Una fugaz mirada por la historia de la infancia espeja, por un lado, que el heterogéneo Olimpo griego enmarcaba numerosas divinidades protectoras de la niñez, desde otro ángulo nos salen al paso los héroes homéricos sin infancia, el triste niño espartano y lo que aconseja Platón cuando se anticipa en más de 25 siglos al principio de enseñar jugando: “desde que el niño tenga tres, cuatro, cinco o seis años lo único que necesita su alma son juegos”. Sin dudas el mayor descubrimiento de Platón respecto a la infancia es el haber visto la inmensa fuerza que el juego y los “había una vez” tienen en la vida del infante, tal como lo señala en La República.
¿Y qué pensaba Aristóteles de las teorías de su maestro Platón con respecto al tema? ¿Cuál era su mirada y definición en torno a la etapa primera de la vida del hombre? La respuesta se encuentra en Ética a Nicómano, obra en la que inscribe un concepto de enorme actualidad: que los cuentos lleguen a estos tiernos oídos.
Rosalía Arteaga Serrano con absoluta convicción y talento se abrazó a tales propuestas.
- ¿Cómo eligió cada una de sus especialidades?
- Tal vez en la primera, que es el estudio de Derecho, tuve la influencia de mi padre, que pensaba que debía seguir una profesión liberal que me permitiera desarrollar actividades sin necesidad de tener una relación de dependencia. Luego, la educación vino por una propuesta para dictar clases cuando apenas contaba con 17 años en el mismo colegio religioso en el que me había graduado. Realicé estudios de Filosofía, Antropología y Ciencias de la Educación porque gané una beca en esas áreas. En cuanto a las otras, sobre todo en el ámbito literario y político, han sido vocaciones y momentos que se han ido presentando en la vida. Tengo varios sueños pendientes. Eso es lo maravilloso y rico de la vida. Espero dedicarme con más esfuerzo a la literatura. Deseo escribir los libros que tengo en la cabeza y, como soy una viajera impenitente, conocer algunas latitudes que me quedan por visitar.
- ¿Desde cuándo lee y por qué cree que la convoca la escritura?
- Desde muy pequeña. Creo que antes de nacer mis padres ya me leían. Ellos han sido lectores siempre. El caso es que veía libros por todas partes. Cuando ingresé a la escuela me decepcioné pues en los primeros días no me enseñaban a leer y escribir, que era para lo único que realmente quería ir a la escuela. Desde aquellas horas no me he despegado de los libros. Estoy rodeada de ellos en casa, en el dormitorio, en la cocina, en el estudio, pero también en mi oficina, y los he tenido siempre, tanto cuando he estado en el sector público como en el privado. Respecto a mi vocación por la escritura, siento que escribir para mí es algo vital. Algo casi tan importante como respirar. También me sirve como una catarsis en los momentos duros que he tenido en la vida, sea por pérdidas tan brutales como la de un hijo y otras como perder la presidencia de la República. Siempre encuentro que es una forma de sacar lo que tengo adentro.
- ¿Cómo ingresó a los medios y cuál cree que es su misión desde el periodismo?
- Llegué gracias a la invitación de un amigo poeta, Gerardo Salgado, quien me invitó a escribir por primera vez en un periódico. Tenía 17 años, estaba por graduarme. Me pidió un artículo, luego otro y, para mi sorpresa, me colocaron en la página editorial del periódico más importante de mi ciudad, Cuenca. Empecé a escribir, usando un seudónimo. El caso es que cuando escribía artículos políticos lo hacía como Manuela, pero cuando abordaba temas culturales, firmaba con mi nombre. Luego de un tiempo y por ciertas circunstancias pasé a escribir para el prestigioso diario El Tiempo. Allí escribía una columna que se llamaba Azuay Multicolor y firmaba como Martina. Tuve eventuales colaboraciones con algunos periódicos de Guayaquil y luego fundamos con mi hermana un periódico que se llamaba Semanario Austral, el que luego de un año pasó a ser un diario, y allí escribíamos de todo; artículos políticos, de actualidad, arte, etc., creo que llegué a escribir hasta el horóscopo. Luego el periódico cerró por circunstancias ajenas a nuestra voluntad pero seguí vinculada a varios medios. Actualmente tengo un programa semanal de televisión en un canal abierto, hago un programa de radio y escribo semanalmente en dos periódicos ecuatorianos, también en algún periódico de los Estados Unidos y en otros medios. Con Fundación Fidal editamos desde hace algunos años dos revistas: Edu@news dedicada a los maestros, y VerdEcuador. Toda mi vida he estado vinculada a los medios. Creo que también los periodistas, querámoslo o no, educamos, formamos.
- ¿Existe algún personaje de la Literatura infantil universal por el que sienta predilección y cómo surgen los temas de sus libros?
- Me gustaban todos los cuentos de Andersen; La Sirenita o La Camisa del Hombre Feliz me encantaban. También desde pequeña leí los cuentos de Las mil y una noches, libro que me regaló papá, un día en el que estaba enferma y para consolarme me llevó un tomo precioso de tapas azules. Leía y creía ser un hada o tal vez Sheherezade, o una maga buena. Respecto a cómo surgen mis temas, no sé si yo elijo o si ellos me eligen a mí. Pero debo decir que hay muchos que parten de experiencias personales como el caso de Jerónimo. Otros temas se van presentando con las ganas de llegar con ciertos personajes, sobre todo en la literatura infantil. Por ejemplo, en mi último libro trato de hacer algo en relación a las maravillosas regiones que tenemos en el Ecuador. Así es como escribí El Duende de Itabaca donde el Duende es de Galápagos, la Tanrilla Vanidosa es una garza amazónica, la Camarona Gigante es de la Costa y el Hada jugando en el jardín es en la Sierra Ecuatoriana, entonces las cuatro regiones están representadas. Me inspira también lo que tengo alrededor, especialmente la naturaleza o las relaciones con los demás. Cuando escribía Horas, por ejemplo, surgían mis estados de ánimo muy vinculados con el medioambiente. En el campo de la poesía escogí escribir sobre mujeres; así nació el libro RosaCarmín. Otras veces la asumo como un juego, haciendo poemas sobre palabras que me gustan por su sonoridad o eufonía. Así salió Conjuros. Debo admitir que no me siento presionada por la demanda del mercado.
- ¿Qué capacidades desarrolla la lectura en el niño y cómo enlaza con sus diversas actividades su amor por la palabra?
- El hábito de la lectura desarrolla la memoria, el conocimiento, la imaginación, la comprensión, sus ansias por conocer el mundo, el respeto a los demás. Pero lamentablemente veo que hoy, en general, los niños leen menos, la lectura tiene gran competencia con lo audiovisual. He sido siempre una educadora, por lo que el amor por la palabra también está muy vinculado a mis tareas, las que hacía como profesora y ahora más bien liderando una organización que trabaja por la calidad de la educación.
- ¿Se debe educar a la infancia para la política?
- No diría que a la infancia para la política, pero sí para la solidaridad, la preocupación por los demás, para la honestidad. Si es que esto es educarlos para la política, bienvenido sea. Le diría que hacer política es trabajar por el bien de los demás, trabajar altruistamente, y pensar que cuando uno está en la política debe ser modelo para los otros, como lo es un maestro.
PERFIL
Rosalía Arteaga Serrano nació en Cuenca, Ecuador, en 1956. Se licenció en Ciencias Políticas, es abogada, doctora en Jurisprudencia y magister en Educación. En los 90 se convirtió en la primera mujer en asumir la vicepresidencia y -por un breve período- la presidencia constitucional del Ecuador. Antes fue concejala, presidenta del Instituto de patrimonio cultural y ministra de Educación. Hoy, alejada de la política partidaria, preside la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina. Como escritora ha cultivado el ensayo, la poesía, la narrativa para adultos y la literatura infantil. Entre sus obras pueden mencionarse Hábitos nocturnos y lecturas peligrosas (2009), El duende de Itabaca (2016) y El secreto de la princesa (2018). Su libro Jerónimo, inspirado en la historia de su hijo fallecido con síndrome de Down, reeditado siete veces en español, tiene ediciones en inglés, chino, portugués e italiano. Fue distinguida con la Orden del Congreso de Colombia, la condecoración de Río Branco de Brasil, el premio a la trayectoria Benazir Bhutto y un doctorado honoris causa de la Universidad Americana de California.
Por Honoria Zelaya de Nader
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