El Gobierno aún no encuentra la receta para bajarle la temperatura a la economía
El equipo del presidente, Alberto Fernández, anunció una batería de medidas para combatir la inflación y evitar que se dispare el valor del dólar. Los analistas creen que las acciones serán insuficientes. Con la suba de tasas, el Central tratará de que los ahorristas se mantengan en pesos, pero se encarecerá el crédito
¿Qué efectividad tiene el paquete de medidas que el Gobierno nacional ha lanzado ayer para bajar las expectativas inflacionarias, evitar mayores presiones en el dólar -en todas sus variedades- y alentar a inversores y a ahorristas a quedarse en pesos y no dolarizar sus carteras?
Por ahora las reacciones del mercado son toda una incógnita. El fin de semana extra largo servirá para que los actores económicos tomen impulso y observan si el Gobierno está en condiciones de evitar un reperfilamiento de la deuda que emitió o si, por el contrario, la volatilidad volverá a instalarse y a cambiarle el humor al mercado, como sucedió la semana pasada con la abrupta caída de los bonos CER (ajustados por inflación). El dólar “blue” cedió en su racha alcista, a $ 216 por unidad, pero en lo que va del mes anotó una suba de $ 9. Los dólares financieros, a su vez, volvieron a apreciarse. El Contado con Liquidación terminó la semana corta por encima de los $242, mientras que el MEP tocó un récord nominal, a $ 235. La señal externa llegó de la mano de la caídas de las acciones argentinas en Wall Street, de un 9% (debido a la incertidumbre global), con un riesgo país, elaborado por el banco JP Morgan subió 3,6% hasta los 2.185 unidades, nuevo máximo desde el canje con privados en septiembre de 2020.
Los “ruidos políticos” inquietan a los operadores y a los empresarios, como por ejemplo, la versión que daba cuenta de un nuevo cepo al dólar. La vocera presidencial, Gabriela Cerruti, tuvo que salir ayer a aclarar la cuestión. “Me pide el ministro de Economía (Martín Guzmán) que lo niegue terminantemente así que lo estoy negando terminantemente”, enfatizó la portavoz. “El Gobierno no lo tiene previsto y lo puedo descartar absolutamente”, reafianzó en un contacto con la prensa en Casa Rosada. “No hay ningún tipo de cepo o restricción que esté pensando el Gobierno o que se vaya a anunciar en las últimas horas”, insistió.
En este contexto, se conoció el paquete de medidas que el Ministerio de Economía ha diseñado para tratar de enderezar el rumbo económico del país. A través de un DNU, se actualizó el Presupuesto Nacional de 2021 para “adaptarlo a las condiciones actuales” de la economía; se anunció una segmentación tarifaria (ver Página 4) y otras acciones para cuidar las reservas del Banco Central. Sin embargo, la entidad que preside Miguel Pesce debió sacrificar ayer unos U$S 200 millones para atender compromisos de importación. En plena cosecha gruesa, el BCRA ya perdió U$S 400 millones de las reservas en tres jornadas, un escenario a contramano de las metas acordadas con el FMI para la acumulación de dólares.
El Gobierno no cree que enfriando la economía se pueden ir corrigiendo de alguna manera los desajustes macroeconómicos, plantea Javier Timerman, socio de Adcap Grupo Financiero. “Cuando se analiza a la Argentina, uno de los principales temores de los inversores externos es el nivel de reservas del Central. No es el miedo a un reperfilamiento de la deuda en pesos. Lo que les preocupa es qué pasa si la Argentina, para poder refinanciar su deuda en pesos, emite y eso se va al dólar, porque no hay reservas”, advierte. Entonces podría haber algún tipo de salto devaluatorio impulsado por el mercado, completa. A su criterio, con la actual política económica es muy difícil contener la salida de dólares y perjudica mucho a la acumulación de reservas.
Efecto “suba de tasas”
En otro día de tensiones, la gestión del presidente Alberto Fernández anunció, además, un incremento de las tasas de interés del Banco Central. “En forma consistente y coordinada, el Directorio ha establecido un realineamiento de la estructura de tasas de interés. En este sentido, se definió un aumento de 3 puntos porcentuales de la tasa de rendimiento de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días de plazo, pasando de 49% a 52% nominal anual (TNA)”, se comunicó oficialmente. Se trata de la sexta vez en el año que la autoridad monetaria tiene que salir a subirlas para combatir la inflación y las presiones cambiarias, en medio de inconsistencias fiscales y monetarias. ¿Qué efecto produce ese reajuste de tasas en la economía? Según el director del Centro de Estudios Sociales y Económicos del NOA, Daniel Abad, con una tasa para depósitos a plazo fijo al 53%, se intenta que los ahorristas se mantengan en ese tipo de operaciones, de tal manera de que el Estado absorba circulante y no siga alimentando la inflación. Naturalmente, este proceso incide en el nivel de consumo, pero se corre ese riesgo con el fin de que aquellos ahorristas no se vayan al dólar. Por otra parte, señala el consultor, del lado de la tasa activa, los créditos tienden a encarecerse. Lo más preocupante, según Abad, es que la suba de tasas en Estados Unidos puede llegar a complicar aún más el escenario argentino. “Si antes no entraban divisas a la reserva del Banco Central, en el actual escenario se complicará aún más esa estrategia porque cambió el incentivo”, explica. Previo al fin de semana “extra large”, y tras el cimbronazo de credibilidad de los últimos días, el gobierno establece una serie de medidas para evitar un desmadre de expectativas, indica, por su parte, el economista Eduardo Robinson. Entre las medidas, se encuentra la suba de tasas de interés de política económica, esto es el rendimiento de las Leliq (Letras de Liquidación) y de la tasa de plazo fijos para minoristas. “Esta medida apunta directamente a disuadir al pequeño y mediano ahorrista de apuntar sus excedentes a la compra de dólares. Por todos los medios, se trata de evitar una devaluación que acelere aún más la tasa de inflación y siga la licuadora de pesos a máxima potencia”, fundamental.
Robinson coincide con Abad en el sentido del encarecimiento del crédito. “Tarjetas de crédito y préstamos personales empiezan a ser prohibitivos. Lo único que mueve esa parte del crédito son las expectativas inflacionarias. Es decir, que la gente se endeuda con expectativas de que la mayor inflación esperada aliviará la deuda”, puntualiza el consultor.
Diagnóstico clínico
Frente el nuevo entorno de subas de tasas y anuncios oficiales para intentar contener la inflación y el tipo de cambio, la firma GMA Capital trazó un profundo diagnóstico respecto de los alcances del paquete económico.
• Aspirinas para la neumonía. Si la idea es combatir con fuerza la inflación, el incremento del costo del dinero fue en dosis homeopáticas. Los nuevos niveles de tasas continúan en terreno real negativo considerando tanto la inflación de mayo (5,1%) como la variación que el mercado espera para junio (5%). Al respecto, el mes pasado, los plazos fijos tradicionales perdieron 14% real (TNA), extendiendo ese derrotero negativo a seis meses consecutivos
• La rentabilidad de los bancos, afectada. La suba de tasa de Leliq (tasa activa de los bancos) es inferior al aumento de las tasas de plazos fijos (tasas pasivas). Es decir, las entidades verán reducido su margen de intermediación, por lo que tendrán menores incentivos a captar depósitos. Esto podría ser un inconveniente en momentos de debilidad de la demanda de pesos.
• Maniobras hechas a la medida del Tesoro. Con datos de la semana que viene, probablemente veamos que la tasa de pases pasivos a un día, el centro de gravedad de las tasas call y “remu”, quede nuevamente rezagada frente al avance de la Leliq. En paralelo, el Tesoro sigue fomentando que los bancos suscriban letras y bonos para ser aplicados como encajes.
• ¿Un subsidio a la salida desde los bonos en pesos? El timing de esta decisión monetaria ocurre en momentos de máxima sensibilidad en la curva de títulos CER, el buque insignia del Tesoro en términos de financiamiento. Los movimientos de la semana pasada desataron una salida masiva desde los Fondos Comunes de Inversión (FCI) y bonos en moneda local. Esos pesos que abandonaron el riesgo soberano, luego se dirigieron en parte a FCI MM (money market o inversiones de muy corto plazo), a plazos fijos (ambos riesgo bancario/BCRA) y a tipo de cambio. El Central, al mejorar la recompensa de las alternativas a priori más seguras (al menos, las más demandadas en tiempos de incertidumbre) podría agregarle más combustible a la fuga desde los soberanos en moneda local, advierte GMA.
Lo que más le preocupa al mercado es otra acción de la autoridad monetaria observada en los últimos días: en medio de la corrida en los bonos en pesos, el inyectó mucha liquidez en el mercado para sostener las paridades. Según estimaciones preliminares de la consultora 1816, se habrían impreso $ 296.000 millones en las últimas cinco ruedas para comprar los títulos que estaban bajo asedio. La cifra equivale al 40% de los adelantos transitorios previstos con el FMI para todo el año. Cabe recordar que el acuerdo no pone límite a las intervenciones de mercado, pero sí a la asistencia monetaria.
Nueva meta inflacionaria: la pauta anual será entre 52% y 62%
La proyección oficial de inflación para 2022 fue elevada a un rango entre 52% y 62%, que representan 14 puntos más de lo firmado en el acuerdo con el FMI. El equipo económico que conduce Martín Guzmán admitió que habrá cambios en las metas acordadas con el FMI para el segundo semestre del año, pero que se mantienen los objetivos anuales que consisten en un déficit primario de 2,5%, la acumulación de US$ 5.800 millones de reservas y una asistencia monetaria de 1% del PBI. “Las metas de inflación que nos planteamos es un objetivo ambicioso pero tenemos que tener objetivos ambiciosos. Es un escenario muy volátil pero confiamos en la efectividad de las medidas que tomamos”, afirmaron desde el Ministerio de Economía. La última estimación del Relevamiento de Expectativa de Mercado del Banco Central fue del 72% para este año.
La estimación de Espert: el economista vaticina otra crisis
Durante una exposición ante una exposición a empresarios, el economista y diputado nacional de Avanza la Libertad, José Luis Espert, no descartó que la Argentina ingrese a una crisis más profunda. “El Gobierno deberá decidir si sigue acelerando contra el paredón de frente o hace algún ajuste fiscal. Creo que acelerará viendo la curva; no descartaría que la Argentina tenga una crisis -excluyó la de 2001- como la de 2008 o 2019, con un salto inflacionario. Es un escenario posible en los próximos 15 meses”, dijo durante un encuentro organizado por la Bolsa de Comercio de Córdoba. Espert afirmó que, en materia macroeconómica, “hace 60 años, que son los que tengo, que se hace todo mal y por eso le va mal al país”. En esa orientación, planteó que el programa “de Alberto Fernández” no será una excepción y terminará “en crisis”.