Las economías regionales y sus necesidades

Las economías regionales y sus necesidades

Las economías regionales en nuestro país son estratégicas, debido a la riqueza y a la distribución de estas en las regiones donde funcionan. Todo esto dado, fundamentalmente, a la gran mano de obra que requieren para su adecuado desarrollo.

Si bien el de “economías regionales” es un término que se usa desde hace bastante, no existe una definición exacta. Suele referirse a las producciones agrícolas y agroindustriales de las zonas extrapampeanas. Entre las principales se cuentan: los cítricos, las manzanas, las peras, las uvas, las aceitunas, el azúcar, el tabaco, la yerba, la miel y el algodón.

En su momento, Raúl Robin, vicepresidente de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), dijo que el término “economías regionales” había nacido para diferenciar a los pequeños productores a lo largo de todo el país, que producen cultivos no tradicionales, distintos de aquellos que tienen grandes extensiones en las zonas pampeanas, donde generalmente se produce soja, trigo o maíz.

En general se incluyen en la categoría de economías regionales a producciones muy diferentes entre sí. Por ejemplo, la vitivinicultura mendocina, la yerba mate en Misiones, las peras en Río Negro y la caña de azúcar en el NOA. Se trata de realidades muy distintas, que muchas veces se agrupan solo porque no forman parte de los cultivos de la zona pampeana, pero no porque se relacionen entre sí. No comparten estructuras de costos, formatos de comercialización, mercados de destino y, en ocasiones, ni siquiera la distancia hasta los centros de consumo o de procesamiento. Su importancia es, sin embargo, tal que los Gobiernos deben tenerlas de manera permanente en cuenta.

Hace algunos días, los dirigentes de la rama de Economías Regionales de la CAME habían planteado que el aumento de los costos internos está limitando el potencial exportador de las economías regionales en todo el país.

En un encuentro que habían mantenido, productores agroindustriales de esas economías afirmaron que si bien las exportaciones de los 31 complejos de las economías regionales, en promedio, reflejaron un alza de más de U$S 300 millones durante el lapso que va de abril del año pasado a marzo de el año en curso, en comparación con el mismo período prepandemia -de abril de 2019 a marzo de 2020-, esta mejora se debió más a un incremento de los precios internacionales que a los volúmenes, lo que preocupa mucho a estos sectores.

Afirmaron que este salto podría haberse producido en las cantidades exportadas, pero a los daños ocasionados por las adversidades climáticas se suma el incesante aumento de costos, que restringe cualquier posibilidad de desarrollo y de crecimiento.

En esa reunión realizada en la sede de la CAME, los productores plantearon los retos que enfrenta el sector agroindustrial para aprovechar al máximo su potencial, entre los que se destaca el déficit hídrico.

En la zona cordillerana las nevadas han mermado, por lo que el nivel de aporte del agua de deshielo ha bajado significativamente en los últimos años. En provincias como San Juan, Mendoza, La Rioja y Catamarca, entre otras, se realizan pozos de más de 200 metros de profundidad, lo que implica afrontar altos costos energéticos. Por otra parte, la sequía generalizada no solo causó una bajante histórica en el río Paraná, sino que también afectó los rendimientos de los cultivos de la región del norte.

A nivel nacional, la escasez de un recurso tan crucial como el agua demanda inversiones en infraestructura hídrica. En el sector productivo hay una alta expectativa ante el proyecto de intercambio científico tecnológico con Israel, cuyo conocimiento en la administración y manejo del agua permitiría potenciar la calidad y la cantidad de nuestra producción.

Otra de las inquietudes de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYME) agropecuarias es el impacto de la guerra Rusia-Ucrania. Quienes exportan a esa zona -cítricos, peras, y manzanas y vino a granel, fundamentalmente- se mostraron expectantes ante el comportamiento del comercio internacional. Si bien preocupan las condiciones de pago y el aumento de los costos logísticos, la búsqueda de nuevos mercados supone una oportunidad de crecimiento y de expansión.

Por último, se subrayó la importancia de que se avance hacia un sistema tributario que descomprima y promueva la inversión, en pos de mejorar la productividad y, por ende, la rentabilidad de la empresa.

Este análisis debería ser tenido en cuenta por las autoridades gubernamentales, las que deberían actuar en consecuencia.

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