Según Aaron Beck, uno de los referentes de la psicología cognitiva, describe la ansiedad como una reacción de miedo. Es un mecanismo fisiológico que nos permite adaptarnos al medio: nos pone en alerta ante potenciales peligros del entorno y nos prepara para una conducta adecuada a la amenaza percibida: evitándola, huyendo o afrontándola.
La definición no es gratuita ya que en el último programa de La Voz Argentina, una participante se emocionó al superar la audición a ciegas y contó que era la segunda vez que se subía a un escenario, después de haber sufrido un ataque de pánico en pleno show. Este relato llevó a que "Lali" Espósito realizara una reflexión sobre la ansiedad y muchos de los usuarios de las redes sociales celebraron el mensaje.
A su vez, describe dos tipos de ansiedad y la diferencia entre ellas está en la percepción de la amenaza por nuestra parte. Una ansiedad funcional, que opera como un mecanismo adaptativo y protector, absolutamente necesario para todos. Esta es la ansiedad que nos da el instinto de supervivencia.
Pero también existe la ansiedad disfuncional y patológica, que surge cuando la respuesta es desproporcionada frente a la amenaza que aparece. Incluso puede ocurrir en ausencia de estímulos externos que la justifiquen y, aun así, se disparan síntomas físicos y psicológicos. Esta reacción puede ir desde una oleada de ira o llanto desconsolado durante un determinado tiempo, o cualquier otra respuesta emocional muy alta y de larga duración.
Según indican los especialistas, sentir ansiedad de modo ocasional o en circunstancias aisladas, forma parte de la vida normal de las personas. Sin embargo, aquellas que padecen trastornos de ansiedad, con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Con frecuencia, estos trastornos se dan en episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o terror que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico).
Estos sentimientos de ansiedad y pánico, si se vuelven frecuentes y abrumadores e interfieren con las actividades diarias, llegan a convertirse en un problema, ya que deja de ser normal y se transforma en patológica.
Aquellos episodios son desproporcionados en comparación con el peligro real, pueden durar un largo tiempo y son difíciles de controlar. Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.
Algunos ejemplos del trastorno de ansiedad son: trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social (fobia social), fobias específicas y trastorno de ansiedad por separación. Una persona puede padecer más de un trastorno de ansiedad y en algunas ocasiones, puede surgir de otra enfermedad que requiera tratamiento.
Para evitar estos episodios o aplacarlos, los especialistas recomiendan:
-Hacer ejercicio: este hábito es recomendado para mantener una salud física y mental estable y equilibrada. Según la medicina, el ejercicio reduce las hormonas del estrés como el cortisol y ayuda a liberar endorfinas, las cuales mejoran químicamente el cuerpo. Además, estos químicos naturales mejoraran la calidad del sueño, el cual es afectado negativamente por la ansiedad.
-Reducir la ingesta de cafeína: Este alcaloide está disponible en el café y bebidas energizantes, pero que en altas dosis y de manera adictiva incrementan la ansiedad y estrés, porque el componente se dirige al cerebro estimulándolo.
-Meditación: es recomendada para promover la relajación hasta generar energía interna. Según un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison, este hábito ayuda para que se desarrolle compasión, amor, paciencia, generosidad y perdón a nosotros mismos.
-Desconectarse al menos unas horas de redes sociales: de acuerdo a un estudio publicado por la revista estadunidense Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, comprobó que desconectarse mínimo una semana de redes como Twitter, Facebook e Instagram, mejoraría el estado de ánimo de las personas.
Escuchar música: con esto, la música ayudaría a reducir los niveles de frecuencia cardíaca y se usa como parte de psicoterapia. La música es una herramienta importante para hacer frente a la ansiedad, y un inductor de estados de ánimo tanto positivos como negativos dependiendo de los gustos personales.
-Da o recibe afecto físico: varios estudios han confirmado que recibir abrazos, darlos o incluso tener relaciones sexuales ayudan a reducir el estrés que acumulas durante el día. El contacto físico positivo puede ayudar a liberar la oxitocina y a reducir el cortisol y te ayudaría a bajar la presión arterial y el ritmo cardíaco, síntomas físicos del estrés.
-Respira profunda y conscientemente: respirar profundamente ayuda a que el cuerpo libere tensiones y malestares físicos provocados por el estrés. Los ejercicios de respiración profunda ayudan a activar el sistema nervioso parasimpático, que controla la respuesta de relajación.
Es necesario recordar que se debe consultar a algún especialista del área de la salud en caso de se necesite mayor ayuda.