Virgilio Raiden
Director de Urban Brokers
El cambio brusco del dólar, el salto que dio del viernes de la semana pasada al lunes de esta semana, puso la mayoría de las operaciones inmobiliarias que estaban apunto de cerrarse en una situación difícil. Ya que muchas veces es el vendedor el que no quiere ahora vender a ese precio o es el comprador el que no quiere comprar a ese precio; es lógico, de un día para otro las propiedades valen un 20 % más en pesos. Hace cinco años Tucuman era una plaza pesificada: el valor de las propiedades, al menos de la mayoría de las propiedades, estaba expresado en pesos. Con la aceleración de la inflación se fue transformando a una plaza totalmente dolarizada como la que tenemos hoy, donde casi el 100 % de las propiedades tienen expresado su valor en dólares.
Nosotros estamos sentando en la mesa de negociación a compradores y vendedores, buscando que ambas partes flexibilicen su posición para lograr un nuevo acuerdo, y que la operación ya pactada no se caiga. Entendemos que una postura inflexible de alguna de las partes puede hacer que la operación no se realice, siendo esto perjudicial muchas veces para ambas partes, por lo tanto nosotros sugerimos una flexibilidad de ambas partes, buscando que el acuerdo se concrete de la mejor manera posible.
En este mercado, la mayoría de las propiedades están concatenadas, con un efecto dominó; es decir la mayoría de los clientes tienen que vender una propiedad para poder comprar otra, por lo que entendemos que si una operación se cae, porque los compradores y vendedores no pudieron ponerse de acuerdo, son muchas las operaciones que consecuentemente se caen, es un efecto dominó.
La suba repentina del dólar tiene un impacto de enfriamiento durante un par de semanas, hasta que se acomodan las propiedades a su nuevo valor, o se asume el nuevo valor del dólar, y en general el mercado se vuelve a reactivar.
Lo que verdaderamente enfría el mercado inmobiliario son las expectativas de que el dólar siga subiendo, cuando el mercado entiende que el dólar está barato y que va a subir, es el peor momento para el mercado inmobiliario, porque es ahí donde nadie se anima a vender o a comprar propiedades.
Entendemos que tendremos un par de semanas difíciles, de muchas negociaciones en la mesa, pero después el mercado se acomodará a este nuevo valor del dólar.