Opositores tucumanos, a poner las barbas en remojo. Eso es básicamente lo que el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, les transmitió a los adversario políticos del oficialismo en Tucumán al apuntar que los comicios provinciales de 2023 se harán en junio. Es la rápida lectura política a hacer fronteras adentro, ya que más profundamente la intención del Gobierno provincial tiene relevancia y repercusión en el plano nacional por la situación que atraviesa la administración de Alberto Fernández. Ni siquiera su compañera de fórmula, la vicepresidenta, Cristina Fernández, cree que el Frente de Todos vaya a tener suerte en la elección del año próximo. De tal manera que la especulación por estas horas es qué distritos gobernados por el peronismo adelantarán los comicios respecto de los nacionales para despegarse de los eventuales efectos negativos de la gestión de los Fernández. Por más que la ex jefa de Estado trate de fijar diferencias con el Presidente, es igual de responsable de la gestión oficialista.
Jaldo, con el anuncio de ayer puso a Tucumán en ese escenario crítico, en el nacional: como una de las primeras, sino la primera provincia del PJ que resuelve adelantar los comicios. La lectura es inevitable: se aparta de la gestión nacional y del presunto arrastre electoral adverso. También será inevitable las miradas sospechosas hacia el jefe de Gabinete, Juan Manzur: Se pondrá en foco a causa del adelantamiento, más que nada porque estaría revelando que ni siquiera él, el “amigo” de Alberto, cree que al Frente de Todos le irá bien en los comicios del 23. Así lo interpretarán los mandatarios del peronismo, los funcionarios del gabinete nacional y hasta los opositores en todo el país. Juntos por el Cambio no dejará pasar la ocasión de apuntar que “hasta ni Manzur le cree al Presidente”.
Todo suma para la campaña electoral, y lo que es una decisión apuntada a acorralar a los opositores de Tucumán en un proceso electoral a corto plazo, bien se puede convertir en un dolor de cabeza sorpresivo para el poder central. Se desconfían entre ellos. Advirtiendo esta situación es que ayer mismo, desde la Casa Rosada salieron a tratar de contrarrestar cualquier especulación que los perjudique al sostener que Tucumán ya votó en esa época y que no hay legislación que obligue a atar los comicios provinciales a los nacionales.
Manzur deberá salir a dar explicaciones públicas y sostener el anticipo de Jaldo; porque negarlo implicaría entrar en crisis otra vez con el tranqueño. De alguna manera, si es que no lo resolvió con Jaldo, quedó entrampado en la resolución de repetir los comicios provinciales en junio, como pasó en 2019. Si lo ratifica despejará las dudas sobre la buena sintonía que mantiene con Jaldo; sin embargo, será observado con recelo en el Gobierno nacional, especialmente entre los albertistas.
Seguramente la decisión tucumana servirá de acicate para que algunas provincias peronistas se animen y resuelvan anticipadamente despegarse de las votaciones nacionales, primarias y generales. Si la provincia de Manzur, el jefe de Gabinete, lo hizo, porqué no otras. Es la mejor excusa para el resto de los mandatarios justicialistas; ya tienen a quién imitar.
¿Qué dijo puntualmente Jaldo? “En 2019 hemos votado en junio y creo que la fecha, hasta aquí, será junio. En nuestro espacio político vamos a respetar eso (porque) no tenemos otra alternativa, otra opción, y tampoco está en la agenda del Gobierno ni del Partido Justicialista modificar esa fecha”, dijo en “Buen día”, el noticiero de LG Play. Y acotó: “no voy a opinar de otros espacios, porque son ellos quienes se tienen que ordenar, pero les diría que se apuren un poquito porque ya les queda poco tiempo”. Como para que quede claro que les deja poco margen a los opositores para definir un candidato a gobernador. Una definición que traerá aparejada otra lectura interna en el PJ local: ¿está ya acordado que Jaldo será el postulante del oficialismo? Jaldo ya está lanzado. Esta decisión se enmarca en esa línea.