¿Por qué rompieron Jaldo y Alfaro?

¿Por qué rompieron Jaldo y Alfaro?

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El vínculo entre Osvaldo Jaldo y Germán Alfaro es un fantasma recurrente en el oficialismo y la oposición. La relación entre el gobernador y el intendente capitalino es uno de los mitos más reeditados de la política tucumana, con distintos matices dependiendo de la coyuntura. Las versiones que se escucharon en la última década van desde planes conjuntos para levantar o hundir a determinadas figuras y hasta la posibilidad de compartir una fórmula. Todo tomó especial protagonismo desde que ocupan los máximos cargos provinciales en los que se han desempeñado hasta el momento ¿Es realmente un mito? En ambos entornos reconocen que siempre hubo más fantasía que realidad en las especulaciones, pero que estas han servido como una estrategia valiosa para ambos en diferentes contextos.

¿De cuándo data el vínculo? Jaldo y Alfaro habían hecho buenas migas cuando resultaron electos legisladores por la misma bancada, en 1999. Cuentan que el feeling fue inmediato porque encontraron puntos en común: sus orígenes como peronistas de militancia y territorio; sus temperamentos fuertes y la manera de pensar la política. Los vaivenes políticos los fueron alejando y acercando hasta ubicarlos a uno en el oficialismo y al otro en la oposición. La comunicación, mayormente directa, o a veces mediante intermediarios como Alfredo Toscano o Raúl Albarracín, permaneció siempre. Inclusive pudieron mantener la cordialidad durante la dura campaña de 2019, cuando ambos fueron por la reelección como vicegobernador e intendente. Las rispideces entre Juan Manzur y Alfaro fueron entonces fortísimas y el proselitismo mostró su peor cara.

Este año, sin embargo, la relación entró en crisis. Algo cambió. Los cruces públicos han sorprendido a todos y el interrogante es si la distancia será definitiva.

Dos capítulos de un quiebre

La distancia tiene un antecedente clave durante la interna entre Manzur y Jaldo que- entre episodios subterráneos y públicos- se extendió entre 2020 y 2021. En plena pandemia, Manzur y Alfaro se mostraron juntos en distintas actividades oficiales. Fue inédito y en las fotos faltó Jaldo. El “romance” terminó abruptamente cerca de la previa de la campaña de las Primarias y tuvo como punto final el plantón de Manzur y el presidente, Alberto Fernández, a Alfaro el 9 de Julio, cuando estaba prevista una recorrida por la flamante Plaza Independencia.

Cuando la puja Manzur-Jaldo recrudeció, Alfaro permaneció al margen. Ninguno de los actores pudo tener demasiada injerencia en la interna rival porque no tuvieron margen. Cada uno tuvo que atender sus propias pujas, porque fueron competitivas en el justicialismo gobernante y en Juntos por el Cambio (JxC).

El 2022 había comenzado con un diálogo fluido y con la intención de mantener una buena relación institucional. La última conversación entre Jaldo y Alfaro por mensajes de Whatsapp data del 25 de enero. Fue contemporáneo con un encuentro casual en Termas de Río Hondo y con una conversación telefónica. El tema de diálogo en estas oportunidades había sido el incendio en los locales de la feria que funciona en la ex terminal de Ómnibus y cómo solucionar en conjunto la situación. Durante el verano, Jaldo también había expresado públicamente que convocaría al Municipio por la implementación de la tarjeta Sube.

¿Qué pasó después? En los alrededores de los despachos de la Gobernación y la Intendencia coinciden en que hubo una sucesión de hechos que dieron pie a la distancia. En marzo, cuando inauguró el período de sesiones ordinarias del Concejo, Alfaro comentó en su discurso que había pedido una audiencia al gobernador, por el transporte y la ex terminal. La respuesta de la Casa de Gobierno fue que el encuentro podría darse pronto. Una semana después, un temporal azotó la provincia y desde la Ciudad se criticó el estado de los canales. El cuestionamiento cayó pésimo en el Ejecutivo provincial y puso en suspenso la posibilidad.

Luego, jaldismo y alfarismo cruzaron fotos. Jaldo compartió actividades con los otros tres intendentes de JxC (Mariano Campero, Sebastián Salazar y Alejandro Molinuevo). Como contrapartida, Alfaro encabezó un encuentro en sus oficinas con el legislador Ricardo Bussi (Fuerza Republicana). El titular del Partido por la Justicia Social (PJS) criticó después a Jaldo en las distintas plataformas de LA GACETA. En Panorama Tucumano, afirmó que Jaldo “no es el que conoció” y lo tildó de “temeroso” de que Manzur no lo elija como posible sucesor. El gobernador respondió que Alfaro sabe que no es temeroso y que él tomó decisiones partidarias que el intendente jamás se animaría a tomar. Interpretó que los ataques se debían a que Alfaro se veía fuera de la pelea por la gobernación. Tras la foto Alfaro-Bussi, además, un conjunto de dirigentes peronistas se disgustaron con el intendente y migraron hacia el calor jaldista. Todos estos episodios alimentaron el enojo.

En el jaldismo

En el entorno del gobernador creen que Alfaro está en desventaja en relación a otro de los aspirante para la gobernación de JxC, Roberto Sánchez, y que por ello quiere “subirse al ring” de 2023. Sostienen que Jaldo tenía la intención de reunirse con él, al igual que con el resto de los intendentes opositores, pero que las críticas a la gestión molestaron. Interpretan que el jefe del alfarismo tuvo una doble intención al buscar una foto con el tranqueño: enviar un mensaje confuso dentro de JxC y, a la vez, irritar a Manzur. Dicen que Jaldo lo vio venir y que eludió el encuentro. Especulan con que quiere generar la sensación de que es una figura que puede jugar en todos los espacios y que todos pueden llegar a necesitarlo. Afirman que cuentan con encuestas que ubican al capitalino por detrás de Jaldo y Sánchez en la carrera hacia la Casa de Gobierno.

Además, expresan que los problemas por los que debían sentarse a conversar eran del Municipio y que pretendía involucrar a la Provincia.

Argumentan que, como Alfaro conoce bien a Jaldo, las críticas apuntaron a aspectos que iban a generar una respuesta. Entienden que es el capitalino el que está tensando el vínculo, pero admiten que las diferencias son estrictamente políticas y no personales.

En el oficialismo jaldista aseguran que esto sucede porque en el peronismo están discutiendo quién será el segundo en la fórmula y no el primero, como en la oposición. Añaden que pudieron resolver las diferencias el año pasado en las urnas y que, si bien fue desgastante, ahora cuentan con una ventaja sustancial.

Un sector del espacio cree que es un error confrontar con Alfaro, porque implica darle protagonismo y caer en un juego que no los beneficia. Otro, que aborrece a Alfaro, disfruta de que Jaldo al fin se muestre distanciado de él.

Como contrapartida, afirman que Jaldo no presta demasiada atención a este entuerto sino que está totalmente inmiscuido en la gestión y que para ello es clave la relación con Manzur y la Nación. De hecho, adelantaron que tiene un viaje previsto para mitad de semana por gestiones. En paralelo, Jaldo seguirá recorriendo la provincia y encabezando actos en el PJ con dirigentes que en su momento estuvieron más identificados con Manzur. Dan por descontado que es el candidato a gobernador y, de a poco, irán cerrando filas hacia 2023.

En el alfarismo

Entre los cercanos al intendente consideran que las polémicas en torno a Alfaro se dan porque es una figura gravitante y que genera recelo porque suele ser enigmático en relación a sus pasos. Están convencidos de que es Jaldo quien cortó el vínculo institucional, para no tener inconvenientes ni con Manzur ni con dirigentes peronistas de la capital. Asumen que Jaldo no tiene margen para maniobras ni siquiera de gestión. En el alfarismo creen que quizás algunos dirigentes y hasta el propio Manzur podría haber aconsejado a Jaldo de que no recibiera a Alfaro. Reconocen que en la municipalidad siempre molestó que Jaldo nunca evidenciara el buen vínculo que mantenían. De todas maneras, advierten que no hubo un acuerdo con fines electorales ni con Jaldo ni con Manzur sino que los acercamientos fueron estrictamente por conveniencia institucional. De hecho, consignan que, una vez que Jaldo quedó a cargo de la gobernación, la idea era mantener una buena comunicación y trabajo en conjunto. Insisten en que la voluntad política es continuar planteando temas comunes de agenda.

Disienten con la Casa de Gobierno respecto de que Jaldo tendría asegurada su postulación y aseguran que por la incertidumbre se muestra prudente en sus acciones. Afirman que la “tibieza” puede perjudicar a la larga al dirigente, sobre todo puertas adentro. Por el contrario, explican que el intendente está muy bien posicionado y que cuenta con proyección dentro de la oposición.

En 9 de Julio y Lavalle sostienen que el intendente está con la cabeza puesta en su gestión y, en segundo plano, en JxC. Afirman que aún falta tiempo para pensar en las urnas y que en la provincia quedó demostrado que todo puede suceder. Apuntan a que la energía está puesta en las obras públicas y en asuntos de la actualidad de los vecinos, como la inflación y la inseguridad.

Cuentan que a principios de la semana, se dio un paso clave para acortar distancias con el sector que encabezan Sánchez y Campero. Los protagonistas fueron Alfaro y Campero. De acuerdo con dirigentes de las dos partes, tras enrostrarse algunos asuntos pendientes de la campaña, pudieron descongelar la relación. La excusa de la reunión que se hizo en Yerba Buena fueron dos asuntos institucionales: la eliminación de la rotonda de Camino del Perú (el proyecto está en las últimas revisiones y habrá avances esta semana) y la organización del Maratón Independencia. El fin político fue retomar el diálogo. Coincidieron en que todos tienen que estar dentro del espacio para 2023 y que la oposición está ante una posibilidad histórica. Hubo un tema sobre el que no se avanzó y que quedará pendiente: cómo se definirán las postulaciones. En el camperismo evaluaron como muy auspicioso el encuentro y aclararon que la cita estuvo consensuada con Sánchez. El canal quedó abierto.

La relación Jaldo-Alfaro pasa por su peor momento ¿Será un quiebre definitivo? En las dos veredas consideran que no, pero sí hacen una salvedad porque algo cambió: por primera vez ambos aspiran a ocupar el mismo puesto.

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