18 Mayo 2022
Censistas en Lomas de Tafi. LA GACETA / FOTOS FRANCO VERA
Desde antes de las 8, las aulas de la Escuela Barrio Policial están llenas; en cada banco hay alguien que escribe sin parar y las conversaciones para pedir indicaciones hacen eco. Esta podría ser una imagen usual de un día de clases si no fuera porque todos llevan una pechera blanca. Oficialmente el Censo 2022 inició.
En Lomas de Tafí, son 263 los censistas que van a transitar por las diferentes manzanas para cubrir 18 radios del territorio. “Antes de presentarse tienen que…”, “los casilleros deben completarse así…”, “no se olviden de…” Tras repasar cada detalle -como un hormiguero que eclosiona- cada uno de los presentes sale por la puerta para iniciar el recorrido.
En el grupo de Nicolás Enriquez, la particularidad es que los 11 integrantes son jóvenes. Su “misión” comprende las calles Camino del Perú y Dora Hollenstein y las avenidas Francisco de Aguirre y Juan Manuel Raya.
"Estoy muy entusiasmado porque siempre me gustó la idea de ejercer nuestra ciudadanía y resaltar su valor. Desde hace tiempo quería participar en alguna acción social de tal nivel, pero antes no había logrado siquiera ser fiscal de mesa durante las elecciones”, indicó el jefe de radio.
Para él, uno de los desafíos que expone esta movilización nacional es el uso de los medios digitales. “La novedad pasa por la tecnología, pero ambos recursos se implementan en paralelo para tener un respaldo frente a cualquier falla. Ayer, eso fue un caos porque en los sectores rurales internet no funcionaba o la aplicación no podía abrirse”, explica.
De este primer encuentro entre lo analógico y lo digital, hay otro dato que complejiza un poco la tarea: en Tafí Viejo, solo un 30 % de la población realizó el registro de manera virtual.
“En promedio cada censista va a visitar 32 hogares y estuvimos hasta ayer por la noche con videoconferencias ultimando información y detalles. En mi caso, la convocatoria la hice por redes sociales y hubo una buena respuesta, la mayoría sentimos el mismo interés (o al menos curiosidad) por cómo cambia este día la ciudad”, agrega Enriquez.
Pese al frío y las posibilidades de quedarse en casa servidas en bandeja, la voluntad de Lucia López (26) es más fuerte.
“En mi caso decidí inscribirme como censista por la experiencia, hablamos de algo que se da en pocas oportunidades. Va a ser un buen recuerdo. A mis abuelos yo fui quien les rellenó el formulario digital a modo de práctica”, afirma la vecina de Villa Carmela.
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