Federico Pablo Vacalebre
Economista y profesor de la Universidad del CEMA
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la inflación de marzo fue del 6,7% (el registro oficial más elevado desde abril de 2002, cuando había sido 10,4%). De esta forma, la inflación acumula un 16,1% en el primer trimestre y una suba interanual del orden del 55,1%. La apertura de regulados marco un aumento mensual del 8,4% y la inflación núcleo fue del 6,4%. Asimismo, la partida Alimentos y bebidas no alcohólicas es una de las que más preocupa por su dinámica. Fue la de mayor peso en todas las regiones, con un aumento mensual del 7,2% y una suba interanual del 59,7%. De esta manera, la canasta básica se disparó 7%, con un aumento interanual del 47,3% (una familia necesitó casi $90.000 para no caer debajo de la línea de pobreza). En este contexto, el Banco Central (BCRA) elevó en 250 puntos básicos la tasa de interés de referencia (de 44,5% a 47%). La tasa efectiva anual, aún negativa, quedó en el 58,7%.
Por su parte y con respecto al nivel de actividad, en febrero, se visualizó una recuperación mensual de casi 1,8% (en su medición desestacionalizada), mientras que el avance interanual se posicionó en 9,1%. Según este indicador, la actividad supera los niveles de febrero de 2020 (previo a la pandemia) en un 6,5%, siendo Restaurantes y Hoteles el rubro que mayor incremento interanual tuvo (32%). Por el lado del intercambio comercial, en marzo, el flujo de exportaciones fue de U$S 7.352 millones y el de importaciones de U$S 7.073 millones, alcanzando un superávit en la balanza comercial de U$S 279 millones. Los rubros de exportación con mayores incrementos anuales fueron Combustibles y energía (+118,1%) y Productos primarios (+37%). En marzo, las compras al exterior tuvieron un alza del 33%, respecto al año anterior. Combustibles y lubricantes fue el rubro de importación que más aumentó desde marzo de 2021 (+195,7%), mientras que Vehículos de pasajeros fue el único que mostró una contracción interanual (-1,2%).
Lo cierto es que la inflación, además de haber sido la variación mensual más alta de los últimos 20 años, refleja una considerable dispersión de precios relativos. ¿Qué significa esto? Perder los precios de referencia. Esto se agudiza con distintas medidas en diferentes áreas y sectores, pero sin un programa general y consistente de todas las variables de la economía. En efecto:
1. En el acumulado del primer trimestre del año (que alcanzó el 16,1%), de las 12 divisiones de bienes y servicios que se relevan, 8 tuvieron variaciones que distan en al menos 3 puntos porcentuales del nivel general.
2. Y el tipo de cambio oficial subió solo un 7,5% en los primeros tres meses del 2022, menos de la mitad de la suba del resto de los precios de la economía. En otras palabras, la dinámica inflacionaria se está desacoplando de la dinámica cambiaria.
Dentro de este desigual aumento de precios, los alimentos escalaron un 20,9% en el trimestre. Por ende, se observa una marcada correlación con la canasta básica alimentaria, la cual se incrementó en igual proporción. No obstante, si observamos los aumentos acumulados en los últimos doce meses, encontramos indumentaria escalando un 67,3% (más de 10 puntos porcentuales por encima del promedio) y los restaurantes y hoteles subiendo al 67,8%.
En síntesis, si bien puede que marzo sea el registro el más alto del año, no parecería lógico o esperable una baja considerable de la inflación. El ajuste monetario del BCRA, con una caída de $140.000 millones de la Base Monetaria en el primer trimestre, no va a ser visible en el corto plazo (por el lag -retraso- propio de la variable que es de 12 a 18 meses) y puede que nunca llegue a concretarse si las variables fiscales no evolucionan a la par de las monetarias. Al margen de esto, vemos que:
1.La suba de tasas tiene un límite porque estos incrementos pueden generar expectativas de mayores aumentos de precios futuros, posicionándose como única ancla nominal de corto plazo
2.El principal medio para captar fondos han sido los bonos CER. Y el mercado percibe dificultades en el horizonte macroeconómico, por lo que demanda estos instrumentos indexados que ya totalizan un stock de U$S 71.000, un nuevo estímulo para la emisión futura y posterior inflación
Más allá del programa de Precios Cuidados, las subas en los montos de la Tarjeta Alimentar y el paquete de asistencia social (que suman más presión), se le agrega el efecto del dólar, que se mantuvo relativamente estable hasta marzo, pero en abril acumuló un 3% aproximadamente y profundiza esta tendencia alcista para no quedar atrasado respecto a los niveles acordados con el FMI. Mientras se mantenga la alta inflación, y se consolide el fortalecimiento del dólar por la suba de tasas de la FED y consecuente pérdida de valor de las monedas de la región, mayor será la necesidad de devaluación del peso, con su traspaso a precios.