Desde aquel tristísimo 25 de noviembre de 2020 tantas cosas han pasado con su nombre en el medio, y en su nombre, que las profecías que se hicieron incluso antes de su muerte -esas de una historia que jamás tendrá un final- se están cumpliendo. Una a una.
Este mundo no lo olvidará así nomás a Diego Armando Maradona. Lo seguirá latiendo. Por sus luchas, sus conquistas, sus contradicciones, sus pasiones. Y (después de lo sucedido con la subasta de la camiseta que vistió en el mítico partido ante los ingleses en el Mundial de 1986), por lo que fueron sus posesiones.
526 días después de su última gambeta en vida, queda claro que él nunca se fue. Y que no lo hará jamás. Donde esté, las sigue haciendo, por estas horas ocupando espacios en los medios de comunicación y en las redes sociales.
7.142.500 libras (U$D 9,2 millones). Eso es lo que pagó un postulante no identificado de Emiratos Árabes Unidos en la subasta que Sotheby’s llevó adelante, y que anunció el 6 abril. Esta casa de alta tradición en la materia, mayormente dedicada a obras de arte y demás objetos coleccionables, fue fundada en Inglaterra y hoy tiene sedes en varias de las principales capitales del mundo.
Desde que se anunció que esta épica operación estaba en marcha, hasta la previa tuvo polémica. ¿Cómo podría faltar con Diego ya fallecido, si en vida ello fue parte de su día a día? Dalma Maradona afirmó que no era la camiseta correcta. Que era la que su papá usó en la primera mitad del juego. Sotheby’s recurrió a una empresa llamada Resolution Photomatching para verificar de forma independiente que el inglés tenía la camiseta correcta.
Quien poseía este “sable de San Martín del Siglo XX”, como lo definió el coleccionista argentino de camiseta Marcelo Ordas, era Steve Hodge, el exmediocampista inglés. ¿Por qué la tenía él? Porque intercambió casacas con Maradona después del partido. Desde entonces, le llovieron las ofertas por ella. En 2002, empezó a exhibirse en el Museo Nacional del Fútbol de Manchester. Aun hoy, en la página oficial de esta atracción imprescindible para los aficionados del fútbol, se la sigue anunciando como una de sus joyas.
Como si fuera un final de partido de campeonato, los últimos minutos de la subasta fueron un ida y vuelta. Ordas viajó a Londres para intentar quedársela. Consiguió apoyo de la mismísima Asociación del Fútbol Argentino (su presidente, Claudio “Chiqui” Tapia se lamentó por la oportunidad perdida en Twitter), de Gerard Piqué (el emblemático jugador de Barcelona) y de un grupo de empresarios. “Es parte de nuestra genética como argentino: no dar por perdido nada hasta último momento. Esta armadura tiene que estar en casa”, dijo. Estuvo a 17 segundos de ganar la puja, con una oferta de U$D 7,5 millones. “Nadie hizo más feliz a los argentinos en sus 212 años de vida que el hombre que vistió esta armadura en 1986”, tuiteó Ordas, a poco de perder la subasta. Quiso la prenda inmortalizada con la “Mano de Dios” y el “Gol del siglo”. El dinero no le alcanzó.
Por la camiseta de los goles de nombres propios se rompieron récords. Ahora se convirtió en la más cara de todos los tiempos. Y con ello, como hace un poco de más de 35 años, volvió a hacer historia.
DETALLES
En qué condiciones estaba
“La camiseta está en buenas condiciones generales consistentes con el uso intensivo, la transpiración y la actividad atlética. Ligero deshilachado en el dobladillo en la parte inferior delantera de la camisa y manchas menores en todas partes”. Así se podía leer en la descripción que Sotheby’s hizo sobre la especial prenda que estaba puesta en subasta.
La marca anterior
El récord vigente en matertia de subastas de este tipo era de una camiseta de los Yankees de Nueva York, que había sido usada por el mítico beisbolista Babe Ruth. Según los datos histórico, la utilizó entre 1928 y 1930. En una subasta efectuada el 15 de junio de 2019 se vendió en U$S 5,64 millones, por lo que era la pieza de colección deportiva más cara jamás vendida.
Más millones en oferta
La subasta de la camiseta de Maradona se produce apenas un mes después de que un postor anónimo gastara U$S 5,5 millones en la subasta de los palos que usó Tiger Woods para ganar los cuatro Majors entre 2000 y 2001. Según fuentes del mundo de los recuerdos deportivos, se espera un mayor auge en la demanda de camisetas, concretamente de fútbol, durante los próximos meses.