Las tensiones en las relaciones comerciales y diplomáticas entre las potencias de Occidente y el Kremlin se agravan, a más de cuatro meses del inicio de la invasión ordenada por Vladimir Putin sobre Ucrania.
El presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó este domingo que, “junto con el G7, anunciaremos que prohibimos la importación de oro ruso, una importación mayor que genera decenas de miles de millones de dólares a Rusia”.
El líder norteamericano agregó que “Estados Unidos ha impuesto costes sin precedentes contra Putin para quitarle los ingresos que necesita para financiar su guerra contra Ucrania”.
El propósito de la cumbre del G7 es ampliar las sanciones ya impuestas por Reino Unido, EEUU, Japón y Canadá, indicaron por su parte fuentes británicas, según las cuales el primer ministro, Boris Johnson, tratará de convencer al resto de los socios de unirse a este paso.
Johnson considera que debe “darse un golpe directo a los oligarcas rusos”, tocar “el corazón de la industria armamentística” del presidente Vladímir Putin y ahogar sus fuentes de financiación.
En ese marco, el Gobierno británico anunció este domingo que prohibirá la importación de nuevo oro ruso por un valor de 13.500 millones de libras (16.600 millones de dólares). Londres apuntó que el oro es la mayor exportación de Rusia después de la energética, con una aportación a la economía rusa de 12.600 millones de libras (15.460 millones de dólares) en 2021.
El propósito del mandatario alemán, Olaf Scholz, es “buscar consensos”, más que asumir un liderazgo, tanto en el ámbito del G7 como en las reuniones a las que se sumarán mañana los líderes de los cinco países invitados a la cumbre -India, Indonesia, Sudáfrica, Senegal y Argentina-, en representación éste último de toda América Latina y el Caribe.