"Palito" Ortega: "La gente intuye que serán las últimas oportunidades de vernos"

"Palito" Ortega: "La gente intuye que serán las últimas oportunidades de vernos"

La consigna histórica del ídolo popular, “quiero que la gente cante”, se cumple en cada show de “Gracias”- Tour Despedida, que llega hoy a las 21 y mañana a las 20 al teatro Mercedes Sosa.

Palito Ortega: La gente intuye que serán las últimas oportunidades de vernos

“Venimos con la banda que me acompaña siempre, dirigida por Lalo Fransen, con coro, con proyección de imágenes de diferentes etapas de mi carrera. El repertorio se compone de canciones que a lo largo de toda mi carrera fueron las más escuchadas, las que más se conocen o tienen que ver con películas”.

Lo informa Palito, uno de los artistas más influyentes de Latinoamérica desde los años 60, con la voz serena de Ramón Bautista Ortega en charla telefónica con LA GACETA. Hoy a las 21 y mañana a las 20, el ídolo popular nacido en Lules viene a decir “Gracias”, su Tour Despedida, desde el escenario del teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

- Ya llenaste el Luna Park y otras salas del país con este espectáculo, ¿cómo lo vivís?

- En el show en Rosario (fecha precedente) la gente no paró de cantar. Intuyen que son las últimas oportunidades de encontrarnos, de vernos y de compartir un momento a través de mi música. Es mucha emoción y la gran alegría de haber llegado hasta ahora con más de 50 años de trayectoria. Uno piensa que de la gente que estaba cuando empecé, muchos ya no están. Yo he tenido la suerte, gracias a Dios, de poder hacer esta gira, donde recordamos todo el espacio que hemos caminado, todas las etapas que hemos pasado y también todas las películas que fueron marcando diferentes momentos en mi carrera. Es recordar las canciones que uno escribió en un momento determinado para un filme, para una comedia o porque simplemente escribió un tema. El recorrido es muy amplio porque son muchos años y es mucha música también, pero me doy cuenta de que el público en realidad se entrega a ese momento con mucho amor porque seguramente hay mucha música que tiene que ver con diferentes etapas en sus vidas.

- Siempre me llamó la atención una consigna tuya: “quiero que la gente cante”.

- Es una imagen que me quedó de muy joven. Sentí que uno escribía una melodía que se podía ir cantando por las calles, en las canchas de fútbol y hasta en las manifestaciones públicas. “La sonrisa de mamá”, “Yo tengo fe” o “Corazón contento” son melodías que la gente ha cantado mucho y en distintos lugares. De repente sentía que la canción dejaba de ser mía y pasaba a las gargantas de tantos. Incluso el ingenio popular les cambió las letras. En la cancha puede ser “Yo tengo fe/ que vamos a ganar…” y aparece el nombre del equipo. Eso es la música popular, la que puede ir por todos los espacios de la comunidad.

- Hablando de “Yo tengo fe”, recordanos en qué circunstancias la compusiste.

- Surge en el momento en que empieza a anunciarse la vuelta de Juan Domingo Perón a la Argentina. Había efervescencia, había esperanza y alegría. Me acuerdo de que yo andaba en la calle; venía de la compañía RCA, donde grabé toda la vida, y pasó un grupo de estudiantes cantando, pasé por una fábrica y los obreros estaban a la puerta. Cuando llegué a casa tomé la guitarra y no me llevó más de 10 minutos escribirla. Ya la tenía; de la calle yo traía todas esas sensaciones, las sentía y las pude transmitir en esa melodía. Después esa canción fue a los estadios y a las calles.

- Varias generaciones entonan tus canciones. Muchas han sido cantadas y versionadas en otros idiomas, y vos las has cantado en otros idiomas.

- Sí, la verdad es que todo ha tenido siempre una devolución fantástica por parte del público. Eso es maravilloso porque muchas veces los artistas proponemos cosas y no sabemos hasta dónde esa propuesta va a ser recibida, así que eso me pasó. Mi agradecimiento es inmenso porque proponemos sensaciones y las transmitimos, pero que esas sensaciones tengan que ver también con la expectativa, los sentimientos o la historia de la gente es lo máximo.

- Un día te fuiste de Tucumán sólo con tu valija de cartón, pero llevabas música y carisma.

- La historia tiene que ver con la fuerza de voluntad que uno ha tenido siempre. Tengo una imagen muy clara de cuando me fui de mi pueblo en Tucumán. Mis amigos me gritaban: “¡llevá mucho pan en la valija; te vas a morir de hambre!”. Yo me reía, pero tenía tan claro que me iba en busca de algo mejor, que llevaba una fe y una esperanza enormes para poder cambiar mi vida. Si uno no tiene convicción, es muy difícil encarar cualquier desafío. Todas esas imágenes fueron muy fuertes a lo largo de mi vida y de mi carrera, porque después les di forma, de alguna manera, con mi música. Mi respuesta estuvo siempre en la música.

- A las raíces fuertes que te dio tu padre en Lules vos las pusiste en tus talentosos hijos.

- Por ellos pasa tal vez la obra mayor, que ya no es solamente lo que uno se ha propuesto en la vida.

- En la construcción de la “obra mayor” de hijos y nietos cuentan más de 50 años de una pareja estable.

- Es definitivo. Asumí que soy sólo una mitad, y que sin la otra mitad sería muy difícil. Es saber que uno encontró la mujer de su vida, la compañera que está siempre firme a la par, que fue capaz de renunciar a su propia carrera para dedicarse a la carrera que eligió, que era formar una familia y acompañarme.

- En el camino no todo ha sido tan feliz como tus canciones.

- Yo venía con muchas carencias de familia y de hogar porque mis padres se separaron cuando era chico. Uno de mis primeros trabajos fue de canillita, vendiendo LA GACETA por las colonias. Ya entonces se manifestaba el espíritu de uno de no quedarse mirando cómo pasaba la vida, sino de meterse dentro de la vida y entrar a caminar con ella, con la fe puesta en Dios, que también lo he manifestado en mi música. Fue inquebrantable en ese sentido. Y no retrocedí, más allá de las adversidades, que fueron muchas. Después, en pleno éxito, me tocó enfrentar situaciones muy difíciles como fue cuando traje a Frank Sinatra, y perdimos casi todo porque nos mentían todo el tiempo con la estabilidad y que el dólar no iba a subir. Pero uno se ha portado bien y ha tenido la fuerza de voluntad para no desviarse de esa forma de ser. La vida me recompensó porque Sinatra me dio una mano muy grande cuando fui a Estados Unidos. Por eso le digo a la gente que, más allá de cualquier adversidad, seguir adelante depende de uno mismo. La vida se trata de eso. Cada día tenemos que dar gracias a Dios por habernos levantado y salir a la calle a seguir trabajando y peleando con la vida.

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