El mundo de la animación creció aceleradamente en los últimos años. Desde la primera película de realizada en 3D por animación computarizada, “Toy Story” en 1995, y su evolución hasta “Toy Story” 4 en 2019, los cambios fueron veloces y muy marcados. En el medio, la revolución del VHS en los ‘90, que trajo no solo la comodidad de ver las películas en la casa sino de repetirla una y mil veces -algo que explotó en pandemia con la modalidad del streaming y las variadas de plataformas que existen actualmente-.
La animación evoluciona permanentemente: “las texturas, los rostros, el nivel de realismo en la animación es increíble hoy en día. La versión del “El rey león” realizada con animación fotorealista (Disney 2019) fue generada 100% por una computadora en un ambiente realista y esos cambios son impactantes. También hay películas que combinan diferentes técnicas y están quienes siguen realizando los dibujos animados con 24 dibujos por segundo. Hay un avance increíble en el rubro animación que vivió cambios vertiginosos”, reflexionó Tomás Eliaschev, periodista especializado en animación, en diálogo con LA GACETA. “La animación también avanza en cuanto a realidad virtual y aumentada en donde hay mucho para hacer porque está en franco crecimiento”, dijo el autor de “Postales de Disney” (Vera Cartonera - FHUC, Universidad Nacional del Litoral; 2021).
En 2019, el sitio especializado en el séptimo arte Ultracine publicó una lista de las 10 películas más vistas en Argentina en la década de 2010 a 2019. Seis de esos títulos fueron dibujos animados: “Toy Story 4”, “Minions”, “La era del hielo 4”, “Mi villano favorito 3”, “Los increíbles 2” y “Monsters University”, y una de ellas es la animación fotorealista “El rey león”.
“A partir de los cambios de la década de los 90 con las videocaseteras y el hecho de que las películas se comenzaron a ver una y otra vez en casa, comenzaron a hacerse muchas referencias adultas a conciencia porque se sabía que las animaciones también estaban destinadas a ese público que acompaña a los chicos al cine. Se sumaron guiños de humor, de política y cultura para adultos y esto terminó sucediendo también en los dibujos animados, no solo en los largometrajes. “Los jóvenes titanes en acción” (Netflix) tiene chistes para adultos, para la primera infancia, sobre Wall Street, la burbuja inmobiliaria, las estafas piramidales y sobre política. Se habla de Nixon, George Washington, por mencionar ejemplos”, adelantó el periodista. Eliaschev condujo recientemente una charla sobre la animación de hoy en la Feria del Libro en el stand de Télam, agencia para la cual trabaja además de realizar una columna en Pasaron Cosas de Radio Con Vos.
-¿Qué sucedió en pandemia con la industria de la animación?
-El streaming ocupó un lugar muy importante en pandemia e hizo que se consuman muchos más dibujos. Lo cierto es que nunca dejaron de producirse dibujos animados, algo que sí sucedió en pandemia con las series y películas con actores. “Soul” (Disney-Pixar, 2020) es una de las películas que también marcó un hito: en medio de la pandemia y con la posibilidad de trabajar en remoto, los profesionales de la industria de la animación hicieron lo que sus colegas de carne y hueso no pudieron: trabajar 100% remoto y finalizar esta película. Las restricciones fueron muy importantes en todo el mundo y Estados Unidos no fue la excepción, pero los trabajadores se organizaron para seguir trabajando desde casa y sostener la industria; a diferencia del cine y las series que tuvieron que parar, ellos siguieron produciendo. Es increíble que una película como “Soul”, de esa magnitud, ganadora de un Oscar, se haya realizado desde casa. Hoy en día, luego de las restricciones por la covid-19, los estrenos se hacen casi en paralelo: en el cine y en las plataformas.
-¿Cambió la mirada sobre las heroínas? ¿Cómo evolucionaron en la pantalla?
-Para revisar cómo evoluciona el rol de la mujer en los dibujos animados es clave ver lo que sucede con las princesas de Disney. Desde Blancanieves (1937), Cenicienta (1950), Aurora (Bella Durmiente, 1959), a las del renacimiento como La Sirenita (1989), Bella (Bella y Bestia, 1991), Jazmín (Aladino, 1992), Pocahontas (1995), Mulán (1998) y ya acercándonos al presente, Tiana (La princesa y el sapo, 2009) Rapunzel (2010) y Mérida (Valiente, 2012). En esa evolución, hubo cambios enormes pero siempre, hay que destacarlo, las protagonistas fueron las mujeres.
Hay algunas cuestiones que se revisan con una mirada actual como cuando Blancanieves que estaba inconsciente, dormida, es despertada por el beso del príncipe. O Aurora, dormida en la torre, que también tenía que ser rescatada por un príncipe. Esto no evolucionó en los 90 y visto con los ojos de hoy, es inadmisible. Pero ya con Bella hay un cambio: una princesa que le gusta leer, una intelectual; Jazmín que no se quería casar porque no quería ser un objeto y quería tomar sus propias decisiones o Pocahontas que elige a su pueblo antes que a su amor, el hombre blanco y conquistador. Mulán se hace pasar por un hombre para pelear en lugar de su padre y esos sí fueron algunos cambios. Mérida, por último, tiene una muy buena historia y es la única de las princesas de Disney que viene de Pixar. Fue creación de una mujer guionista, Brenda Chapman, que también creó “El príncipe de Egipto”, de los estudios DreamWorks Animation. Ella ya había trabajado en “La Bella y la Bestia”. Mérida es hija del jefe del clan escocés que elige pelear por su propia mano, para que no la entreguen en un matrimonio arreglado.
Con “Frozen” (2014 en Argentina) ya se consolida esa mirada feminista, porque es una película que tiene la firma de Jennifer Michelle Lee, guionista, directora y productora estadounidense, que hoy se desempeña como directora creativa de Walt Disney Animation. En esa película aparece la sororidad entre las hermanas Elsa y Ana, el amor que salva es ese, no el del varón. Aparece un hombre deconstruido que trata de ser genuinamente un aliado. Hoy se dice que Disney es feminista porque expresa esto en sus películas y las directoras tienen abiertamente una perspectiva de género que también se observó en “Raya y el dragón” (2021) y en “Encanto” (2021), por ejemplo.
También quiero destacar que nada de esto hubiese sucedido sin “Shrek” (Dreamworks, 2001), que se burla de toda esta tradición de los cuentos de hadas y las princesas que hablan con animales, cantan y deben ser rescatadas. Esto también forzó a que en Disney se comenzara a abrir caminos en este sentido hasta que crea esa escena fabulosa en “WiFi Ralph”, en la que la protagonista, Vanellope von Schweetz, se escapa hacia una habitación y se encuentra con una reunión de las princesas de Disney y mantiene un diálogo con ellas en el que los estereotipos se presentan con total naturalidad y mucho humor. ¡Esa escena es inigualable y vale la película entera!
-En la película animada “Pinocho” (1940) y en “Dumbo” (1941) los protagonistas fuman y toman alcohol. ¿Cómo ver estas producciones con los chicos de hoy a quienes se quiere educar con otra mirada?
-Creo que no hay que dejar de verlas haciendo una lectura crítica. Yo siempre recomiendo acompañar, estar ahí cuando se ven las animaciones, apuntalar. De todo se puede hacer una reflexión. Este año se estrenará en Netflix una nueva película de Pinocho en stop motion dirigida por Guillermo del Toro. Antes era común que los personajes aparezcan fumando o borrachos. Pero, bueno, la animación también es un vehículo para educar, conocer otras realidades y no tiene que competir con la lectura o l educación, se puede complementar si uno está atento.
También propongo siempre a todos ver la mayor cantidad de versiones de, por ejemplo, Blancanieves. Hay versiones de todo el mundo. Hay una versión de Blancanieves coreana en la que se mezclan varios cuentos clásicos, que se llamó “Zapatos rojos” y las voces las hacen los cantantes chilenos Mon Laferte y Beto Cuevas. Está bueno ver todas las versiones posibles.
Hay una versión de Betty Boop de Blancanieves, que se realizó previa al Motion Picture Production Code, más conocido como código Hays, que fue un código de producción cinematográfico que determinaba, en las películas estadounidenses, una serie de reglas restrictivas, qué se podía ver en pantalla y qué no. Fue creado por la asociación de productores cinematográficos de Estados Unidos (MPAA) en 1930 y describía lo que era considerado moralmente aceptable. Fue escrito por uno de los líderes del Partido Republicano de la época, William H. Hays, uno de los principales miembros del MPAA, y se conoció bajo su apellido.