invernal pasan volando, cuando tenemos hijos pequeños descansar es un placer que se disfruta a cuentagotas.

Si sos de esas personas que siempre acaban estresadas por los constantes “estoy aburrido” o “no sé qué hacer” en esta nota te traemos algunas opciones sencillas para divertir a los más pequeños.

“Con tantos juguetes y amigos para visitar, a muchos padres les parece tedioso o innecesario armar una agenda diaria con actividades específicas para los chicos durante las vacaciones”, indica la psicóloga infantil Guadalupe Serna.

Sin embargo, la especialista resalta el valor de incentivar la creatividad y sacar a los chicos de su zona de confort. Al permanecer solo en casa o realizar las mismas rutinas que harían un fin de semana, el efecto de distensión y ese soplo de frescura o energías renovadas se atenúa bastante.

“El problema no pasa por el lugar en sí, sino por la falta de propuestas lúdicas diferentes que los estimulen y a nivel mental marquen alguna ruptura con lo habitual”, explica.

Combatir tal problema tampoco requiere de grandes esfuerzos y a veces basta con coordinar una visita a algún museo, llevarlos a eventos temáticos o escaparse rumbo a la naturaleza por un par de horas. Lo principal es fomentar un tiempo de calidad y dispersión.

“Los adultos solemos pecar bastante en este sentido porque ni bien tenemos un receso nos dedicamos a retomar quehaceres pendientes, queremos dormir el doble o recurrimos al ocio. Cuando al tiempo libre le sumamos algún estímulo nuevo o rompemos con la monotonía, el descanso y el bienestar se potencian”, agrega Serna.

También, vale la pena mencionar que el juego consciente ayuda a que los niños desarrollen su autoestima y sociabilización.

Diversión adaptada

En estas fechas, otro patrón usual es ver a padres que, para evitar que sus niños sientan tedio, atiborran la agenda de compromisos.

“En bastantes familias perdura la imagen de que los pequeños deben permanecer entretenidos las 24 horas para volverse creativos o sentirse acompañados. Al contrario, esto promueve la dispersión y les impide desarrollar el 100 % de sus capacidades”, destaca la psicóloga Victoria Estrella.

Para resumirlo: el aburrimiento es sano y actúa como un impulso para que ellos inventen soluciones por sí mismos. Además, permite que los niños reflexionen sobre su entorno, cuestionen aquello que los rodea y logren pensar sin tanto “ruido” ambiente ni tensiones externas.

“Darles todo servido en bandeja cuando se aburren impide que los chicos aprendan a gestionar su tedio y la ansiedad o la incomodidad que derivan de él. De grandes, eso conduce a serios problemas para tolerar la frustración y una baja capacidad de adaptación al entorno”, destaca Estrella

Carrera al viento

Antes que nada, toca aprender a armar pompones. Para eso necesitaremos un cartón cuadrado de cuatro centímetros y ovillos de lana (también podemos emplear papel crepe). Sobre el cartón hay que arrancar a enrollar la lana, vuelta tras vuelta. Al obtener un grosor conveniente, retirar el cartón y amarrar la lana con un hilo por el centro. Cortar sus extremos y armar. Repetir el proceso hasta tener al menos cuatro pompones.

En una cartulina, vamos a trazar un circuito de carrera con obstáculos, una línea de largada y otra de meta. Cuando el mapa quede listo, el ejercicio es intentar que los pompones se desplacen por el mapa. ¿Cómo? a través de un sorbete y la potencia del aire.

Masa creativa

La primera etapa consiste en hacer algunas rondas de Tutti frutti. Después de completar los casilleros según las letras, la propuesta apunta a convertir cada una de las respuestas en coloridas galletas. Acá va una receta simple para prepararlas:

- Ingredientes: 300 g de harina 0000, 200 g de manteca pomada, 100 g de azúcar, media cucharada de polvo para hornear y colorantes a gusto.

- Paso a paso: mezclar la manteca con el azúcar hasta obtener una crema espesa. Agregar la harina, el polvo para hornear y colorante. Amasar con las manos hasta que quede integrada y luego envolver en papel film. Refrigerar por 30 minutos y estirar; durante ese periodo los chicos pueden dibujar lo que les tocó para usar los diseños a modo de cortador. Moldear las galletas y congelar por 15 minutos. Cubrir una bandeja para horno con papel manteca y calentar los dulces durante 15 minutos (a 180 °C).

¿Fue Teletransportación?

Junto a los chicos nos sentamos en el centro de alguna habitación del hogar y, mientras contamos hasta 20, les pedimos que observen con atención cada objeto del lugar. Luego, tapamos sus ojos con un antifaz o tela y retiramos alguna cosa de la escena. Al finalizar, la misión es que ellos descubran que falta.

Origami

De 8 a 10 años, el origami resulta bastante llamativo para los niños por la cantidad de figuras que puedan fabricarse. Los tutoriales para armar grullas, corazones, estrellas, dinosaurios y animales abundan en YouTube y además en Tucumán hay negocios especializados que venden los insumos. Para evitar gastar y fomentar el espíritu de las manualidades una sugerencia es confeccionar nuestro propio papel. Basta con cortar una hoja A4 para impresión o de block en cuadrados de 15 x 15 centímetros o de 10 x 10 centímetros. Al obtenerlos, los niños pueden pintar encima (solo con lápices de colores o fibras) el motivo o patrón que deseen.

Paisajes ¿posibles o imposibles?

Para la dinámica requeriremos una caja de cartón, lápices de colores, revistas viejas y hojas en blanco. Sin condicionantes previos, le pediremos al niño que piense en un lugar, un animal, una persona, un color y una emoción. Al tenerlos, la misión consistirá en recrear dentro de la caja -mediante el dibujo y el collage- una historia con los elementos que mencionó.

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