El asesinato del ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, durante un acto electoral en la ciudad de Nara conmueve al mundo. El dirigente político recibió dos disparos por la espalda y murió horas después en un hospital de la zona. Su agresor, un exmilitar desempleado de 41 años identificado como Yamagami Tetsuya, fue detenido en el acto.
Fuentes policiales confirmaron que el sospechoso utilizó un arma de fabricación casera para perpetuar el crimen de Shinzo Abe. El dispositivo tiene dos cañones, abundante cinta aislante para disimular su aspecto y pólvora negra, dada la gran nube de humo que se percibe tras cada disparo. Se piensa que Tetsuya la fabricó gracias a su experiencia militar. Trabajó en la rama naval de las Fuerzas de Autodefensa, encargadas de la defensa del archipiélago, durante tres años hasta 2005.
Las restricciones a la tenencia de armas en Japón no permiten a los ciudadanos particulares tener pistolas y los cazadores con licencia sólo pueden poseer rifles. Los propietarios de armas deben asistir a clases, pasar un examen escrito y someterse a una evaluación de salud mental y a una comprobación de antecedentes.
Por otro lado, los tiroteos, cuando se producen, suelen estar protagonizados por miembros del crimen organizado japonés, la “yakuza”, que utilizan armas ilegales. Cuando se producen asesinatos en masa, como en 2016, cuando 19 fueron asesinados en un centro para personas con discapacidad intelectual, suelen ser con cuchillos.