Un duro test de resistencia financiera se le presentar este “supermartes” al Gobierno nacional, mientras el mercado intenta establecer cómo hará el Ministerio de Economía para cubrir los vencimientos de deuda por casi $ 606.000 millones. Pero el Banco Central alivió las tensiones de los inversores con una intervención sobre la curva de títulos CER para defender las paridades de los bonos más cortos y no complejizar el programa financiero oficial, al decir de GMA Capital. En rigor, la autoridad monetaria habría intervenido con una emisión de $ 420.000 millones en lo que va de junio, una cifra que no es no trivial porque equivale casi al 11% de la base monetaria.
Con esa estrategia, el Tesoro nacional postergó $ 363.000 millones de los vencimientos.
En las últimas semanas y con los bonos ajustados por CER en crisis, el mercado se volvió más impaciente. Excluyendo el BOTE 27, más de la mitad de lo colocado en 2022 vence dentro del mismo año calendario, y 7 de cada 10 pesos colocados en el último bimestre vencen antes de las PASO de 2023, señala un informe de Ecolatina. La última licitación no fue la excepción. En el anterior test de mercado luego de los acontecimientos recientes (aunque con vencimientos, muy acotados), los plazos de colocación (tanto CER como nominal) cayeron a la mitad versus abril (un mes ya de por sí malo para el Tesoro).
No solo más impaciente, sino que se incrementa la demanda de cobertura inflacionaria es lo que está previendo el mercado. Mientras que en 2021 solo un 38% de la deuda colocada fue CER, en el primer trimestre del 2022 la cifra ascendió al 61%, señala la consultora privada. En abril el Tesoro intentó sin éxito estirar duration (colocar a mayor plazo) y ofreció una canasta de instrumentos con menor proporción de títulos CER. No obstante, ante el bajo nivel de “rollover” obtenido en el mes decidió replantear la estrategia previa: excluyendo el BOTE 27 mencionado, casi 8 de cada 10 pesos que consiguió en mayo correspondieron a deuda CER, el mayor valor de los últimos dos años.
Más allá de las estrategias de corto plazo, el panorama financiera se torna oscuro si se observa lo que acontecerá con la deuda en los próximos meses. En lo que queda del año, hay compromisos por $ 3,6 billones (U$S 29.200 millones al tipo de cambio oficial). Y en 2023, los pagos totalizan $ 3,9 billones (U$S 31.600 millones). De esta forma, la suma para los próximos 19 meses (incluyendo junio) alcanza los $ 7,5 billones (U$S 60.800 millones), y un 75% de esos vencimientos corresponden a bonos indexados por inflación, según GMA.
Si bien la participación pública y las compras de deuda por parte del Central pueden alivianar la carga, los inversores siguen escépticos acerca de una resolución ordenada del “rollover” sin el mercado voluntario abierto.
La economía espera señales más claras de la gestión del presidente Alberto Fernández. El test financiero puede marcar el futuro del ministro de Economía, Martín Guzmán, cuya administración sigue bajo la mira de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. La titular del Senado ha dado señales a la Casa Rosada, de que una parte del problema pasa por el cambio de conductor del Palacio de Hacienda. Alberto Fernández se resiste, pero ella ha expuesto al economista Carlos Melconian como una alternativa más potable para los principales empresarios de la Argentina.
La aceleración inflacionaria, además, también marcará el ritmo de lo que se viene. Nadie puede prever cuánta será la resistencia de una economía cuya inflación se mueve a un ritmo de hasta un 80% anual. Y también está lo político, que desgasta no solo al Gobierno, sino a la confianza en el país.