“Estoy visitando a mi hija y no puedo hacer declaraciones a la prensa. Por favor respeten mi privacidad”. El pedido, que brotó casi como un ruego, lo formuló ayer al mediodía el propio ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José Francisco López, de 62 años. Fue cuando LA GACETA dio finalmente en Concepción con su paradero que, hasta ese momento, era desconocido.
La presencia en esa ciudad del hombre que en junio del 2016 fue sorprendido cuando intentaba esconder un bolso con U$S 9 millones en un convento de General Rodríguez, en Buenos Aires, se conoció el lunes a través de un medio local. Fue fotografiado en el microcentro cuando salía de una oficina pública. La noticia causó revuelo y polémica, sobre todo en las redes sociales. Algunos expresaron su repudio y algunos pocos intentaron revalidar su gestión a favor del municipio y de la provincia.
Delgado y con una barba corta, el mismo López se encarga de atender a los que llegan a la casa de su hija en el barrio Yocavil, ubicado en inmediaciones de la sede de los Bomberos Voluntarios. Es lo que habían asegurado los vecinos y lo que, después, se pudo comprobar. “Se lo ve en esa casa desde hace algunos días. Es un hombre medio calvo que atiende a las personas y a veces sale en un auto”, comentó Ana, una vecina cercana a la vivienda donde está viviendo López. “La verdad que, aunque sospeché que podía tratarse del hombre de los bolsos, no me imaginé que ya podría andar suelto”, añadió sorprendida la mujer.
Cuando LA GACETA fue a buscarlo, López asomó con ropa sport y habló con voz tranquila. Atendió desde el marco de una puerta entreabierta. Y lo hizo dibujando una sonrisa de poco brillo que se asemejó más a una mueca nerviosa que a una expresión de agrado. Es al parecer el único ocupante de la modesta vivienda a esa hora del día. Su hija y el esposo de ella trabajan. “Estoy bien y no puedo hablar, ¿entiende?”, advirtió. A la pregunta si es verdad que realiza diligencias vinculadas con sus bienes inmobiliarios y en vista a instalarse definitivamente en Santa Cruz, solo contestó con una nueva sonrisa y un insistente “respeten mi privacidad”. Enseguida procedió abruptamente a desaparecer cerrando la abertura de madera con bordes de vidrio. No hubo despedida.
Libertad condicional
El ex funcionario se encuentra legalmente “excarcelado en término de libertad condicional”. Ese beneficio le otorgó el Tribunal Federal Oral (TOF) el 13 de abril del 2021 con una caución real de $85 millones. Fue en el marco de una causa por enriquecimiento ilícito en la que fue condenado a siete años y seis meses de prisión. Recobró la libertad en noviembre del año pasado luego de que tres de sus amigos se presentaran como fiadores y fueran aceptados por el tribunal. López también fue sentenciado con una “inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargo público”.
El hombre buscó refugio en la casa de la hija, que era de él cuando estaba soltero, según afirmaron sus allegados. Ella fue criada por sus abuelos del pueblo de Medinas. Actualmente es empleada pública. La casa paterna del ex funcionario kirchnerista está ubicada en el paraje Los Gucheas, al sudeste de “La Perla del Sur”. En la actualidad el inmueble se exhibe desolado. En principio se pensó que López se había refugiado ahí, pero los vecinos y algunos parientes directos dijeron que desde que fallecieron los padres, no se vio más movimiento de visitas. La última vez que se lo observó por ahí fue semanas antes de que fuera descubierto con los bolsos con millones. La mayoría de los familiares de “La Perla del Sur” dijeron desconocer sobre la presencia de López en la ciudad.
Un incidente
La llegada del ex funcionario despertó un agitado despliegue de los distintos medios de prensa que salieron a la caza del visitante. Y en medio de ese clima no faltaron los incidentes. Ayer el corresponsal de un programa televisivo de Canal 10, Exequiel Toledo, denunció haber sido duramente increpado en la noche del miércoles, en la puerta de su casa, por desconocidos que se mostraron molestos con un informe difundido sobre la presencia de López en esa ciudad. Aunque no hubo agresión física, los insultos, gritos y golpes contra la puerta de su vivienda generaron sobrada preocupación en el trabajador y los vecinos que salieron alarmados a ver lo que sucedía. La Asociación de Prensa repudió el episodio y demandó a los poderes del gobierno “las garantías necesarias para el libre ejercicio de la profesión periodística y el acto de la comunicación como un derecho sin riesgos”. La Policía, según se supo, trabaja para determinar el verdadero móvil de la intimidación del que fue objeto el trabajador de prensa.