Por aquellos tiempos, las giras de los seleccionados europeos por Argentina incluían amistosos con seleccionados provinciales a modo de precalentamiento para los dos tests matches de cierre contra Los Pumas. Pero el caso de Tucumán era particular: por su fama de equipo más duro y sus pergaminos como múltiple campeón argentino, la Naranja era la prueba que debían superar los jóvenes para estar contra Los Pumas. Y ese equipo que llegó a Tucumán en el 92 era bastante joven: solo conservaba tres nombres de los que habían empatado con los Naranjas 18-18 en 1988, también en la cancha de Atlético.
Dirigidos por Pierre Berbizier y capitaneados por el experimentado octavo Marc Cécillon, “Les Bleus” contaban con una base joven pero de cierta experiencia, con figuras como el wing y pateador Sebastien Viars, el apertura Alain Penaud, el medio scrum Aubin Hueber y el ala Xavier Blon. A ellos se sumaban pesos más pesados como el wing Philippe Saint-André, el octavo Laurent Cabannes y el segunda línea Thierry Devergié.