La vigilia del 9 de Julio tuvo anoche los condimentos que una fecha patria necesita para celebrar los 206 años de la Declaración de la Independencia. La recreación de la Jura en la puerta de la Casa Histórica, evocando a los próceres de 1816. El calor de la sociedad, que fue a participar activamente de un acto caro a los sentimientos argentinos. Tucumanos y visitantes que se emocionaron al cantar la Marcha de Las Malvinas, el Himno Nacional y la popular “Luna Tucumana”. Un mensaje de oración interreligiosa en el que se pidió por la paz, el encuentro y el diálogo en un momento difícil para la Argentina. Y una foto de familia en el que, al menos públicamente, los dirigentes políticos rindieron un verdadero homenaje, más allá de sus diferencias ideológicas. En ese marco recibió Tucumán al Día de la Independencia. También con una fiesta popular en la explanada de la Casa de Gobierno que, luego de la vigilia, hasta allí se dirigieron el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur y parte de la comitiva nacional que hoy acompañará al presidente Alberto Fernández en su visita oficial a la provincia.
La vigilia venía cargada de especulaciones acerca del reencuentro entre los funcionarios provinciales y municipales. El intendente de esta ciudad, Germán Alfaro, había invitado al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y al jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, a recorrer el paseo gourmet antes de ir al acto. “Vamos yendo”, aceleró el líder del Partido de la Justicia Social, que ingresó a la Casa Histórica por calle 9 de Julio. En su entorno había dudas acerca de la asistencia de Jaldo al acto. Esta situación le resultó incómoda al alcalde porteño, tanto como que estaba pisando territorio gobernado por el Frente de Todos.
Las autoridades provinciales y nacionales ingresaron por la misma puerta. Allí, entre chicanas, Alfaro primero con Jaldo y luego con Manzur se estrecharon en abrazos. Se rompió el hielo en una relación que venía con desencuentros y con declaraciones cruzadas sobre ambas gestiones. “Vení, posá para la cámara”, le dijo el vicegobernador al intendente. Luego pasaron hasta la zona de la Sala de Jura a esperar la ceremonia.
En pública, otra fue la conducta. Alfaro ingresó junto con el legislador Walter Berarducci, y otros funcionarios municipales. Luego lo hicieron Jaldo y Manzur con sus respectivas esposas, ministros nacionales y provinciales. También se ubicaron entre las autoridades el presidente subrogante de la Cámara, Sergio Mansilla, y el vicepresidente primero del cuerpo, Regino Amado. Tanto Jaldo como Manzur saludaron a Berarducci, pero Alfaro no; esperaba a su esposa, la senadora Beatriz Ávila. Públicamente se observó que más que una vigilia fue el “acto de las miradas perdidas”. Ninguno de ellos compartían diálogo. Rostros adustos por doquier. Más allá de estos gestos, la foto de familia fue la que se esperaba para una fecha especial.
Tras los fuegos artificiales, Manzur pidió a los ministros que lo acompañaran hasta la Casa de Gobierno. Allí encabezaron la Fiesta de la Independencia. Cantaron el Himno Nacional, ejecutado y cantado por Axel y por Marcela Morello. Como sucedió en la Casa Histórica en la voz del tucumano Leandro Robín, en la plaza Independencia también se escuchó la zamba creada por Atahualpa Yupanqui. La cantó Axel.
Manzur se quedó a un costado del escenario junto con su familia y parte de la comitiva que lo acompañó. Siguió el espectáculo, se sacó fotos con los militantes del peronismo, pero evitó contacto con la prensa. La situación nacional lo encuentra con una cautela mayor de la que suele moverse. El jefe de Gabinete sabe que, más allá de la vigencia del decreto presidencial que en 1991 instituyó a San Miguel de Tucumán como capital de la República para esta fecha, el mensaje presidencial será lo más esperado. El gobernador en uso de licencia espera también el arribo del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, que hasta hace una semana era uno de los postulantes a sucederlo. “Está tranquilo; son cosas de la política; Manzur es tiempista y sabía que no dejaría el cargo y que su retorno a Tucumán, por ahora, no es una probabilidad de corto plazo”, comentó uno de sus allegados para describir en qué situación se encuentra el médico sanitarista. La tregua en el Frente de Todos está vigente. La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ha dado fe de ello en su mensaje de ayer en El Calafate, en el corazón de la Patagonia. Hoy se espera un discurso en sintonía en el otro extremo de la Argentina, en el Jardín de la República.
Cumbre en la Rosada: Fernández recibió a Massa
Antes de su viaje a Tucumán, el presidente Alberto Fernández recibió ayer en Casa Rosada al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en el final de una semana de especulaciones y de extrema tensión en el Gobierno. Durante el encuentro, ambos analizaron la situación económica del país y las tensiones que se han observado en el Frente de Todos, tras la renuncia de Martín Guzmán y su reemplazo por Silvina Batakis en el Ministerio de Economía. Aún más se mencionó la posibilidad de que el jefe de Estado insista con la oxigenación de su gobierno que incluiría modificaciones en el elenco de ministros. En Tucumán, sin embargo, varios funcionarios nacionales consultados por LA GACETA señalaron que no hay clima de cambios y que todos están trabajando para apuntalar la gestión de Alberto Fernández. Manzur, en tanto, consolida sus lazos con los empresarios, con los sindicalistas de la CGT y con un grupo de gobernadores, tras los rumores que indicaban un posible cambio de área en la movida, ahora como eventual ministro del Interior. Nada de eso sucedió.