La música de Juan Rosasco tiene múltiples vertientes y tanto puede hablar en sus temas de los afectos más personales como de derechos colectivos perdidos. Esa amplitud le da una voz propia en el panorama artístico de los cantautores argentinos, con su último disco “Norte” como punto de una ideal rosa de los vientos al que se dirige.
“Mi universo varía entre canciones de amor, canciones sociales y canciones políticas. Somos un canal, el arte nos atraviesa y estamos entonces obligados a decir lo que nos viene, con el compromiso de tratar de decir lo que uno siente”, define su fuente de inspiración, antes de presentarse en doble fecha, hoy y mañana a las 22, en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457), con Sergio Maza y Bruno Fornasari. Como invitados especiales locales estarán María Belén Aguirre con su poesía, Horacio Moya en danza y Sandra Aguirre proyectando videos. “Tengo una admiración muy grande por María Belén, y completa el equipo otro genial poeta que es Andrés Kiscnher, de Buenos Aires. Todo va a ser muy hermoso, una conjunción de arte maravillosa”, promete.
- ¿Qué identifica a “Norte”?
- El género canción, son nueve canciones que abordan todo tipo de temáticas. Siempre digo que es lo que está siempre ahí, vibrando entre el rock y el pop. A nivel producción, mantiene el hilo de “Cuentos para coleccionar”, nuestro disco anterior de 2014. Entonces trabajamos con Willi Piancioli y Pablo Tévez, integrantes de Los Tipitos y fueron un aporte fundamental. Después seguimos vinculados a Willi y grabamos dos EPs de tres canciones cada uno, hasta que llegó 2021 en el que grabamos tres canciones más, con el mismo laburo. Así quedó conformado este material, que cuenta con el trabajo clave del ingeniero de sonido Tomás Vigo, que hace de todo: graba, produce, edita, mezcla y masteriza.
- ¿Por qué decís que “Nuestro norte es un milagro”, en qué consiste ese milagro?
- El milagro es encontrar un norte e ir hacia ahí en este mundo tan difícil. El mundo va para el lado contrario del amor y uno rema contra la corriente, “como el salmón”, diría Andrés Calamaro. Todo es cuesta arriba a veces para quienes queremos e intentamos ir hacia el lado del amor.
- ¿Ése es el ideario que sostienen tu arte?
- Son muchas cosas; en principio tratar de decir algo, que siempre tenga contenido la letra, que haya algo para decir. Tenemos un idioma precioso y tratamos de usarlo de la mejor manera. Y que vaya acompañado de un contenido musical. En resumen, el ideario sería hacerlo con compromiso. Desde ahí viene mi idea de que el arte cambia el mundo: es nuestra manera de combatir, y desde ahí las cosas pueden ser mejores. Sin dudas el arte es una de las tantas formas que tiene la revolución. El arte es revolución.
- ¿Cómo se articula el compromiso social y político con la realización estética de una canción?
- Entendemos el arte como forma de cambio, entonces el compromiso tiene que ser desde todos los ángulos. Uno es el que vota, otro el que come, el que besa, el que compone, el que toca, el que ama. Uno es un todo y el compromiso tiene que ser total. No concibo ser un comunicador y no hablar de todo, uno puede expresarse y decir lo que siente a nivel político y social, y también lo necesita, especialmente en estos momentos que estamos atravesando. Tenemos que estar comprometidos con la palabra y con las nobles causas.
- Grabaste con Palo Pandolfo poco antes de su muerte...
- Lo de Palo fue demasiado fuerte, muy triste. Cuando grabamos el video en una caminata en el Parque de la Memoria charlamos de todo, de cosas muy profundas, no me la voy a olvidar más. Un tipo muy transparente y muy sincero que fue muy generoso. “Gritos de madrugada” fue una experiencia fuertísima, sumándole a toda la carga de Palo, el hecho de estar junto a familiares de detenidos desaparecidos, verlos buscar el nombre de ellos en las paredes del Parque, quedarse allí, contemplarlo, convivir unas horas en la densidad de la ex ESMA.
- ¿Cuáles son los desafíos que está presentando la canción argentina actual?
- Hay un sistema tratando de estar en contra todo el tiempo. Parte del desafío es que no nos aplaste, que no nos quite las ganas de crear y de cambiar el mundo. Hay un sistema que se nos viene encima y el desafío es luchar contra él, mantener la revolución siempre a pesar de todo.