El primer ministro británico, Boris Johnson, sobrevivió a una moción de censura y seguirá al frente del Gobierno. Diputados conservadores votaron hoy para decidir si lo destituían o no, tras el escándalo de las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos.
El presidente del llamado Comité 1922 (que agrupa a los diputados conservadores sin cartera), Graham Brady, confirmó que un número suficiente de parlamentarios solicitó la votación.
En total, 211 de los 359 diputados conservadores votaron a favor del primer ministro, que permanece así en el puesto. Pero los 148 legisladores que se expresaron en contra de su líder dejan su legitimidad fuertemente dañada.
El “partygate”
El escándalo de las fiestas organizadas durante el confinamiento, que comenzó hace seis meses, fue atizado por la publicación el 25 de mayo de un informe interno que detalló la magnitud de las infracciones a las leyes anticovid en Downing Street, lanzando nuevos llamados a la dimisión de Johnson.
Su autora, la alta funcionaria Sue Gray, responsabilizó a los “altos cargos implicados” de la celebración de incontables eventos marcados por los excesos de alcohol en dependencias gubernamentales cuando los británicos estaban privados de ver a familiares y amigos.
No nombró a Johnson, quien solo recibió una multa de 50 libras (U$S 63) por haber participado en una fiesta por sus 56 cumpleaños el 19 de junio de 2020 en la sala del consejo de ministros.
En su defensa, el líder conservador aseguró que no se le había “ocurrido” que el breve encuentro “pudiera constituir una infracción de las normas”.