ENSAYO
UNA CONVERSACIÓN INFINITA
RAFAEL FELIPE OTERIÑO
(Ediciones del Dock – Buenos Aires)
Este nuevo ensayo de Rafael Felipe Oteriño –en mi opinión uno de los mejores poetas argentinos contemporáneos- reviste más de un aspecto infrecuente en los cultores del género: se trata de una reflexión de casi inédita hondura, comparable, por ejemplo, para citar a un poeta contemporáneo, a Cuestiones y razones, de Alberto Girri.
Asimismo, basta echar un vistazo a su índice para quedar deslumbrados ante la variedad de los temas expuestos, por cierto, de la forma más lúcida y atractiva, en tres partes.
En la primera: “Descubrir la lengua”, “Dificultades de la poesía”, “Hacia una nueva conciencia poética”, “Del hablar en figuras”, “La tarea de aprender y desaprender”, “Portar un paisaje”, “Sobre el verso libre”, “Música del sentir y del inteligir”, entre otros. En la segunda, temas, también, de primer orden, como “El Cementerio Marino de Valéry” y “Encuentro de Czeslaw Milosz”. Y en la tercera, la evocación más generosa, lúcida y conmovedora de Horacio Castillo –autor del inolvidable y visionario “Por un poco más de Luz”-, poeta del que Rafael fue íntimo amigo y que yo tuve la alegría de conocer y frecuentar.
Más allá de su contenido apasionante, maravilla el estilo de Rafael, su abordaje, la manera generosa y expansiva de hacernos partícipes a los lectores de sus más entrañables sabidurías. Y de hacerlo, no con la aridez didáctica de un teórico de la lengua, sino con la fascinación de un gran poeta. Y con esa intimidad tan contagiosa y estimulante con las asignaturas que aborda y comparte, con la magia de un descubrimiento, con la belleza de una revelación: así, temas como “La intercesión de la crítica” o “La provechosa inactualidad de Molinari” nos despiertan una segunda e insospechable lectura, una reminiscencia “acogedora, como un viejo camino” (Neruda).
© LA GACETA
FERNANDO SÁNCHEZ SORONDO