El culto a la personalidad
Por Carlos Duguech
Escritor - Periodista
Los tucumanos aún no nos terminamos de dar cuenta de la enorme importancia que significa haber albergado acá el Congreso que empezó en marzo de 1816. Y todo lo revestimos con solamente la cuestión festiva, pero la naturaleza de la Asamblea que empezó en esa humilde casa, acá en Tucumán en 1816 es de una relevancia solamente equiparable a la batalla del 24 de septiembre de Belgrano, ambas cosas consolidaron en Tucumán la historia de nuestro país. Aquí se fundó el país el país libre del coloniaje español y todavía no nos hemos dado cuenta y no hemos ejercido el derecho a participar en un país federal. La falla principal de nuestro país está en la ausencia de la república y la ausencia de un sistema federal efectivo. El que sea Tucumán capital del país en los 9 de julio es de una relevancia cero. Todavía no sea ha insertado en el país con todos los timbales. Nosotros, acá en el norte, hemos consolidado este país que solamente funciona con las chimeneas del puerto. Lo de república es relativo porque de los tres poderes que hay en el país en el orden nacional y se replican en las provincias, el más poderoso y el más débil simultáneamente es el Poder Judicial. Es poderoso porque sus sentencias deben cumplirse como una cuestión de vida o muerte y débil porque depende de que Ejecutivo lo arme y lo dibuje y del Legislativo que le facilite los fondos. Desgraciadamente, el sistema republicano no funciona, incluso lo saben todas las provincias, el poder está en Buenos Aires y desafortunadamente nuestros representantes en los organismos nacionales que conforman la república, no reivindican en esa sede el derecho inalienable de participar en un país federal. La creación de la Universidad dio luz a Tucumán en todo el norte y en el país; hemos empezado a abandonar el derecho que teníamos de ser centro del norte del país, en virtud de las rencillas políticas internas que nos avergüenzan. Es el fracaso de la dirigencia, pero sobre todo el fracaso de un sistema político donde lo que prevalece es el culto a la personalidad desafortunadamente.
La civilización de la política
Ricardo Gandolfo
Psicoanalista - Poeta
Es una fecha muy importante en la historia, es la creación de la Argentina como entidad jurídica y además el deseo de crear un nuevo país y separarse de España. Fue algo decisivo porque el 25 de Mayo es ambiguo desde el punto de vista histórico. Sí, hay ciertas rupturas, pero no se termina de centrar con precisión la voluntad de hacer un país nuevo. Me parece que esta fecha trasciende las situaciones políticas. Es un momento interesante para pensar la unidad del país, más allá de las posiciones políticas concretas. Creo que por lo menos del lado de la gente que gobiernan, me parece de buena voluntad, no sé del otro lado. La unión es factible, pero es difícil porque hay mucha distancia. Hay una dificultad con la idea de nación en la Argentina, muchas veces los proyectos políticos se plantean como demasiado parciales con respecto a la idea de nación, hay algunos temas, por ejemplo como Malvinas que es un tema que ha trascendido los partidos políticos. Creo que todos están de acuerdo con que hay que pedir su restitución. Ojalá hubiera un consenso en otras cosas. Es verdad que no puede haber consenso en ciertas cosas que la gente le gustaría, como la economía o la forma de organizar la sociedad porque son diametralmente opuestos los proyectos entre las dos fuerzas, entre el peronismo y Juntos por el Cambio. Hay que ver si el acto político encarna valores o no. Desde mi punto de vista de un lado está bien. Hay rasgos en común, el problema es que los dos proyectos políticos actuales que se disputan el poder son diametralmente opuestos. El consenso se puede dar en ciertos temas, no se tener consenso sobre temas económicos, me parece muy difícil. Los que sí debería haber es una civilización de la política, que las oposiciones políticas sean civilizadas, no se puede discutir cualquier cosa, hablar horrores como hablan los comentaristas del presidente, de la vicepresidencia. Si hubiera un estilo más elegante, más sereno, reposado, de la crítica, sería un paso importante.
Me aflige y duele este momento
Teresita Terraf
Actriz - Abogada
Me tengo que remontar a la época que mi papá me llevaba a los desfiles. Me compraban ropa nueva incluso para estrenar ese día. Era un día de fiesta en mi casa y lo recibo así, yo todavía tengo esos acordes dentro mío. En este momento, estoy tan asustada que no te puedo hablar de una significación real, me parece todo tan cosmético. Cosmético desde el lugar donde se llevan a cabo los actos con un propósito, no desde el real significado sino desde la posible repercusión política. Estoy afligida por cómo están las cosas. Estoy conmocionada por los acontecimientos y en este momento tomo con cautela la celebración, o sea, me duele en este momento lo que está pasando porque lo estoy sufriendo en carne propia. Veo cómo está aconteciendo la disminución de nuestro bienestar y lo veo en mis hijos también. Somos una familia de artistas, entonces esto realmente me afecta. A esta altura de mi vida, no puedo dejar de estar preocupada. He usado la palabra cosmética porque es como poner un poco de maquillaje a lo que está pasando. Tantos años esperando... a mí me afligen la tristeza o la desazón de mis hijos, eso me parte en cuatro. Esto es dolor porque quiero que ellos tengan un futuro más allá de lo que de lo que el hacer de su madre pudo conseguir entonces eso me preocupa. Los que hemos marcado a nuestros hijos con alguna veta artística y no te estoy hablando de gente artista que no se ha esmerado en prepararse, lo que he tenido lo he puesto en la educación de ellos y en la preparación como artistas. Tengo un hijo que es un excelente tenor, preparado con la mejor maestra que pudo haber encontrado no solamente en Tucumán sino en este radio nuestro amplio. Tengo otra, hija que se ha preparado incluso en la Juilliard School Te estoy hablando de hijos con una gran preparación y un gran talento; otro, matemático, y que en este momento están pensando, viendo a ver cómo ingresan a un espacio donde me donde se reconozca su trabajo como debe ser, para tener un pasar digno.
Lo que falta son los proyectos
Clotilde Yapur
Pedagoga
Este 9 de Julio, el día está precioso, eso me causa a mí mucha alegría y todo está tranquilo. Esa parte me parece hermosa, pero qué pasa con el país, está un desastre, no hay ninguna idea de un proyecto: ¿cómo salimos de esto?, ¿cómo aumentamos el empleo? Es un 9 de Julio muy pobre, y al mismo tiempo, muy urgente porque no nos podemos pasar la vida así. Lo que más hace falta son algunas ideas sobre cómo nos desarrollamos, cómo nos comunicamos mejor con el mundo, me parece a mí que son nuestras necesidades. La clase dirigente no está cumpliendo con eso. Basta fijarse en el diario de hoy, hay muchos nombres, pero ni una sola idea colgando de la boca de nadie. Cuando veo las entrevistas a los políticos no encuentro una línea de trabajo, de futuro, sobre todo, de crecimiento, par ocupar otro lugar en el mundo. Veo una unión con altibajos. La idea de independizarse de España era la de un nuevo país que se cumplió una parte importante durante el siglo 19 y una parte del 20. Creo que hay un declive en el desarrollo del país. Ahí es donde la cuestión política es tan importante porque son personas las que dirigen o hacen o trabajan por esos proyectos de desarrollo que tendrían que estar presentes. A los jóvenes que quieren irse y te cuentan la razón, hay motivos banales pero otros profundos, como crecer, vivir mejor socialmente y la otra gente que se va, como intelectuales o profesionales, lo hace buscando una perspectiva más a largo plazo que la de ahora. Si me preguntás cómo terminará este ciclo el gobierno, no sabría qué decirte respecto a la educación y a la universidad, por ejemplo. Me gustaría que el país tuviera futuro porque sí tenemos recursos, pero lo que falta es el proyecto. Tendría que haber una especie de consenso en la línea de desarrollo y de trabajo. El consenso fue posible para los patriotas de 1816, ahora no sé si es posible la clase dirigente de ahora, pero sí es necesario.
El mito de la independencia
Daniel Campi
Doctor en Geografía e Historia
El proyecto era la construcción de un estado como dice la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica. La historia oficial, en la segunda mitad del siglo 19 crea el mito de la independencia argentina y de la preexistencia de una nación argentina. En realidad, la idea de Argentina es una construcción posterior a la organización del Estado que en 1853 se denomina República Argentina y a partir de ahí se supone que los estados le estaban dando una forma jurídica y de existencia soberana en el concierto internacional a naciones preexistentes. Se suponía que la nación construía el estado, en realidad, el estado inventaba la nación. Se declaró la independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la identidad que preexistía era la americana no la argentina. Por supuesto que nos comprende y es una tremenda fecha a festejar. No hubo angustia, hubo algarabía, fue una noche de fiesta en Tucumán. Yo supongo que los congresales que declaraban la independencia y pensaban que iba a ser un poderoso estado en el sur americano, no se imaginaban quizás que 200 años después estaríamos encadenados con una deuda externa que condiciona todo lo que lo que se pueda y lo que se quiera hacer política, económica, socialmente. O sea, no se puede ayudar a los pobres como se debería ayudar, ni crear las fuentes de trabajo, hay que pagar la deuda externa. Son actos de tremenda irresponsabilidad lo que ocurrió en la Argentina al respecto a los últimos años. En función de esto mismo, Perón declaró en la Casa Histórica la independencia económica en 9 de julio de 1947, pero luego la volvimos a perder. Se supone que siendo soberanos políticamente, es decir con todas las capacidades para hacer cualquier cosa adentro, la independencia económica frente a los grandes poderes mundiales es algo que no interesa, no es un valor. Si somos independientes lo hagamos serio: política, económica, científicamente, tecnológicamente en el marco de un mundo cada vez más interdependiente, por supuesto.