La gloria y la “vendetta”

El trasfondo de la gloria naranja escondió un disgusto para José Santamarina: ese mismo día por la mañana se había publicado la lista de Los Pumas B que enfrentarían a Francia el sábado siguiente en San Juan y el “Cheto” aparecía como capitán. Había sido “degradado” como sanción por no haberse presentado a un amistoso de Los Pumas en Santa Fe, preparatorio para los tests venideros contra los galos. “Ese amistoso se jugaba el mismo día que nosotros hacíamos la sombra con Tucumán. Yo era el capitán, no podía faltar. Así que lo llamé a (Luis) Gradín, entrenador de Los Pumas, y le expliqué la situación. Me respondió: ‘manejalo vos’. Yo ingenuamente creí que me había dado permiso. Por eso, en el primer test con Francia estuve en la tribuna. Fue el único partido al que falté en seis años. No fue por estrategia, como se había dicho, fue una sanción. ‘El Mocho’ (Gabriel Palou) estaba como loco, decía que eso era una vendetta”, recuerda.

Así fue que, terminado el partido contra los franceses, Santamarina se dio una ducha y se subió a un micro rumbo a San Juan para sumarse a Los Pumas B. “Viajé toda la noche. Llegué con fiebre y estuve en cama dos días. Al tercero hice la sombra como podía, paradito. Y al día siguiente volví a enfrentar a los franceses. Jugué con ellos dos veces en cuatro días”, relata.

Eso sí, fiel a su temperamento, se sacó lo que tenía para decir. “Terminado el partido, vienen Gradín y (José Luis) Imhoff a saludarme. Les dije que teníamos que hablar, ahí mismo. Me dijeron que eso era para que aprendiera, porque yo me había negado a jugar con Los Pumas. Los corregí, porque eso no era así. A mí me habían dicho que lo manejara, y lo manejé. Y si tenían problema con eso, se hubieran reunido conmigo. Me jugué la cabeza con eso, pero en el segundo test ya volví a estar con el equipo principal de Los Pumas”.