El presidente Alberto Fernández, por un lado. La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por el otro. En el medio, una grieta política y conceptual que ya ni en las fechas patrias se busca disimular. “¿Ganar las elecciones para no cambiar nada? Es mejor quedarse en la casa”, lanzó la ex presidenta con un mensaje directo al socio de fórmula que ella misma ungió hace tres años.
Las diferencias en el oficialismo por el rumbo de la gestión vienen siendo expuestas sin filtros desde hace meses. Tal como lo hizo semanas atrás, la presidenta del Senado ayer volvió a pedirle a su compañero que “use la lapicera” en el plenario de delegados de la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina), en Avellaneda. Denunció un “festival de importaciones”, apuntó contra el Banco Central, la AFIP y el Ministerio de Producción.
De todos modos, en clave electoral, la ex mandataria afirmó que “la unidad del Frente de Todos nunca estuvo ni estará en discusión”. Con esa frase, la ex mandataria fue explícita con que las críticas no cesarán hacia la gestión, pero que tampoco estaría dispuesta a quebrar el Frente de Todos. “No me interesa quedar bien con ningún funcionario, me importa un pito. Me importa quedar bien con los argentinos, con los que nos votaron y a eso no voy a renunciar”, disparó posteriormente en su alocución.
Agua y aceite
Desde el Centro Cultural Kirchner, el titular del Ejecutivo nacional dirigió por la mañana el acto por la jura de la bandera ante 2.000 estudiantes de cuarto grado. Su discurso tuvo una tónica institucional, pero incluyó ciertos tintes políticos. Remarcó que la Argentina “no es ese país sin destino que algunos quieren plantearnos. También sabemos, como alguna vez dijo Néstor, a dónde no queremos volver”. “La Argentina es un país que quiere ponerse de pie, que ha sufrido una y mil veces (...). Nosotros vamos a ponernos de pie una vez más, por ustedes, para que tengan de una vez y para siempre la patria que se merecen”, dijo.
En contrapartida, la vicepresidenta por la tarde tuvo un discurso netamente político y no se guardó nada. Habló sobre los problemas económicos de la Argentina y aludió a que la inflación es producto del endeudamiento que dejó el gobierno de Mauricio Macri. También subrayó que el principal problema es el “bimonetarismo” y la formación de activos en el exterior, además de la evasión impositiva. Durante más de una hora, enumeró las causas que -considera- llevaron al país a uno de sus peores índices de inflación y apuntó contra las empresas. “Tenemos una inflación única en el mundo, por el déficit fiscal no es”, dijo.
Importaciones y Justicia
La vicepresidenta volvió a “bajar línea” internamente y criticó la inacción del Estado para poner freno al sector empresario y controlar las importaciones. “Creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente el Banco Central, Ministro de Producción, AFIP, la Aduana. No estaría sucediendo porque hay un festival de importaciones desde hace tiempo, no es tan difícil controlar esto y se deben dar estrategias”, lanzó. En ese sentido, dijo tener expectativas en que el flamante ministro Daniel Scioli y el nuevo titular de la Aduana, Guillermo Michel, “puedan reencauzar y reenderezar las cosas”.
La titular del Senado señaló con el concepto de “festival de importaciones” a 600 empresas con el 75% de las compras externas, mientras que otras 24.000 explican el 25% restante. “No es tan difícil controlar esto”, subrayó al Gobierno. Además, volvió a reclamar que no se le facilite a Techint divisas, como había hecho en el aniversario de YPF y que desató un escándalo que terminó con el despido de Matías Kulfas. “Si tenés una empresa multinacional de la magnitud de Techint, si aparte tenés la posibilidad de hablar con sus directivos, pedirle que los 200 millones de dólares que le tienen que pagar a su subsidiaria en Brasil la financien ellos o pidan un crédito en Brasil y entonces no tengo que darle 200 millones de dólares a 127 pesos el dólar para que me importe”, embistió.
“Estas cosas son también usar la lapicera. No hace falta pelearse, ni agarrarse de los pelos. Esto es tener funcionarios y funcionarias que funcionen, que se sienten a discutir, no hay que agacharles la cabeza, tampoco pelearse, hay que discutirle, sugerirles orientaciones”, expuso Cristina con un dardo directo hacia Alberto.
La vicepresidenta acusó también a la Justicia de permitir más compras al exterior que las habilitadas. “¿Quiénes han aparecido en el mundo de las importaciones? Los jueces y los fiscales. Entre enero del 2021 y marzo de 2022 salieron del país 1.847 millones de dólares de importaciones autorizadas por jueces y fiscales con amparos. Más de 6.500 expedientes judiciales de amparos”, mencionó ante la plana mayor del kirchnerismo.