Volver a “Las Bases” 170 años después

03 Julio 2022

Silenciosamente están cumpliéndose 170 años de la publicación de la obra cumbre del más ilustre tucumano, Juan Bautista Alberdi. “Las bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina” es el título del libro que brindó al país la letra de su Constitución histórica de 1853. Se trata de un texto escrito por Alberdi durante las noches de Valparaíso (Chile), con el apuro de quien ve en la derrota del tirano Juan Manuel de Rosas la hora inmejorable de alumbrar ese orden institucional de pesos y contrapesos con el que soñó la Generación del 37, y, también, los próceres de la Independencia.

Alberdi escribe, entonces, con el entusiasmo y la voracidad propios del visionario que fue. Esa calidad para entender el presente a partir del pasado y del futuro hace que sus ideas permanezcan vigentes hasta la actualidad. El 30 de mayo de 1852, firma una carta para el general vencedor de Caseros, Justo José de Urquiza, a la que adjunta un ejemplar de “Las Bases”. En esa misiva, el abogado tucumano felicita a Urquiza porque en “cortos meses” ha realizado lo que en muchos años han intentado en vano los primeros poderes de Europa. Trascartón, Alberdi compromete a Urquiza a llamar a una Convención Constituyente: “quien tal prodigio ha conseguido, ¿por qué no sería capaz de darnos otro resultado, igualmente portentoso, que en vano persigue hace cuarenta años nuestro país? Abrigo la persuasión de que la inmensa gloria -esa gloria que a nadie pertenece hasta aquí- de dar una Constitución duradera a la República está reservada a la estrella feliz que guía los pasos de vuestra excelencia”.

Convencido de que ha llegado el momento que él está esperando desde hace tiempo, Alberdi se ha puesto a concebir el libro que entrega a Urquiza. “En él no hay nada mío, sino el trabajo de expresar débilmente lo que pertenece al buen sentido general de esta época y a la experiencia de nuestra patria. Deseo ver unida la gloria de vuestra excelencia a la obra de la Constitución del país; mas, para que ambas se apoyen mutuamente, es menester que la Constitución repose sobre bases poderosas”, advierte el remitente. La misiva agrega que se ha inspirado en los cimientos de los grandes edificios de la antigüedad que hacen que aquellos resistan los avatares de la vejez.

“Su bien pensado libro es, a mi juicio, un medio de cooperación importantísimo (para la obra constitucional). No pudo ser escrito ni publicado en mejor oportunidad. Por mi parte, lo acepto como un homenaje digno de la patria y de un buen argentino”, responde Urquiza el 22 de julio de 1852. En otro tramo de la contestación, el general advierte: “la gloria de constituir la República debe ser de todos y para todos. Yo tendré siempre en mucho la de haber comprendido bien el pensamiento de mis conciudadanos y contribuido a su realización. A su ilustrado criterio no se ocultará que en esta empresa deben encontrarse grandes obstáculos. Algunos, en efecto, se me han presentado ya, pero el interés de la patria se sobrepone a todos. Después de haber vencido una tiranía poderosa, todos los demás me parecen menores”.

Se puede y se debe volver a “Las Bases” porque en ese libro reside la ilusión de una Argentina civilizada y próspera, donde existe una moneda confiable; los funcionarios públicos sirven y los controles funcionan. A 170 años de la aparición de este ensayo fundamental conviene recordar lo que, tras su lectura, escribió Domingo Faustino Sarmiento, otrora rival intelectual de Alberdi. En otra carta de septiembre de 1952, el padre de “Facundo” y ex presidente de la Nación manifiesta al autor de “Las Bases”: “su Constitución es un monumento. Es usted el legislador del buen sentido bajo las formas de la ciencia. Su Constitución es nuestra bandera, nuestro símbolo. Así lo toma hoy la República Argentina. Yo creo que su libro ‘Bases’ va a ejercer un efecto benéfico. Es posible que su Constitución sea adoptada; es posible que sea alterada y truncada, pero los pueblos, por lo suprimido o alterado, verán el espíritu que dirige las supresiones: su libro, pues, va a ser el decálogo argentino y la bandera de todos los hombres de corazón”.

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