Cristina Rivera Garza, la literatura como geología

Cristina Rivera Garza, la literatura como geología

03 Julio 2022

Por Carmen Perilli

Para LA GACETA - TUCUMÁN

Cristina Rivera Garza es historiadora y socióloga, escribe poesía, ensayo y novelas policiales y dirige talleres de literatura creativa. Su vida se ha tejido entre mundos -el sur de Estados Unidos y el Norte de México-. Apuesta por la ficción documental que se centra en archivos y territorios. Su primer libro parte de su tesis doctoral sobre un espacio emblemático: La Castañeda, el Hospital Psiquiátrico de México. Allí conoció a una ex prostituta que luego se convertirá en la Matilde Burgos de Nadie me verá llorar, su primera novela.  Una historia del México del porfiriato, en especial a través de un descendiente de las clases altas dedicado a la fotografía y Matilde, la narradora. Una ficción documental donde el archivo es central. Una escritura construida a partir de otras escrituras que lleva a CRG a plantear la cuestión de las apropiaciones.

Años más tarde saldrá Había mucha neblina, humo o qué se yo, una biografía de Rulfo, el escritor nacional. La herejía de la autora es reponer los pasos e internarse en el vasto territorio donde el autor trabajó como viajante y asesor gubernamental. A la versión oficial que dibuja una suerte de santo, opone la figura de un amante de los indígenas que contribuyó a su desalojo como activo modernizador.

Autobiografía del Algodón es un libro fascinante donde Rivera Garza intenta reconstruir la historia familiar -migrantes mexicano-estadounidenses que fueron atraídos al cultivo de algodón en el norte alrededor de los años 30. Nos dice: “Dar cuenta de uno mismo es contar una historia del yo, en efecto, pero es también, sobre todo, y por lo mismo, contar una historia del tú”. Esta novela está armada por una cantidad de materiales disímiles de road movie, ya que la narradora relata su viaje hacia el norte siguiendo la ruta del algodón, en busca de Estación Camarón uno de los pueblos donde se llevó a cabo el frustrado monocultivo, hoy un pueblo fantasma.  Lo único que se encuentra son ruinas de ruinas, cascajos.  El libro se espeja en El luto humano de José Revueltas. La mezcla entre lecturas y archivos de los algodonales hilvana telegramas, diarios, fotos, mapas, etc. Un mundo exterminado sobre el que luego se montan narcos, maquiladoras, fracking, etc., siempre se llena de cadáveres, en especial de mujeres.  CRG insiste en la necesidad de reponer materialidades, en la relación entre la tierra, el cuerpo y la escritura. Acuña el concepto de escritura geológica, una concepción de la literatura como un espacio compuesto por capas diversas que supone complejas relaciones entre todo tipo de discursos. Su propuesta es mostrar las suturas, no ocultarlas.  En 1999 su hermana menor fue asesinada por un ex novio. 30 años después, CRG se atreve a armar un relato. El libro incluye diarios y cartas. La obra de CRG está marcada por el movimiento. “La escritura que no es sobre el regreso sino el regreso mismo”. Y en esa distancia que produce la partida es en donde “después caben los recuerdos o la escritura”. A veces “es una forma de regreso: una refamiliarización y una reparación. La plática que se retoma luego de años de sigilo”.

© LA GACETA

Perfil

Cristina Rivera Garza nació en Matamoros, México, en 1964. Profesora en la Universidad de Houston, ganó los premios Roger Callois, Anna Seghers y Sor Juana Inés de la Cruz en dos ocasiones. Carlos Fuentes describió a su novela Nadie me verá llorar como “una de las obras de ficción más notables de la literatura no sólo mexicana, sino en castellano, de la vuelta de siglo”.

Carmen Perilli - Doctora en Letras.

Especialista en Literatura latinoamericana.

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