El director técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Daniel Ploper, hizo un repaso histórico sobre lo actuado por la entidad agrocientífica, en lo que respecta a estudios de mejoramiento genético de la caña de azúcar. “Cuando llegó el siglo XXI, los trabajos realizados sobre caña debían seguir su camino, por lo que los sucesivos directorios de la Eeaoc decidieron impulsar con más fuerza los trabajos de mejoramiento varietal en el cultivo”, dijo.
Contó que se hicieron importantes inversiones en cámaras de cruzamiento, invernaderos, campos experimentales e instrumental de apoyo: “se invirtió en formación y capacitación de recursos humanos; no solo en mejoramiento, sino también en las áreas de genética, biotecnología, fitopatología, zoología, suelos y química, entre otras”.
Recordó que en los predios de la sede central de la entidad se construyó una estación de cuarentena, habilitada oficialmente en 2016, por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). “Y en combinación con Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste (Itanoa, de doble dependencia entre la Eeaoc y Conicet) se avanzó en temas de biotecnología, algunos de los cuales ya se aplican en el programa de mejoramiento, como los marcadores moleculares para asistencia de las tareas de selección”, dijo. Otro tema en el cual se dieron avances significativos es el de la transgénesis, aunque aún no fueron liberadas variedades así modificadas por razones estrictamente comerciales.
Todo este importante esfuerzo se vio traducido en el registro y la liberación de ocho nuevas variedades en el período 2009-2019 (TUC 95-37, TUC 97-8, TUC 95-10, TUC 00-19, TUC 03-12, TUC 00-65, TUC 02-22 y TUC 06-7). Por el excelente comportamiento de la gran mayoría de ellas han comenzado progresivamente a remplazar las variedades LCP 85-384 y TUCCP 77-42. Ploper recordó que como la caña de azúcar es un cultivo que dura varios años de cinco a siete, por lo general-, los recambios varietales no ocurren con la misma rapidez que los cultivos anuales.
“Por esta razón, en paralelo con el desarrollo de las nuevas variedades se destinó un importante esfuerzo al incremento de la caña semilla para los productores locales, de modo tal que esto ocurriera en simultáneo con la liberación de las variedades”, dijo el directivo. Y contó que para ello se implementó el Proyecto Vitroplantas, que incluye desde un proceso de micropropagación en laboratorio para asegurar la sanidad de los plantines, pasando por un esquema de semilleros -Básico, Registrados y Certificados; los últimos dos en combinación con ingenios, cooperativas y productores- y terminando con la entrega de caña semilla de alta sanidad e identidad genética, características garantizadas mediante modernos métodos moleculares y certificados con normas de calidad”, dijo.
Hoy, más del 70% del cañaveral tucumano tiene sus orígenes en caña semilla provista por este proyecto. La Eeaoc considera que estos materiales constituyen la tecnología clave para sortear las crisis sanitarias y para sustentar incrementos significativos, tanto en la producción de azúcar en campo, como en la recuperación de esta en fábrica.