¿Cambió la forma en que vivimos los tucumanos? Esa sin dudas será una de las respuestas que nos traerá el censo 2022. Hay un dato sorprendente que ya nos anticipa algunas de las transformaciones que venimos transitando: por ejemplo, que la capital se va cada vez más para arriba, a tal punto que casi la mitad de los hogares en San Miguel de Tucumán son departamentos.
El dato surge del precenso de viviendas, que se realizó a fines del año pasado. Es un relevamiento de gran valor estadístico, fundamental para delinear el operativo del censo presencial que se realizará el próximo 18 de mayo.
En este muestreo -que se puede ver en precensodeviviendas.indec.gob.ar- se puso en evidencia un cambio de tendencia sobre el modo de vida de los argentinos. A nivel nacional, reveló que desde el censo 2010 se duplicó el porcentaje que ocupa el ítem departamentos dentro de lo que denominan viviendas de Argentina. En la actualidad, los hogares en departamentos son 15.639.986. El porcentaje pasó de 16,3% en 2010 a 32,3% en 2021.
En Tucumán, lo que más llama la atención del precenso es la capital. Si bien es cierto que en los últimos años los gigantes de cemento vienen ganando protagonismo, ni los urbanistas esperaban estas cifras: el 40,6% de las viviendas son departamentos y un 57,7% son casas particulares. Además, un 0,2%% son inmuebles en countries.
Actualmente, el total de viviendas en San Miguel de Tucumán es de 196.391; el número se incrementó un 24% respecto de 2010. Ese año, se relevaron 148.773 viviendas.
Un 64% más
Cuando se desagrega la información según el tipo de construcción, es posible advertir que en 12 años, la capital sumó 50.798 departamentos. Es la vivienda que mayor aumento tuvo: hay un 64 % más.
Lo que el censo dirá en los próximos días es si este incremento de viviendas en altura fue acompañado o no por un aumento de la población. Algunos datos indican que San Miguel de Tucumán crece en metros cuadrados, pero no lo hace de la misma forma en la cantidad de habitantes.
Una de las dudas, por ejemplo, es si la capital pasó la barrera de los 600.000 habitantes, especialmente después de la pandemia y a raíz de la tendencia de las familias a irse a vivir a lugares alejados del centro.
Las estimaciones indican que la capital ha sido uno de los departamentos tucumanos que menos creció desde el punto de vista demográfico en estos últimos 12 años. Según las proyecciones, además, este censo mostrará una ciudad con más gente viviendo sola, con más viejos y con menos niños.
¿Qué cambió?
Que hayan aumentado los metros cuadrados construidos en departamentos está directamente relacionado con los cambios en la forma de vida actual, explica el urbanista Luis Lobo Chaklián, quien fue subsecretario de Planificación Urbana municipal durante casi dos décadas.
La concepción de familia tipo cambió mucho. Además, hoy hay más hogares unipersonales. En 1991 las personas que residían solas en una vivienda eran el 9% de la población, en 2001 el 11% y en el último censo el 17%. Se estima que, al menos en el centro, ese porcentaje va a superar el 30% este año. Y esto se debe a varias causas. Una es el incremento de la esperanza de vida al nacer. También aumentó la tasa de separación de las parejas, más gente elige la soltería o espera más tiempo para casarse.
Según explica Lobo Chaklián, desde 2006 a 2015 hubo una fuerte explosión en la construcción de edificios. Y también en esos años se modificó la forma en que se diseñaban los departamentos. El 80% de los permisos en el municipio eran para unidades de vivienda de uno o dos ambientes.
Lo curioso fue que mientras más se volteaban casas para levantar construcciones de tres pisos o más en el área central, menos residentes había en ese sector, cuenta el arquitecto. Y da números: mientras que hace unos 10 años había 100.000 habitantes en el microcentro en 2020 esa cifra bajó a 80.000.
“Hubo una fuerte migración de familias hacia residencias de localidades vecinas. Las edificios los eligen para vivir principalmente los solteros o los adultos mayores”, remarca Lobo Chaklián.
Para el experto, que la ciudad haya dejado de crecer desde el punto de vista demográfico no es un dato desalentador mientras que la urbe no pierda la vitalidad que la caracteriza. No obstante, considera que es necesario crear nuevas centralidades que descompriman el microcentro actual. Para eso, opina, será necesario retocar el Código de Planeamiento y dar más ventajas a los constructores en zonas donde hoy hay restricciones en lo relacionado a la altura de los edificios. Por ejemplo, en el sector oeste de la ciudad, en las avenidas Saenz Peña, Mitre, Ejército del Norte, Belgrano, entre otras. “Cuando flexibiliza las normas, se amplían posibilidades y un claro ejemplo de desarrollo en ese sentido es la zona del parque Avellaneda, que creció mucho en los últimos años”, ejemplifica.
Las razones
La proliferación de edificios en Tucumán, al igual que en el país, arrancó después del año 2000. Para la arquitecta Claudia Gómez López, directora del Centro de Estudios del Territorio y Hábitat Popular (Cetyap) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, esto tiene una explicación principalmente económica. Los costos alquilar y de mantener un departamento es menor al que suelen tener las casas.
“También este crecimiento tiene que ver seguro con la construcción de edificios y departamentos pequeños que son los únicos a los que los jóvenes pueden acceder si quieren independizarse”, explica.
Un detalle que aclara Gómez López es que en San Miguel de Tucumán el 61% de los departamentos están en monoblock o edificio. “La vivienda tipo departamento no solo es la que está en edificio, sino que el término es más amplio: se refiere a aquella que comparte el predio con otras, a la que se accede a través de espacios comunes (pasillos, escaleras, vestíbulos interiores, garajes, jardines o patios de uso común), con un único número catastral”, señala.
Pueden ser departamentos en edificio de altura o monoblock, o departamentos tipo casa, alineadas en forma horizontal por lo general, de planta baja y hasta de un piso, conocidas como de “propiedad horizontal o PH”, a las que se accede por una entrada o un pasillo común. “Muchas personas, por falta de acceso al suelo, por ejemplo, construyen en la casa de los padres un departamento. Esta es una línea contemplada en el procrear”, indica.
Lo que está claro, según los urbanistas, es que salvo por algunos huecos y las orillas del río Salí, ya no quedan suelos disponibles para que la ciudad pueda crecer. La opción es irse para arriba. Y evidentemente, según el precenso, la capital no quiere desaprovechar la oportunidad.
En el país
Un cambio que se produjo con la llegada del nuevo milenio
En muchas de las capitales del país la multiplicación de edificios ocurrió después del cambio de milenio.
Según los datos del censo de 1991, el 18,25% de los hogares vivía en departamentos y el 72%, en casas. Luego, en el censo 2001, se relevaron menos departamentos, un 15,87%, y más casas, 77,8%.
Nueve años más tarde, hubo una leve alza de la cantidad de departamentos (16,3%), pero también de las casas (79%).
Ahora, en 2022, sí se vio un salto: el porcentaje de hogares en departamentos subió a 32,3%.
Varias son las razones, según los expertos. Por un lado está la seguridad.
Muchos se sienten más tranquilos viviendo en propiedades horizontales. Por otro lado, está lo económico: alquilar un departamento es más barato que una casa. Y también las nuevas formas de familia y el hecho de que hay más personas viviendo solas.
Las localidades con más hogares tipo departamentos son la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (80%), Usuahia (56%), la capital de Córdoba (45%) y Rosario (44%).
En Tucumán, después de la capital, las localidades con más departamentos son Chicligasta (16%), Tafí Viejo (11,7%) y Yerba Buena (8,2%).
Demografía
¿Por qué la capital se estanca?
El censo de 2010 ya había mostrado algunos signos de lo que está pasando en Tucumán en los últimos años: hay ciudades del área metropolitana cuyas poblaciones han explotado y otras, como San Miguel de Tucumán, que tienden a estancarse.
Hasta no hace mucho la capital se caracterizó por recibir un importante caudal de gente que llegaba desde el interior. Ese fenómeno comenzó a frenarse desde hace dos décadas aproximadamente.
Si repasamos los números, vemos que en 1980 la capital tenía 395.373 habitantes. En 1991 esa cifra pasó a 473.271. Es decir que la población aumentó en un 16%. En 2001 ya había 527.601 (se agregaron 54.336 personas: un 10% más). El censo 2010 mostró que la ciudad había sumado solo 21.259 residentes, menos de la mitad que en la última medición. Con un 4% de incremento demográfico se ubicó entre los departamentos que menos crecieron. En el otro extremo se situaron Lules, Yerba Buena y Tafí Viejo, los distritos que más crecieron.
¿Cómo se explica que una ciudad crezca mucho o poco? “Se explica por un componente natural (los nacimientos y las defunciones) y otro migratorio (la diferencia entre la cantidad de personas que inmigran o emigran) en un territorio dado en un período de tiempo”, explica la demógrafa Nora Jarma.
La profesional investigó la evolución de la población entre el censo 2001 y 2010, por departamentos, y ahí quedó en evidencia que la capital es de los que menos crecen. Hay distintas variables para comprender lo que pasa: los precios del mercado inmobiliario (es más caro comprar una propiedad en la capital), el nivel educativo alcanzado por los jefes de familia (a mayor nivel educativo menor cantidad de hijos), el envejecimiento poblacional y tendencia decreciente de la fecundidad (las mujeres tienen menos hijos), entre otras.