Problemas de logística y caídas de precios golpean la producción y la exportación del arándano

Problemas de logística y caídas de precios golpean la producción y la exportación del arándano

La cadena hasta las góndolas se retrasó, y la competencia entre países afectó la rentabilidad.

LA SITUACIÓN EN LA ARGENTINA. En nuestro país la campaña 2021/22 finalizó con una exportación de 8.500 toneladas: un 20% menos que lo vendido afuera durante la campaña anterior. la gaceta / foto de INÉS QUINTEROS ORIO LA SITUACIÓN EN LA ARGENTINA. En nuestro país la campaña 2021/22 finalizó con una exportación de 8.500 toneladas: un 20% menos que lo vendido afuera durante la campaña anterior. la gaceta / foto de INÉS QUINTEROS ORIO
18 Junio 2022

“La campaña 2021/22 no fue nada fácil para los productores y para los exportadores de arándanos del hemisferio sur. En esta ocasión el responsable no fue el clima, el cual se presentó correcto para la mayoría de los países. Las complicaciones se presentaron, principalmente, por parte de la logística, que en el caso de una fruta tan perecedera como el arándano es un punto más que fundamental”, afirmó Betina Ernst, de TopInfo.

En su informe, la experta indicó que en la cadena que va desde los cultivos hasta las góndolas de los supermercados todo se complicó y se retrasó. “En la cosecha faltaron trabajadores, se tardó en cargar los barcos, faltaron contenedores, se prolongó el transit time y se retrasó la descarga en los puertos de arribo”, dijo. Añadió que envíos que en otros años se realizaban en dos a tres semanas, ahora tardaban tres y casi cuatro semanas: “esto se vio claramente en la calidad y en la condición de la fruta que llegó a las góndolas de los supermercados con problemas ante el excesivo período de tránsito”.

En ese contexto, las cadenas rechazaron fruta, y la derivaron a los mercados mayoristas, donde fueron ofrecidas a precios bajísimos. A los problemas logísticos y de la calidad de fruta se sumó el fuerte aumento de la oferta que se está dando año tras año ante la expansión del cultivo. “La competencia crece cada vez más entre los oferentes. Los mayores volúmenes llegan a ser ubicados en el mercado, gracias al creciente interés por parte del consumidor en todo el mundo. Pero la gran oferta tiene su efecto sobre los precios, que ya no son atractivos, como en otros años; se están equilibrando en niveles bastante más bajos, lo que pone en riesgo la rentabilidad de más de una empresa y origen”, señaló.

Chile durante dos décadas logró afirmarse como primer productor y exportador austral. Logró superar todos los desafíos que se planteaban, tanto productivos y sanitarios, como de mercado. “Pero la llegada de nuevos jugadores -Perú, México y Marruecos- complicó la situación de Chile. Estos países tienen la ventaja de disponer de grandes superficies, de contar, en general, con menores costos y de producir los arándanos en zonas secas, sin la incidencia de lluvias, ni de temperaturas extremas. Chile, por el contrario, debe lidiar con heladas, con picos de calor, con lluvias durante la cosecha y con escasez de agua para riego”, precisó Ernst.

Para enfrentar la creciente complejidad del comercio, el sector arandanero de Chile se propuso volcarse a pleno a la exportación de fruta de calidad, elevando los estándares de selección, acotando el espectro varietal hacia las que mejor arriban a los mercados e impulsando mejoras en toda la cadena.

En nuestro país

La historia del arándano en la Argentina refleja claramente una política en la cual se priorizó al sector público y el aspecto social antes que el productivo y exportador. “De esta forma se creó un estado monstruo que ahoga a la parte productiva. Esto lo sufrieron duramente las economías regionales”, dijo. Indicó que la reducción de la superficie frutícola y la caída de las exportaciones reflejan claramente esta falta de comprensión: “muchos factores le quitan competitividad a las frutas argentinas: elevados costos internos, presión impositiva, legislación laboral compleja, burocracia, ausencia de tratados con países compradores, altos aranceles, problemas logísticos, etcétera”.

Contó que la campaña 2021/22 cerró con una exportación de 8.500 toneladas: un 20% menos que en la campaña anterior. “Ante la creciente competencia de otros países, fuerte aumento de los costos (logísticos, insumos, energía) y mercados cada vez más complejos, el sector arandanero argentino se concentra cada vez más a suplir a nichos de mercado”, explicó.

Añadió que el más importante es el de la fruta orgánica, régimen productivo en el cual la Argentina tiene larga experiencia y fuerte presencia en muchos productos. El año pasado se exportaron 4.083 toneladas de arándanos orgánicos: casi un 50% del total.

A diferencia de los otros países competidores, Argentina tiene destinos más diversificados. Históricamente se enviaba el mayor volumen a Estados Unidos, pero las exportaciones se redujeron y actualmente reciben menos de la mitad. En contraposición crece la participación de Europa. Los envíos allí se mantuvieron durante los últimos años entre las 3.500 y las 4.000 toneladas. Pese a que Argentina puede enviar arándanos a China, los volúmenes son pequeños ante los elevados aranceles que debe pagar.

En caso del orgánico, también es Europa que recibe los mayores volúmenes. El año pasado alcanzó el 66% del total, seguido de EEUU. Algo va a Canadá, mientras que los envíos a Asia se mantienen en niveles mínimos y puntuales.

En Uruguay el arándano atraviesa serias dificultades. Se difundió hace unos 20 años en pleno auge de la fruta en las regiones australes de Sudamérica. Con este entusiasmo, se lo implantó en regiones que agroecológicamente no eran las más aptas. Ante los pobres resultados pronto se abandonaron estas superficies, y la producción se concentró en la región de Salto. Pero también allí suelen ocurrir accidentes climáticos -granizos, sequías, heladas-, que afectan el cultivo. A esto se suman costos internos altos, que quitan competitividad. Todo esto llevó a que se reduzcan la superficie, la producción y la exportación. El año pasado exportó 570 toneladas, bastante menos que en los años previos. Dos tercios se enviaron a EEUU, y el resto, a Europa.

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