Hay frases dichas en la pantalla que atraviesan generaciones y, aunque están ligadas indisolublemente con un personaje, terminan apropiadas por todos y como parte de la cultura popular. “Al infinito y más allá” se instaló en ese espacio selecto en 1995, cuando Pixar revolucionó la industria del cine para la familia con una película que abrió una nueva era y protagonistas animados que siguen causando el deleite del público.
Quien haya leído la referencia anterior, recordará al muñeco del astronauta Buzz Lightyear, con los brazos abiertos y decidido a volar, pese a las advertencias de sus amigos en la casa de Andy de que no podía hacerlo y se iba a estrellar en el suelo. Esa decisión de desafiar lo imposible, soñar con grandes objetivos, no dejarse vencer por las adversidades y luchar para conseguir lo que se pretende es uno de los mensajes que dejó la inicial (e inigualable) “Toy Story”, el primer filme completamente realizado con efectos digitales.
Buzz ya tuvo producciones propias (una película de poco éxito y una serie a principios de este siglo, aparte de cameos), pero hoy Disney y Pixar le dan el respaldo tan esperado -y merecido-. “Lightyear” cuenta la historia que inspiró al juguete articulado, de ese legendario y firme guardián del universo que cumple con aventuras intergalácticas junto a un grupo de reclutas a su cargo, siempre dispuestos a entrar en combate y enfrentar los mayores peligros.
Así, se corporiza (siempre en dibujo animado) el muñeco en un ser heroico dotado de la última tecnología, capaz de volar con sus alas retráctiles, con rayos láser como armamento, ágil y entrenado en artes marciales. Lo rodea un equipo ambicioso, la Patrulla Zap Junior, para conformar entre todos un colectivo que asegura una diversión sin distingo de edades: los abuelos recordarán las risas de sus hijos hace casi tres décadas, al mismo tiempo que disfrutan de las nuevas de sus nietos todos en la misma sala, en el gran estreno de la semana en la Argentina.
La pregunta clave
La idea de emancipar este personaje estaba desde el origen de todo. Su diseño para “Toy Story” ya había sido pensado para que de él apareciese una línea de juguetes y de merchadising, que se desarrolló como en muchos otros de esa tremendamente exitosa producción y que siguen vigentes.
Al momento de concretar su película, el director Angus MacLane se centró en responder una pregunta clave: ¿qué vio Andy para suplicar a sus padres por ese fantástico muñeco de acción como regalo, al punto de hacerlo su preferido ante la furia del resto (principalmente de Woody)? Y la respuesta fue que el niño había visto un filme apasionante: precisamente “Lightyear”.
“Quería hacer algo que les hiciera honor a esas divertidas películas de gran presupuesto y enorme entretenimiento”, señala el director, que acredita como su principal antecedente en la industria haber realizado “Buscando a Dory”. Pero no se queda ahí su curriculum: integró los equipos de “Toy Story 3”, “Up: una aventura de altura” y “Wall-E”. La productora es Galyn Susman, y el coguionista es Jason Headley.
Y en el campo de las voces originales en inglés (ojalá se las pueda escuchar en alguna de las versiones que se proyecten en Tucumán), el protagónico es interpretado por Chris Evans, secundado por Keke Palmer, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin y Mary McDonald-Lewis.
Otro punto alto es la banda sonora grabada con una orquesta de 89 músicos y un coro de 39 voces, compuesta por Michael Giacchino (ganador del Oscar, el Globo de Oro y el Grammy por “Up”), que desde mañana estará disponible en las principales plataformas digitales de música. “Una de mis secuencias preferidas se llama ‘Misión perpetua’. Está al comienzo de la película y fue un desafío interesante, porque tenía que transmitir frustración, tristeza, afán y empuje por lograr un objetivo”, expresó.
En el trailer de adelanto sonó “Starman”, el tema de David Bowie de su álbum “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”.
Aún antes de su estreno mundial, el filme fue alcanzado por la polémica: 14 países lo prohibieron por una escena con un beso entre dos personajes femeninos, que Disney se negó a retirar, en aplicación de las leyes y políticas homofóbicas que rigen en esos estados.
Lejos, muy lejos
La peligrosa historia se desarrolla en T’Kam Prime, un planeta a 4,2 millones de años luz de la Tierra que nunca ha sido explorado antes por los humanos, pantanoso y repleto de plantas trepadoras y enjambres de insectos enormes.
El astronauta llega allí cuando decide torcer el curso de su nave y no regresar a casa tras completar su última misión. Sin embargo, cuando quiere salir del planeta, se estrella y tanto él como su tripulación quedan varados en este entorno hostil, el escenario perfecto para nuevas aventuras, adelanta la sinopsis. “Buzz es el tipo al que hace tiempo las cosas nunca parecen salirle mal. En esta película lo vemos por primera vez caer en una mala racha. Algo que nunca experimentó antes”, señala el productor ejecutivo Andrew Stanton, quien colaboró en las cuatro películas de la franquicia Toy Story.
Entonces, su principal misión será lograr salir del peligroso lugar cuando antes, paralo cual lleva adelante numerosos vuelos de prueba para calibrar su última mezcla de combustible de hipervelocidad. ¿El truco? En cada intento, experimenta una dilatación en el tiempo. En su primer vuelo de prueba, para Buzz sólo pasan cuatro minutos, pero en T’Kani Prime pasan cuatro años; y con cada nuevo intento, esto se intensifica. La premisa abre el juego a divertidos y sorprendentes giros en la trama.
Los nuevos
Mientras el comandante busca la solución, los peligros se multiplican para Izzy Hawthorne, Mo Morrison y Darby Steel, el entusiasta trío de divertidos personajes que lo secundan en sus aventuras y deslices, cada uno con sus deseos, problemas y desafíos. Además intervienen el gato robot Sox y la computadora de abordo, I.V.A.N.
El mayor desafío que enfrentan en ese sitio inhóspito es la llegada del enigmático de Zurg y su ejército de robots despiadados.
“Buzz se da cuenta de que, como mucho, son un grupo de segunda. No están entrenados, no saben nada, y concluye: ‘no pueden ayudarme. No los necesito. Lo haré solo’. Pero no tiene idea del efecto que tendrán en él sus nuevos compañeros”, adelanta Headley.
De carne y hueso
El nombre de Buzz se inspiró como tributo al astronauta Edwin Eugene Aldrin Jr. (apodado Buzz), la segunda persona en caminar sobre la Luna con el Apolo 11. Originalmente fue llamado provisionalmente Lunar Larry, hasta que decidieron rebautizarlo para “Toy Story”.
Tanto el aventurero de carne y hueso como el dibujo se lanzan a las profundidades del universo, sin saber lo que habrá allí y dispuestos a hacer historia. Y todo es, como siempre, para ir “más allá” que nadie antes.