Rusia informó hoy que casi 700 combatientes ucranianos más se habían rendido en Mariúpol, pero Kiev guardó silencio sobre su destino, mientras que un líder separatista prorruso sostuvo que los comandantes seguían atrincherados en los túneles bajo la gigantesca fábrica de acero Azovstal.
Más de un día después de que Kiev anunció que ordenó la retirada de su guarnición en Mariúpol, el resultado final de la batalla más sangrienta de Europa en décadas seguía sin estar resuelto. Las autoridades ucranianas interrumpieron todo debate público sobre el destino de los combatientes que resistieron allí.
"El Estado está haciendo los máximos esfuerzos para llevar a cabo el rescate de nuestros militares. Hay que esperar. Actualmente, lo más importante es salvar la vida de nuestros héroes", dijo el portavoz militar Oleksandr Motuzaynik en una conferencia de prensa. "Cualquier información al público podría poner en peligro ese proceso".
El Ministerio de Defensa ruso dijo que otros 694 combatientes se rindieron durante la noche, con lo que el número total de personas que depusieron las armas asciende a 959. El líder de los separatistas prorrusos que controlan la zona, Denis Pushilin, fue citado por la agencia de noticias local DNA diciendo que los principales comandantes seguían en la planta.
Las autoridades ucranianas confirmaron la rendición de más de 250 combatientes el martes, pero no dijeron cuántos más estaban dentro ni qué podría ser de ellos.
"Desgraciadamente, el asunto es muy delicado y hoy se están llevando a cabo unas conversaciones muy frágiles, por lo que no puedo decir nada más", explicó el alcalde de Mariúpol, Vadym Boichenko. Según indicó, en las conversaciones participan el presidente Volodímir Zelensky, la Cruz Roja y Naciones Unidas, pero no dio más detalles.
Las negociaciones ocurrían mientras Finlandia y Suecia solicitaban de manera formal su ingreso en la OTAN, lo que supondría la misma expansión que el presidente ruso Vladimir Putin ha citado desde hace tiempo como una de sus principales razones para lanzar la "operación militar especial" en febrero.
La rendición final de Mariúpol pondría fin a un asedio de casi tres meses de la otrora próspera ciudad de más de 400.000 habitantes, donde Ucrania afirma que decenas de miles de civiles murieron bajo los bombardeos rusos.
Funcionarios ucranianos mostraron esperanzas de organizar un intercambio de prisioneros por los defensores de Mariúpol, a los que describen como héroes nacionales. Moscú afirma que no se ha llegado a ningún acuerdo para los combatientes, muchos de ellos pertenecientes a una unidad de origen ultraderechista, a la que califica de nazi.
Rusia afirma que más de 50 combatientes heridos fueron trasladados para su tratamiento a un hospital, mientras que otros fueron llevados a una prisión recién reabierta, ambas en ciudades en poder de los separatistas prorrusos. Periodistas de Reuters grabaron a los autobuses que llevan a algunos combatientes capturados a ambos lugares.
El Kremlin afirma que Putin garantizó personalmente el trato humano de los que se rindan. Otros políticos rusos de alto nivel han pedido públicamente que no se les intercambie nunca o, incluso, que se les ejecute.