Un testimonio sobre Mercedes Sosa más allá de los escenarios

Un testimonio sobre Mercedes Sosa más allá de los escenarios

Coqui Sosa escribió “Yo no canto por cantar”, una recopilación de historias y relatos de sus experiencias con la Negra y sus enseñanzas de vida. Un compromiso que va más allá de lo artístico y e legado de una cantora popular.

JUNTOS EN EL ESCENARIO. Coqui Sosa cantó muchas veces con su tía Mercedes desde su inicio en Cosquín. JUNTOS EN EL ESCENARIO. Coqui Sosa cantó muchas veces con su tía Mercedes desde su inicio en Cosquín.

Mercedes Sosa era mucho mas que una excelente voz: era un pensamiento hecho canto, y eso es lo que hace que, a pesar de que se nos fue hace 13 años, la gente la tenga permanentemente en su memoria y en su corazón”.

Así la evoca su sobrino Coqui Sosa, quien aparte de testigo directo de las relaciones familiares fue su compañero de escenario en varios recitales y de viajes que le permitieron escribir “Yo no canto por cantar”, el libro que tiene dos subtítulos: “el legado de Mercedes Sosa” y “Historias y relatos de momentos compartidos con la tía Mercedes”.

La publicación será presentada el martes 14 a las 19 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (avenida Benjamín Aráoz al 800), con la participación de Roberto Espinosa y Alejandra Burzac. Luego, Coqui partirá a Israel para ofrecer algunos recitales y estar en un homenaje integral la Negra, con canciones, exposición de fotos y su publicación.

- ¿Por qué este libro ahora?

- En realidad, es simplemente una “transferencia de lo oral a lo escrito”. Desde que la Tía falleció, el público y los periodistas siempre me preguntan sobre “el otro lado” de la vida de Mercedes. Era como si la tristeza hubiese despertado en todos esa necesidad de saber quién era en lo cotidiano. Yo trataba de describirla contando experiencias que viví con ella, que a mi entender era la mejor forma de hacerlo, lo más auténtico porque te mostraban qué pensaba y cómo día a día actuaba consecuentemente con ese pensamiento. Pero además, lo escribí porque llegué a la conclusión de que artistas como ella no sólo deben quedar en la memoria de la gente como alguien talentoso en el arte, sino por su pensamiento ya que, a la vez, conformaba ese arte. Haberlo llevado todo esto a un libro me da una seguridad de que quedará a disposición de quien quiera conocerla y aprender de ella.

- Figura como Volumen Uno. ¿Cuántos más habrá?

- La idea de que existan más ediciones nace justamente de ir escribiendo el libro y entender que mucha gente también pudo conocerla y podrá dar su propio testimonio real de quién era la tía. Incluso a mí mismo me quedaron algunas anécdotas más para sumar. Creo que la experiencia de “la memoria colectiva” es más enriquecedora para lograr este objetivo propuesto. Yo no quiero personalizarlo, no quiero que sea solamente “el libro de Coqui”; mi sueño es que el volumen dos sea un trabajo de recopilación de experiencias y relatos de distintas personas, que muestren las facetas que no estén presentes en el primero o tal vez que reafirmen las que sí quedaron plasmadas. Mi hermano Claudio, por ejemplo, también pudo ser testigo directo y vivió muchas de estas historias e incluso podrá sumar sus experiencias en los libros venideros. Sería maravilloso que él y quien quiera y pueda así lo haga.

Un testimonio sobre Mercedes Sosa más allá de los escenarios

- ¿Qué implica haber vivido experiencias con ella?

- Siento que soy un privilegiado, uno de los pocos que pudo disfrutarla y conocer al ser humano y a la gran artista al mismo tiempo. Yo no lo busqué, se dio… o más bien la tía Mercedes me abrió su mundo cuando me invitaba no sólo a cantar, sino a viajar con ella recorriendo largos caminos o trayectos. Y esto, a su vez, nos permitió compartir mucho tiempo juntos. No siempre que viajaba con ella cantaba; nunca le pregunté por qué me pedía a mí que la acompañara… Eso me quedó en el tintero. Pero sí puedo decirte que el haberla conocido así, haber visto cómo era en la vida cotidiana y en la profesional (desde adentro), me dio la certeza de que verdaderamente se puede ser artista y auténtico. Existe el mito de que los artistas no son lo que muestran en un escenario. Seguramente algunos habrá o muchos que se comportan así. Pero ella, sin dudas, era auténtica. Y en eso intento ser como ella…

- ¿Cuál es su legado?

- Sin tener que pensarlo mucho, te digo que es su honestidad y su coherencia. No es fácil ser artista y ser honesto y coherente con uno mismo… doy fe de ello. Todo queda registrado en discos, shows o pensamientos públicos. Uno puede equivocarse una o 1.000 veces. Sin embargo, no puede ni debe dejar de ser auténtico. Y a eso la Tía lo tenía muy claro… Basta con recorrer su obra para entender que la elección de cada una de sus canciones, interpretadas con esa voz maravillosa y de una manera única, eran el reflejo de sus pensamientos, y de sus ideales.

- Si no se canta por cantar, ¿por qué se lo hace?

- En el libro cuento la historia de cuando la Tía me va a escuchar cantar la primera vez en vivo. Cuando termino el show, me hizo una observación cantando el fragmento de la canción “Hermano”, de Hamlet Lima Quintana y Carlos Guastavino: “Fíjate hermano cómo vas cantando,/ toda la tierra te escucha conmigo…”. Ahí me di cuenta de que esta vida de artista se debe recorrer “de punta a punta”, que uno debe cantar canciones con contenido y con el conocimiento de lo que está cantando para darle a ese canto un sentido, una razón, una trascendencia.

- No todos lo interpretan de ese modo...

- Seguramente muchos lo hacen sólo por ganar dinero o buscando fama… ¿es válido? ¡Sí, claro! Pero si uno busca el verdadero sentido del arte, no pasa por ahí sinceramente: arte y negocio no siempre van de la mano. Aunque, a la vez, la realidad te lleva a necesitar unirlos para poder seguir produciendo. Como decía Don Atahualpa Yupanqui: “no se trata de ser famoso, sino de trascender, de dejar huellas”. Hay caminos alternativos que quizás no sean los ideales para un artista, quien debería poder desarrollar su tarea todos los días de su vida y vivir de ella. Pero no siempre puede, la dependencia económica es real. Sin embargo, uno puede buscar darse la libertad de poder hacer arte sin condicionamientos y ahí entra la necesidad de conseguir el dinero para sostener un proyecto así, la familia, poder dar una mano a otros, etcétera. Ese camino puede ser lograr trabajar paralelamente en otra profesión u oficio; lo ideal sería que también esté relacionado con el arte. Y de esta forma tener un ingreso que te permita tener esa libertad sin tener que aceptar condicionamientos ni dejar de sostener un proyecto por la necesidad.

- ¿Cuál fue tu debut con ella, dónde y qué cantaron?

- Fue en el Cosquín en 1985. ¡Todavía no puedo creer cómo fue que, de comenzar a cantar tres años antes, de pronto estaba cantando con ella en el festival más grande del país! Y sin pensarlo, ni buscarlo. Simplemente salió de una invitación de la Tía, que “me descubrió cantor” en la Navidad de 1984 y me preguntó si quería cantar con ella. ¡Así de generosa era! Cantamos “Mi abuela bailó la zamba”, dedicada pura y exclusivamente a mi abuela Ema, mamá de la Tía y de mi papá.

- ¿Se la tiene en el lugar que merece?

- Yo creo que sí, pero también creo que todavía queda mucho por conocer de su vida y de su proyecto. En el presente es fundamental darlo a conocer porque Mercedes marcó claramente un camino que muchos artistas no están viendo: el de lo colectivo, de hacer arte con una mirada social, inclusiva y colectiva. Por eso yo insisto en promover y defender este legado. Y este libro es una parte de cómo me propuse difundirlo.

- Siempre destacan que una condición de tu tía era la generosidad, ¿era con todos así o sólo con algunos?

- La Tía fue generosa con todos sin excepción, tanto en lo artístico, como en lo personal y comunitario, aún incluso sin tener obligación o compromiso. Todavía quedan muchos que pretenden cuestionarla, sobre en todo en Tucumán, con un argumento desacertado: “Ella no le devolvió a Tucumán todo lo que la provincia le dio”. Primero, ¿qué es lo que pretendían que devolviese? ¿Dinero? ¿A eso se refieren? ¿Qué dinero y cuánto dinero? ¿A quién? Igualmente, sin dejar mi promesa de confidencialidad, la Tía muchas veces donó dinero y realizó acciones solidarias, pero jamás hacia prensa de esos actos. ¿Fue un error? Por supuesto que no, es como debe hacerse. “Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”. Y si vamos a lo más trascendente, ¿sabés qué le dio a Tucumán? Reconocimiento en el mundo, una presencia, identidad… Cuando uno va al exterior y dice Tucumán, casi siempre te responden “¡Ah… Tucumán!, la tierra de Mercedes Sosa”.

- ¿Qué te pareció la biografía de ella en la plataforma de streaming Star+?

- No la vi todavía, pero sin dudas, sabiendo quiénes la hicieron y quiénes participaron, debe ser muy buena. Todo lo que sume a la memoria de la Tía bienvenido sea, siempre y cuando cumpla con un único requisito: honestidad intelectual. Si no es así, no vale, no ayuda ni sirve.

- Tu sobrina Araceli Matus salió al ruedo, ¿tenes contacto con ella? ¿Escuchaste su material?

- Araceli siempre fue artista, sólo le faltaba subir a un escenario y grabar y ahora lo hizo, y muy bien. Creo que la actitud de decir ahora quiero ser una artista pública es muy buena, suma, porque hay veces que se confunde ser artista con estar solamente arriba de un escenario. Pero hay artistas que no quieren subir y no por eso dejan de serlo ¡Son artistas! Subir al escenario es muy importante porque es otra forma de compartir el arte y hacerlo siempre es bueno. La propuesta de ella es muy buena desde lo conceptual a lo musical. Es una música para escuchar, para reflexionar. Eso tiene trascendencia y es lo que vale.

- ¿Hay gente que se aprovecho de la Negra?

- Volvemos al principio: si aprovecharse de ella es tomar su legado y practicarlo, bienvenido sea. Si la idea solamente fue “hacer un negocio con su imagen”, seguramente fue o será algo pasajero, no dejará huellas… Muchos lo hicieron y lo harán por ese motivo, pero la gente sabe bien cuando es auténtico y cuando no. Su legado es demasiado importante, no se trata de cantar las canciones que ella cantaba como nadie lo hará, o de colocar algunas imágenes o contar un par de anécdotas. Es más profundo que eso.

- ¿Cuál anécdota destacás?

- Es difícil elegir una, todas están enraizadas en mí. Pero quizás, la que me toca profundamente es la primera en la que cuento lo que parecía el final y en realidad es el principio: cuando ella se convirtió definitivamente en la Cantora del Pueblo.

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