En 2020, cuando todavía la circulación de la Covid-19 no era masiva debido a la cuarentena, se iniciaron una serie de brotes en diversos geriátricos. A raíz de esto, y teniendo en cuenta que la población de adultos mayores corría más riesgo de padecer formas graves de la enfermedad, investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL) se ofrecieron para monitorear la evolución de la pandemia en geriátricos.
Por esta razón, firmaron un convenio con PAMI, que dio lugar a un laboratorio nuevo, donde diez voluntarios, entre investigadores y becarios, empezaron a trabajar en el análisis de las muestras que se recolectaban cada semana.
Cuando comenzó la vacunación masiva en 2021, los investigadores decidieron analizar la respuesta inmune de los adultos mayores vacunados contra la Covid-19. Principalmente evaluaron los resultados de un esquema de aplicación inicial de Sinopharm y una dosis de refuerzo de otra tecnología (Pfizer, AstraZeneca o Sputnik V).
A partir de ello, pudieron observar que esta mixtura de vacunas aumentó de manera significativa el nivel de anticuerpos e, incluso, dio una barrera de hasta diez veces mayor contra la variante Ómicron.
“Lo que vimos es que las tres combinaciones funcionaron excepcionalmente bien porque el nivel de anticuerpos aumentó más de 350 veces. Según las evidencias que hay hasta el momento, esto tiene que ver con el hecho de combinar las fortalezas de cada tecnología. Por ejemplo, la vacuna de Sinopharm está basada en el virus entero, mientras que las otras se enfocan en la proteína Spike del virus o en una parte de ella. Cada plataforma tiene sus ventajas y desventajas, y combinarlas es una forma de aprovechar lo mejor de cada una”, explicó, en diálogo con la agencia de noticias TSS, Andrea Gamarnik, investigadora del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires y líder del proyecto.
A lo largo de la investigación, se hizo un seguimiento a 124 voluntarios con una edad promedio de 79 años que recibieron dos dosis de Sinopharm y la tercera de una de las siguientes vacunas: AstraZeneca (basada en adenovirus), Sputnik V (adenovirus) o Pfizer (basada en ARN mensajero).
Esto permitió observar una aumento de 350 veces en el nivel de anticuerpos en comparación al que tenían los voluntarios, previo a la dosis de refuerzo. Además, si se habla de la eficacia frente a la variable original y la Ómicron, afirmaron que esta combinación tiene un 100% de efectividad para la primera; y un promedio entre el 73% y el 90% para la segunda.
La investigación contó con el apoyo del CONICET, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y el Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR de la Universidad de Buenos Aires.