Estaba todo dado para que la tarde comience siendo una fiesta y se convierta en un verdadero carnaval. Así fue, todo celeste y blanco, claro. Todo de Atlético.
Sorprendentemente, Lanús se prestó para ser partener del equipo de Lucas Pusineri. Inofensivo, lento, a veces hasta sobrando el partido. Atlético fue todo lo contrario. Estuvo concentrado, presionando los 90 minutos, corriendo y disputando cada pelota como si fuera la última.
En esta carrera que tiene el “Decano” con otros equipos que también buscan la permanencia, salió desde atrás. La clasificación previa no fue buena (arrastra casi dos años de campañas flojas) y empezó lejos de la línea de largada en esta Liga Profesional.
Y por eso trabaja cada partido como si fuera un gran premio. No regala nada. Juega con el cuchillo entre los dientes, es agresivo cuando lo tiene que hacer y aprendió a administrar los tiempos.
Hasta el gol de Lucas Varaldo no había pasado nada. Iban 34 minutos de la primera etapa y aunque Atlético tenía la pelota no había peligro en ninguno de los arcos, Carlos Lampe y Fernando Monetti no participaban del juego. En el único ataque del “Granate”, Leonel Di Placido tiró un centro que se desvió en el camino, descolocó a todos y cayó en la cabeza de Varaldo, que definió muy bien. 0-1 injusto para Atlético, pero sobre todo era demasiado regalo para la visita.
El pit stop al “Decano” le vino bien. En los boxes, Pusineri hizo el trabajo fino. Afuera Augusto Lotti (reemplazado por un dolor estomacal, el “9” se había abocado mucho al trabajo sucio, pero poco al juego) y adentro Ignacio Maestro Puch, que inyectó otra dinámica y mayor velocidad para presionar a los defensores. Atlético lo aprovechó.
“El mensaje fue de tranquilidad, les dije que lo podíamos dar vuelta, trabajamos mucho para lograr este objetivo”, explicó Pusineri sobre el mensaje que le dio a los suyos en el entretiempo.
Si bien no aceleró a fondo apenas llegó el pitazo inicial de Fernando Rapallini, en el complemento, de a poco fue pisando el acelerador y acorraló a Lanús, sobre el arco de Monetti.
De tanto presionar, el “1” “granate” se equivocó (como aquella noche de Copa Libertadores sobre el mismo arco) y el que aprovechó fue Ramiro Carrera, que dejó un hombre en el camino con una gambeta y sacudió el arco de “Mono”, que voló para la foto pero no logró descolgarla del ángulo.
Golazo y locura en las tribunas y en el campo de juego. Tan impresionante fue el gol que valió el doble festejo de los fanáticos que, gracias a la intervención de la tecnología, lo pudieron gritar dos veces. 1-1 y 37 minutos por delante, suficiente para que en una de las últimas curvas del partido pueda ponerse arriba en el marcador.
El segundo gol también fue todo obra de Carrera: robó la pelota cerca del círculo central, dejó a tres “granates” en el camino y Matías Pérez lo bajó dentro del área. Penal, que el propio “Rama” cambió por gol. 2-1 y a aguantar.
Salvo por una jugada individual de Claudio Spinelli, que definió mal, el triunfo “decano” nunca corrió peligro. Lampe descolgó un par de centros y los tres puntos se quedaron en la provincia.
De esta manera, Atlético terminó esta carrera subido en el podio y festejando mesuradamente, porque en cuatro días tiene otro compromiso en Parque Patricios. Pero viajará con la tranquilidad de saber que, al menos en este gran premio que se viene, largará desde la pole position, por delante de Central Córdoba, Arsenal, Sarmiento, Aldosivi, Godoy Cruz y Patronato.
Los motores del fútbol siguen en marcha, porque esto tiene mucho por delante.