La madre de "Chano" Moreno Charpentier pidió modificar la Ley Nacional de Salud Mental

La madre de "Chano" Moreno Charpentier pidió modificar la Ley Nacional de Salud Mental

Sigue la polémica.

. Marina Charpentier, madre del cantante Chano. . Marina Charpentier, madre del cantante Chano.

“No quiero estar en el velorio de mi hijo”, dijo tajante Marina Charpentier, madre del cantante Chano, en una jornada de reflexión y debate en el Senado. Con su discurso, profundizó la polémica sobre la actual Ley de Salud Mental y pidió que se realicen modificaciones porque -aseguró- la ley está hecha sin escuchar a las familias.

No es una novedad, ni es la primera vez que alguien lo plantea. Con la nueva internación de Chano y con los misteriosos (y fatídicos) acontecimientos que rodearon a Felipe Pettinato las últimas semanas, familiares y amigos de personas con enfermedades psiquiátricas se hicieron eco en los medios con este pedido: la ley necesita ser modificada.

“Yo no sé qué van a hacer con esta ley, pero al artículo 20 hay que cambiarlo. Una persona adicta tiene su voluntad tomada por la sustancia y no puede decidir con su sano juicio qué es lo bueno y lo malo para él”, aseguró Marina en el salón Auditorio del edificio anexo del Senado. Este artículo indica que la internación involuntaria de una persona sólo debe concebirse como “un recurso terapéutico excepcional” y que sólo podrá realizarse cuando el criterio del equipo de salud lo autorice. En todos los demás casos, la internación depende de la buena voluntad del paciente, que podrá abandonar el tratamiento cuando lo desee.

Un reclamo común

“Se podría haber evitado si la Ley de Salud Mental fuera de otra manera y la familia de los enfermos psiquiátricos pudieran intervenir antes y no esperar a que pase algo y ahí recién te ayudan”, dijo hace unas semanas Támara Pettinato, luego del incendio en el departamento de su hermano, que acabó con la vida de un reconocido médico. “Vos te das cuenta que está por suceder algo terrible, pero hasta que no sucede no podés internarlo contra su voluntad. Y en general una persona en ese estado no quiere que lo internes”, dijo la periodista en su programa radial. Y es que la situación de Támara es la que viven muchos familiares de pacientes psiquiátricos. “Es un cotidiano malestar que percibimos a diario, con respecto a familiares que tienen en su grupo familiar a personas con consumo problemático -dijo a LG Play Walter Segler, director de Salud Mental del Siprosa-; la principal dificultad es la adhesión que tenga el paciente para una internación; la persona no está en su juicio y no podemos esperar a que esa persona voluntariamente quiera ingresarse”.

Una aberración

“Es una ley que se aprobó sin debate, a libro cerrado y sin saber de qué se trataba -explica a LA GACETA Federico Luis Abril, presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Tucumán-; jamás llamaron a una asociación de familiares ni se ha pedido la opinión de las personas que quieren ayudar a sus seres queridos”.

El psiquiatra comenta que hay varios errores en la concepción de la ley: “no se la puede definir como otra cosa que una aberración. No habla de enfermedades mentales, sino que engloba a todos los problemas psiquiátricos como padecimientos mentales, que es un término muy ambiguo. Además, habla de actuar ante un ‘riesgo cierto e inminente’, y esperar a eso puede ser tarde. Estos casos (como el de Pettinato o Chano) se visibilizan, pero hay miles más. Todos los días se suicidan chicos sin haber recibido un tratamiento adecuado”, advierte.

Otras cuestiones

Abril dice que el proceso para lograr una intervención involuntaria es engorroso y que se necesitan varios pasos para conseguirlo. “En la urgencia no hay tiempo de hacer toda esa movida. Es ya. Si hay un brote psicótico, hay que actuar ahora” indica y reflexiona: “un paciente psicótico no está en condiciones para decidir qué es lo mejor para él. Y una persona que no esté psicótica pero esté condicionada por algo más, como en los adictos, tampoco.

“La ley tiene muchas aristas: hay cuestiones ideológicas, una lucha de poder implícita entre psicólogos y psiquiatras; es una ley antipsiquiátrica. Además, dice que los pacientes tienen que ser atendidos en hospitales generales, y eso es imposible... Trata de no estigmatizar al paciente psiquiátrico, pero, pensemos: el paciente psiquiátrico descompensado, excitado o gritando, necesita cinco personas para ser reducido y atado a una cama, y todo ese espectáculo no se puede hacer en un hospital general”.

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