Neosurrealismo en El Bajo, a cielo abierto

Neosurrealismo en El Bajo, a cielo abierto

MAE muestra 45 obras en el Predio Ferial, para sacar el arte de las galerías y museos. Los objetivos.

A LA VISTA DE TODOS. Una de las obras de MAE que se expondrá mañana. A LA VISTA DE TODOS. Una de las obras de MAE que se expondrá mañana.

El neosurrealismo se define como una corriente artística para expresar las imágenes de sueños, fantasías y manifestaciones del inconsciente. Pero si hay algún espacio físico en la capital donde esas proyecciones de los rincones de la mente se pueden materializar físicamente es El Bajo, zona donde todo parece ser posible, límite difuso entre realidad e imaginación.

En ese territorio (literalmente frente a la ex Terminal de Ómnibus, en un viejo hotel recuperado) trabaja Marcelo Elías, MAE, quien mañana inaugurará su segunda Exposición Neosurrealista a Cielo Abierto, bajo la consigna “La verdadera cultura está en las calles”.

“Las favelas de Brasil, La Boca en Buenos Aires, El Bajo de Tucumán son lugares donde surge el arte y se produce un hecho cultural inédito, único y revolucionario. Es allí donde se busca lograr los cambios esperados para que un pueblo se eduque a partir de ideas nobles, entendiendo a la cultura como un derecho”, reivindica.

La muestra reunirá 45 obras de arte abstracto figurativo, que incluirán nueve murales, y estará habilitada para ser visitada entre las 11 y las 13 en el Predio Feria (pasaje Sargento Gómez primera cuadra), con entrada libre y gratuita.

MAE fue discípulo de Leonardo Iramaín y considera a su propia producción como la continuación de los antecesores maestros locales, en una nueva proyección cultural de la provincia: “Imagino un nuevo comienzo, desde cero, desde las calles de mi barrio. Hace medio siglo he iniciado este maravilloso mundo del arte cuando los Iramain me enseñaban a dibujar en un cuaderno. El Bajo, el lupenaje, el cruce de culturas distintas... Exponer en las calles es como un sueño. Ver como un comerciante, un vendedor callejero, un profesional, un niño o un coleccionista se para a apreciar una pintura durante minutos, jamás lo he vivido en un museo o en una galería. Ese diálogo infinito entre el amante del arte y la obra, en las calles, en un día frío y soleado. Eso sí que es magnífico en los tiempos que se viven”.

“Ha llegado el momento donde la obra ya es parte de uno. Cuando ya no se depende de nada ni de nadie para llevar la técnica y el estilo en busca del legado. Ha llegado el momento en que la pintura, además de impregnarse en el alma, deja sus marcas en la piel, en los pasos, en toda la ropa. Ha llegado el momento que lo único que se sigue es lo que se quiere expresar”, remarca.

El artista considera que da lo mismo exponer en un museo, en una galería o en las calles, dado que lo importante es que se concrete el hecho cultural. “El vuelo es eterno y nadie lo podrá detener. Este mundo actual es complejo, pero el arte está más allá de todo. La pintura fue y será la primera expresión humana, y tal vez sea la última”, remarca.

“La pandemia ha dejado secuelas imborrables en los hábitos y costumbres de las personas. La voracidad del consumismo actual está provocando daños irreparables en la sociedad. Las personas se han alejado de los museos, los libros, los teatros; y para un artista comprometido es un hecho que debe llevarnos a actuar en forma urgente desde acciones independientes o públicas, con la participación también del Estado. El compromiso debe salir de un consenso generalizado, para que la cultura no quede dentro de las cuatro avenidas o sea para la foto. Debe ser manejada por artistas y no por abogados y contadores. El razonamiento en muy simple: no representa leyes, edictos ni proyecciones económicas. Es la expresión de los pueblos”, sostuvo, y convocó a conformar una Comisión Multisectorial que aborde el tema de forma integral.

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