El presidente francés, Emmanuel Macron, eligió el lunes a la ministra del Trabajo, Elisabeth Borne, como nueva primera ministra de cara a las elecciones legislativas de junio, lo que supone la segunda vez en 30 años que se nombra a una mujer para el cargo.
Antes, el primer ministro Jean Castex presentó su dimisión, allanando el camino para una revisión del gabinete tras la reelección de Macron en abril.
El Presidente francés, que necesita demostrar que ha escuchado las frustraciones de los votantes expresadas en la baja participación y el gran apoyo a la extrema derecha y la extrema izquierda, ha estado buscando un primer ministro con credenciales de política verde y social.
Este perfil podría ayudar a contrarrestar el desafío planteado por el veterano de la izquierda dura Jean-Luc Melenchon, que logró un sólido tercer puesto en las elecciones presidenciales y lidera una amplia coalición de partidos de izquierda en la votación parlamentaria del 12 al 19 de junio.
Borne, de 61 años, será la primera mujer nombrada primera ministra desde que Edith Cresson ocupó brevemente el cargo durante la presidencia del socialista François Mitterrand a principios de los años 90.
Borne, una burócrata de carrera de voz suave que trabajó con numerosos ministros del Partido Socialista antes de unirse al gobierno de Macron, tuvo un breve período como ministra de Medio Ambiente en 2019, cuando impulsó políticas favorables a las bicicletas.
Luego se hizo cargo del Ministerio del Trabajo y supervisó las negociaciones con los sindicatos, que resultaron en un recorte de las prestaciones de desempleo para algunos solicitantes de empleo. Bajo su mandato, el desempleo cayó a su nivel más bajo en 15 años y el desempleo juvenil a su menor nivel en 40 años.
El profundo conocimiento de Borne sobre el funcionamiento del Estado ayudará a Macron a impulsar reformas más difíciles. Se le encomendará la tarea de enfrentarse a los poderosos sindicatos franceses para supervisar su promesa electoral más discutida: el aumento de la edad de jubilación.