El ministro de Economía, Martín Guzmán, no solo ratificó el rumbo económico sino que respondió, de alguna manera, a los cuestionamientos del kirchnerismo aunque dijo que era un mensaje no solo para los hombres y mujeres del “círculo rojo”, sino también para los propios integrantes de la alianza de gobierno. “Tenemos la convicción de que este es el camino para tranquilizar nuestra economía”, subrayó ayer el jefe de la cartera de Hacienda ante empresarios reunidos en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en el Alvear Palace Hotel, de la ciudad de Buenos Aires.
Según explicó Guzmán, para afianzar la estabilidad “se necesita que el Banco Central acumule más reservas, para anclar expectativas. El crecimiento tiene que ser consistente con la meta de acumulación de reservas. El tipo de cambio se tiene que mover de una forma consistente con la estabilidad de la balanza de pagos”, remarcó.
Al respecto, apuntó que “hay ir convergiendo a cero en las transferencias del Banco Central al Tesoro”, tras lo cual advirtió que eso “no se puede hacer de golpe porque no sería efectivo para reducir la inflación. Ya ocurrió en 2018 y no tuvo éxito”. En lo que se entendió como una respuesta directa a los K, aseguró: “crecimos en 2021, estamos creciendo fuertemente en 2022 y podemos crecer en 2023, pero tenemos que ser racionales”.
En otro tramo de su discurso, Guzmán aseguró que “es fundamental que crezca el poder adquisitivo de los salarios, que siga recuperándose a paso firme”. En esa línea, el ministro indicó que “las políticas de precios e ingresos que acompañan a las de programación económica van en ese objetivo”.
Consultado sobre el nivel de las tasas de interés, expresó que “hay un sendero de normalización de la estructura de tasas para fortalecer la estabilidad cambiaria y desincentivar la dolarización de carteras. Esa es la línea sobre la que se seguirá actuando”.
También, ante el requerimiento de los empresarios, respecto de que si los altos niveles de inflación van a hacer rediseñar las metas acordadas con el FMI, Guzmán explicó que los criterios sobre los que se evalúa el programa no tienen que ver con el índice de precios sino con “la acumulación de reservas, el sendero fiscal y la emisión monetaria”.
Sobre el principal problema de la economía doméstica, la suba de precios, Guzmán señaló que “la clave de cualquier programa para contener la inflación es cambiar las expectativas y tener un programa económico y que sea creíble”. “Al mismo tiempo que se reduce el déficit y la asistencia monetaria del Tesoro, es necesario atacar la problemática de la inflación”, dijo el ministro, y agregó que para eso es fundamental “coordinar expectativas y objetivos”.
Indicó que en la inflación hay dos grandes componentes: “uno es el interno, que se busca atacar” a través de la cuestión fiscal. “Y el otro es el externo; en el mundo hoy el principal problema es la inflación, un mundo donde no había inflación, hoy hay muchos países que tienen inflación de dos dígitos”, agregó.
Según Guzmán, al tema de la inflación “lo vemos con un enfoque que tiene múltiples causas” y que en “la parte externa, cambiaria, la clave de cualquier esquema para atacar la inflación es cambiar las expectativas, es fundamental tener un programa económico no sólo consistente sino que sea creíble”.
“Venimos implementando ese programa, planteamos compromiso absoluto de seguir por esa línea, sobre la base de la convicción de que ese es el camino para tranquilizar la economía”, remarcó. Asimismo, se refirió a la importancia de tener un Estado con un rol macroeconómico que permita que la economía siga transitado un sendero de recuperación y señaló que hay oportunidades a nivel global que se podrán aprovechar mediante el fortalecimiento mutuo del sector público y privado.